Cuando se piensa en la calle de Alcalá de Madrid, normalmente se piensa en sus primeros tramos, todos muy céntricos, y con una arquitectura, cuando menos, aparatosa. Edificios oficiales, palacios, sedes bancarias, ... Cuando la calle se aleja del centro, comienzan a parecer los edificios de viviendas populares, incluso humildes, y algunos vestigios de cuando esta calle era vía pecuaria y camino de herradura.
Y cuando ya la calle se acerca a los límites del casco urbano, aparecen solares vacíos y vallados, casas humildes y algún que otro parterre florecido en Otoño a pesar de su proximidad al tráfico rodado y la contaminación consecuente.
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