domingo, 26 de marzo de 2017

POSTPRODUCCIÓN_25


               Estimado señor Sarduy;
      El ordenador en el que le estoy escribiendo todavía me domina. Pero será por poco tiempo. Dicho esto como excusa de introducción, vea usted el motivo de la presente, que diría un clásico popular.
      Un amigo común, Leopoldo Alas, me ha facilitado su dirección y me ha recomendado, encarecidamente, que le haga llegar una copia de mi novela “Operación Vídeo”.
      Como autor primerizo que soy, comprenderá usted la importancia que tiene el asunto: es decir, poca. A pesar de eso, mi ilusión es mucha. Y tampoco quiero ocultarle que, dependiendo de la publicación o no de la novela, voy a plantear de nuevo mi futuro profesional.
      También por consejo de Polo, he hecho llegar una copia a Fulanito de Tal de la Editorial Tal.
      Si usted puede dedicarle un mínimo de atención a las ochenta páginas que le envío, y hacerme llegar su opinión sobre la posibilidad de publicación, cuente de antemano con mi sincero agradecimiento.
      Le envío saludos de Polo y quedo a la espera de sus noticias.


                Estimado señor Sarduy:
      Me dirijo a usted por consejo de un amigo común: Leopoldo Alas.
      El motivo, como ya ha podido comprobar, es enviarle este primer mecanoscrito de mi novela “Operación Vídeo”. Y el fin del envío, también obvio para usted, recabar su opinión respecto a la misma y las posibilidades de publicación.
      Siguiendo de nuevo el consejo de Leopoldo, he hecho llegar una copia a Fulanito de tal de la editorial tal de Málaga.
      Si desea hacerme llegar sus comentario, hágalo, por favor, a la siguiente dirección: ……………
      Le envío cordiales saludos de Polo y quedo a la espera de sus noticias.


Sr. D. Severo Sarduy
Calle La que Sea, n.º X
P A R I S - 7 -


      Estimado señor Sarduy: créame en mi vida he escrito muchas cartas. Por oficio y por afición. Esta que ahora escribo es de las más difíciles. Voy ya por el tercer intento y no acabo de ver el final.
Antes de seguir debo aclarar que me dirijo a usted, no por las buenas, o porque si, sino por consejo y guía de un amigo común que me facilita su dirección. Leopoldo Alas.

sábado, 25 de marzo de 2017

PINTADA VISTA EN MELILLA


POSTPRODUCCIÓN_24


      Por supuesto, al final se descubre que todo es un falso montaje urdido por el Consejo Supremo de la Literatura, que es la fachada tras la que se esconde el Conde de Saint Eco. Y si la lógica es lo tuyo, lector, en pura lógica, apaga y vete, que tu novela se ha terminado.

      Veo que, en contra de mi consejo sigues ahí, empecinado en encontrarle un final a ésto. Pues bien, tú te lo has ganado. Antes del verdadero final, antes de volver a la segunda parte de L. A., voy a darte el final sin fin. La historia interminable. Quizás te parezca fantástica, pero no lo será tanto si piensas que la televisión me aburre muchísimo más desde que empezó esta historia. Y eso no es nada fantástico, sino todo lo contrario. Es de un ramplón que asusta, pero es verdad. Es un hecho palmario que abona la tesis de unos cuantos extremistas. Pon atención porque después de ésta ya no hay más. Esta es la última y definitiva propuesta. Sostienen los que menos tienen, que escribir es una batalla. Para ellos, Operación Vídeo es una novela río, una novela culebrón, una sola, enorme novela que abarca toda la vida. Victoria o muerte es el lema de esos fanáticos de san ramón maría del valle inclán, que se reúnen en una taberna del Callejón del Gato, la de los espejos, no; otra. Y comulgan con cañas y patatas bravas. Así, lo que has leído y estás leyendo, es sólo una primera entrega. La ínfima parte de la verdadera novela. Por eso, león insaciable, no cierres tus fauces. No trates de sacarle el regusto al bocado. Ya ves que es comestible y no hace daño. Relamete con tu enorme lenguaza. Paseala por las fauces peludas. Y espera un nuevo bocado. Y el próximo, y el de más allá. Espera. Yo te los daré. Uno por uno, para que no te atragantes. Y te los daré variados, y con distintos guisos. Te lo prometo. Pero Espera. Espera. Por hoy no puedo decirte nada más. ¿No te parecen suficientes cinco finales?

      Ya he dicho que L. A., estuvo encantador. Fue una comida de lo más agradable. Desde el principio, acaparó la conversación y nos introdujo en sus cuitas familiares, con tal gracia y ligereza, que ni nos dimos cuenta de estar en el centro del drama. La voz ronca, las manos en continuo movimiento, el flequillo chulesco, la cara afilada y granujienta, como de eterno adolescente. L. F., había visto un día a Miguel Hernández. Era camarero camarero en el bar que hay debajo de la agencia. Yo aquel día vi a Federico García-Lorca. Por supuesto que exagero. Pero imagino el clímax que era capaz de esparcir a su alrededor Federico, y digo que era el mismo que L. A., expandió por aquella mesa, la tarde de verano que nos reunimos por primera vez. Hablamos poco de la obra y mucho de su familia, pero dijo que le había gustado. Le parecía un delirio. Y no sé si por asociación de ideas o porque lo traía ya pensado, me dijo que debía enviársela a Severo Sarduy. Y me dió una dirección en París. L. A., escritor de familia de escritor. Poeta, articulista, conocido y conocedor de la inteligentza. Hombre con varios enanos, San Isidro de los renglones, L.A., no sólo me dio la dirección de Severo Sarduy sino también me proporcionó la dirección de una editorial de Málaga y me animó encarecidamente a remitir los folios y citar su nombre como referencia. Así mismo, como está, es publicable. Además ahora las editoriales andan como locas buscando nombres nuevos. No pude reprimirme. Cuando nos despedimos le di dos besos. Seguro que a L. F., le extrañó, pero también estoy seguro que a L. A., le pareció una forma muy adecuada de darle las gracias.

      El asunto entraba en una cuenta atrás irreversible. Como quien no ha hecho otra cosa en su vida, me puse a escribir cartas. Y sin embargo, tanta duda, tanta vacilación, me estaban diciendo que no iba por el buen camino. Algo dentro de mí sabía que aquellas cartas no llegarían a publicarse.

viernes, 24 de marzo de 2017

POSTPRODUCCIÓN_23


      La segunda propuesta conocida, mantiene la tesis del soliloquio. Arriesgada pero plausible. Exige una segunda lectura del libro. Exige, lector, que te mentalices. Ponte en situación. El autor regresa del entierro de su madre. Vuelve a la vieja casa familiar, que hace años que no pisa. Los recuerdos le asaltan y tu te saltas el segundo capítulo. El tercero es un viejo cuaderno encontrado, como no, en el fondo de un baúl en la buhardilla. El capítulo cuarto es una regresión a su mundo habitual en la ciudad. Y el quinto la foto de la prima Angélica. Ya puedes empezar a releer. La novela está servida, señor. Y cuando acabe, no olvide el señor regresar aquí y comenzar a leer el párrafo siguiente que contiene, como no podía ser menos, una nueva propuesta de novela, desconocida ésta para el lector, que se verá arrastrado a su lectura en forma violenta e ineludible, en cuanto acabe de leer este párrafo que le ha dejado con la lengua fuera.

      Dedicada a A.H., y seguidores, que no andan faltos de verdad, sino de fe. Corta todo lo que no sea autobiografía y referencia de realidad inmediata. Preproducción y postproducción son aposturas y apostillas. Vergüenza me da decirlo, pero es así. Tú puedes tomártelo como te dé la gana, pero no hay más que eso. Recuerdos y periódicos. Y ganas de pasarlo bien. Si alguna vez se te ha pasado por la cabeza escribir una novela, toma tu referencia con lo que has leído y concluye que tú puedes hacerlo mejor. No hay duda. A la vista de lo que hay, cualquiera con dos dedos de frente puede ser escritor. No lo dudes, chaval, te prometí un camino iniciático, y aquí lo tienes. Agarra algo que escriba y algo donde escribir. Ponte a ello. Para ti acaba Operación Vídeo y empieza El-sábado-que-nunca-se-acaba. Que así sea.

      No creo que a estas alturas, con tres propuestas de novela en firme y lo que queda, que no es poco, el Editor tenga dudas. Esta novela da mucho de si. Sí, claro, porque es de un calvo. Pues si es calvo, lo tiene claro. Mucho. Sí, esta novela da mucho de si. Tanto que hay quien mantiene, vaya usted a saber por qué, que Operación Vídeo es una novela hermética. Claro, las veladas alusiones al nominal de la flor que sale del capullo de rosa, y las ausencias de Bembos y Abulafias, son datos que lo demuestran. Si se buscan con decisión y claridad de ideas, con una lógica de fraile medieval, con la fría determinación de un investigador de tesis doctoral, si se buscan así, entonces está claro que aparecen. Faltaría plus. ¡Cómo iban a poder resistirse esas débiles claves a la metódica escrutación de un sicolingüista cenital! Todo clarito y sobre la mesa. Con sus implicaciones y ramificaciones. Las influencias, plagios y tergiversaciones. Todo a la luz de lo oculto. Todo bajo el manto de Trismegistófeles. Vayamos por partes. El Método es el Método. Capítulo Primero. Sentido homenaje a la leyenda de San Proust de la Magdalena. Pero en corto y sintético. Abreviado para despistar. Capítulo Segundo. Nombre Clave: Jaimón de Irlanda. Filenames: James Rolls-Joyce, la biblia de la prensa en sus distintas secciones, vistas por un publictario, lejos de Dublín y olvidado de los Dublinesers. Operación de transvase de lenguajes, cómic y vídeo. Capítulo Tercero. Bajo la doble advocación de Machado y W. Withman. Homenaje encubierto a todos los poetas emboscados en los concursos de provincias. Capítulo Cuarto. Con mucho el más difícil y desdibujado. Homenaje a Cervantes que también se metió en camisa de once varas. Las once varas son símbolo inequívoco de los pinceles a los que se refiere el capítulo. Nuevos experimentos de lenguaje vídeo. Y el quinto y último, es una apología de la gran serpiente cósmica. La grande y dulce anguila de mazapán que se presenta con nombres de mujer.

martes, 21 de marzo de 2017

POSTPRODUCCIÓN_22


      Escribir es un compromiso. ¡Y lo digo yo, que apenas lo he probado! Pero preguntar a Sir Cela por su cuarto oscuro. Escribir es un brete del que nunca se sabe cómo se va a salir, ni siquiera si se va a poder salir. Digo escribir como podría decir pintar, o hacer fotos, o cine, o vídeo, o música o cualquier otra cosa en la que un proceso de creación se ponga en marcha. Porque una vez que se ha puesto en marcha impone sus propias normas, dicta sus leyes y caprichos con igual autoridad y se convierte en la misma clase de monstruo que la mujer que amamos. Es más plasta que la familia, más grosera que el jefe y más tacaña que la empresa. Más tirana que una abuela paralítica, más frígida que una chacha del Opus y más tenaz que la propia sombra. A cuaquier sitio donde vayas, irá contigo. La llevas dentro de ti. Es indejable. Y lo más grave es que no sabes bien qué es ni en qué consiste. ¿Es un capricho? ¿Es un vicio de Salicio? ¿Es un prurito egocentrista, una huída de la vida, una necesidad profunda de que los demás nos reconozcan y aprecien, una carencia afectiva, una vocación profunda, un destino ineludible, un sueño imposible, una aventura loca, una vía de realización, un camino de Itaca, una profesión, o es la vida misma que entra por los poros y sale por la punta de los dedos? ¿Y cual es el propósito, el destino final de todo ésto? ¿Durará mucho o será pasajero? ¿Gustará, o se quedará en agua de borrajas? Me temo que al Editor no le van a gustar nada estas preguntas. Va a pensar que son un pésimo síntoma de inmadurez. Que no tema el ínclito. Mario Alfares lleva casi veinte años ganándose la vida con esto de escribir. Y le pagan bien. Por eso precisamente tienen sentido las preguntas. Porque no son suyas. Son las preguntas eternas que todo acto de creación concita. Son la señal inequívoca de que estamos en el buen camino. Ahora sólo faltan las respuestas.


      El-sábado-que-nunca-se-acaba se ha hecho extensivo a toda la semana. Digo con Krae que no distingo el lunes del domingo. En esta sala oscura sólo parpadean las luces de los monitores. Incansables pasan una y otra vez las secuencias. Autoreverse/reverse. Rewind y Forward. Pero choose yourself. Ya te hemos adelantado dos versiones en firme. 
Rememberemos:
La primera propuesta sostiene que Operación Vídeo se gestó en el Café Gijón. El autor declara que fue allí a escuchar conversaciones de las mesas vecinas, aunque con preferencia por una en la que tenían su tertulia diferentes personajes que van desfilando a lo largo de la obra. El autor se habría limitado a recoger las conversaciones, montándolas a su gusto y manera, entremezclándolas con las lecturas que se veía obligado a fingir mientras escuchaba. Sólo tiene un error subsanable esta lectura. En la preproducción no se incluye para nada un Café Gijón. Ve a la Preproducción e inclúyelo, lector. Acabas de terminar tu novela.