martes, 18 de febrero de 2014

SÁBADO AGRIDULCE.


 Tenía ganas de ver los dibujos-cosidos de Ana Pérez Pereda, de los que sólo había visto unas reproducciones, así que fui a la Sala de la Lonja, en la Casa del Reloj de Madrid, donde está la exposición de los premios Gregorio Prieto, de los que Ana Pérez ha conseguido el 2º.
Primero me sorprendió su pequeño, muy pequeño, tamaño. Luego que la forma original de presentación consiste en unas cajas de madera con la parte superior acristalada, mientras que en la sala están colgadas y extendidas las piezas de tela sobre la que están "cosidos" los dibujos. Indudablemente me vino a la cabeza el recuerdo de Rosemarie Trockel, y tal vez por eso mismo la decepción ante el formato.
Conocí hace ya años a Ana Pérez Pereda y siempre me pareció que su trabajo era inteligente y elegante. Sigo pensando lo mismo, pero creo que esta vez el trabajo merecía o necesitaba mayor tamaño, más ambición.
Junto a las piezas había un monitor de vídeo apagado. Pensé que en el monitor se podría ver cómo cosía sus dibujos Ana Pérez. Pregunté a la vigilante de sala si podría encender el monitor. No tenía ni idea y tampoco el más mínimo interés. Un ejemplo de lo que un funcionario no debe ser.

 Ya que estaba al lado del Matadero (¡Qué horror de nombre!) entré a ver el último trabajo de Cristina Lucas que se exhibe en la ¿sucursal? ¿franquicia? de la galería de Juana de Aizpuru, es decir en el espacio Abierto por Obras, donde van exponiendo los artistas de la galería.
El trabajo de Cristina Lucas se llama "ES CAPITAL" y está creado específicamente para este espacio, según la hoja informativa, pero es muy claro que puede ser exhibido en cualquier otro espacio que tenga las dimensiones adecuadas. Quiero decir que, excepto el tamaño de los monitores, no hay nada que lo haga específico para "Abierto por obras".
El trabajo trata el tema desde diferentes ángulos. La parte que más me interesó es la llamada Plusvalía. Investiga sobre el valor actual del manuscrito de El Capital que escribió Karl Marx y junto a un vídeo en pequeño formato, con una entrevista al director de la fundación que se ocupa del legado de Marx, hay reproducciones de las hojas del manuscrito que podrían ser leídas por el público si no estuviesen en una zona no iluminada. (¿Contexto específico?) También hay dos curiosas fotografías de gran tamaño que muestran el interior de la cámara donde el Banco de España guarda su reserva de oro. Conociendo el precio del oro y sabiendo el peso de cada lingote, es fácil saber a cuanto asciende el valor monetario de la reserva española. Y por el espacio que ocupan los lingotes dentro de la cámara es fácil saber que no disponemos de mucha reserva.
En la parte del trabajo llamada Capitalismo filosófico se muestran, en pantallas de gran tamaño, entrevistas con personas de muy diferentes sectores empresariales. No me interesó lo más mínimo. Todos sabemos de sobra lo que opina la patronal sobre el mercado, sus mecanismos, sus beneficios y su necesidad social.
La parte más aparatosa de toda la exhibición es la llamada El superbien común, que es aparatosamente publicitaria. Por concepto y por realización. Si los artistas se han quejado del apropiacionismo que la publicidad practica con respecto al arte, ahora serán los publicitarios quienes podrán quejarse de un apropiacionismo inverso.
Pero lo que más me llamó la atención es que los modelos de todas estas fotografías son orientales. (¿chinos?) Pensé en la posibilidad de que las Aizpuru-Lucas estuviesen planificando un acercamiento a los nuevos ricos chinos. Es bien sabido que también ellos lavan su dinero comprando arte.
Por supuesto las realizaciones de todo lo exhibido son de gran nivel técnico, como es normal en la publicidad. En cuanto a los contenidos tengo que decir que se mueven en la misma ambigüedad que los trabajos de su compañero, no sólo de galería, Fernando Sánchez-Castillo. Pero ya sabemos que la no ideología es la más terrible de las ideologías. Recordemos aquello de "Haga usted como yo: no se meta en política". Franco dixit.
 Por último para aprovechar el viaje, me pasé por Intermediae para ver los vídeos que Fernando Baena presenta allí. No se si con otras personas hace lo mismo, pero cuando Fernando B. me invita a ver alguno de sus trabajos, lo hace como apuntándome con una pistola. De forma que el hecho de no verlo puede ser considerado por el artista como una ofensa. En fin, ...
El caso es que el sábado 15 de febrero de 2014 el espacio de Intermediae estaba tomado por el vecindario del barrio que aprovechaba la tarde jugando al pin-pong y/o dejando que sus niños correteasen a sus anchas toquiteando aquí y allá. Tal vez por eso, sólo tal vez, tres de los monitores no funcionaban. Otros, tal vez por ser originales, sólo tal vez, están colocados a buena altura sobre las cabezas, lo que obliga a mirarlos forzando el cuello. Al sonido se accede mediante los auriculares que no todos los monitores tienen. Pude escuchar, sin auriculares, como en un grupo de personas reunidas junto a una verja que no logré identificar, alguien leía el relato de alguna atrocidad que había ocurrido en ese lugar.
En otro monitor un encapuchado en plástico negro soporta un cartel en el que se puede leer, cito de memoria, "Bajo por la Gran Vía sorteando cadáveres". El encapuchado está en una de las salidas de la Plaza Mayor. Vi también a Marianela con una vestimenta blanca y una lámpara encendida en la mano, cruzar una bocacalle primero y subida a una columna, en una posición que recordaba vagamente a alguien atado a un poste. Bajo ella una pareja de panzudos enmascarados fingen besarse. En otro monitor un personaje lanza, desde un alto balcón, comida para las palomas. Se ve al personaje realizar la acción desde dentro de la habitación y, en contraplano, desde fuera. También vi a un personaje en un restaurante vacío comer de un plato en el que no llegué a distinguir si lo que había era arros negre o alguna otra materia negra. En el siguiente monitor Pepe Murciego se empeña, con gran seriedad, en encender cerillas una tarde-noche de mucho viento. ¿Una metáfora del arte? Tal vez, sólo tal vez. Lo último que recuerdo haber visto es a Los Torreznos bajo el viaducto caminando de una forma que quiere ser cómica. ¿otra alegoría? Tal vez, sólo tal vez.
Con un sabor de boca más agrio que dulce, volví a casa para terminar la noche del sábado con un "vaso de bon vino", que me borrase el malsabor de la tarde.

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