El río Cuerpo de Hombre discurre al sur de Salamanca hasta desembocar en un afluente del Tajo.
Pocas veces el nacimiento de un río es un punto de referencia paisajístico tan marcado como sucede con el Cuerpo de Hombre, asociado siempre a las cumbres nevadas de la Sierra de Béjar, donde, hasta bien avanzado el estío, el hielo se conserva en numerosos neveros resguardados de los cálidos vientos del sur. A 2.280 metros de altitud tiene su nacimiento en Hoya Moros, en las Charcas de Venerofrío, donde se encuentra el único paisaje glacial de la provincia salmantina.
Tras la pesquera Batuecas (el salto de la fábrica “Rafael Díaz”), se puede seguir fácilmente el curso del río y ver las viejas naves textiles a través de una senda habilitada por el ayuntamiento de Béjar. Pero el interés de la ruta no se debe sólo la arqueología industrial; otros lugares merecen también una parada. Es el caso de las estructuras creadas por los ingenieros para el ferrocarril a finales del siglo XIX: el puente, un túnel de 372 metros que atraviesa la roca granítica en la que se asienta la ciudad (terminado en 1891) y otro de menores dimensiones (178 metros), situado en la otra orilla del río Cuerpo de Hombre. A continuación, se encuentra el histórico Puente de San Albín, con su espectacular arco gótico, que tiene unas dimensiones de diecisiete metros de luz y una altura similar sobre el tablero.
Siguiendo el curso del río en estos parajes se pueden encontrar muy distintos comportamientos del agua. Unos naturales y otros propiciados por la mano del hombre. Esos diferentes comportamientos del agua, hasta doce, quedan recogidos en este vídeo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario