sábado, 1 de marzo de 2014

EL CINE DE AKI KAURISMÄKI



Con ese título de "El cine de Aki Kaurimäki" se está proyectando en el MNCA Reina Sofía de Madrid un ciclo de películas del director finlandés. Hoy se ha proyectado "Crimen y castigo".
Hacía tiempo que no veía una película de Kaurismäki y ya había olvidado lo tristes que son sus películas. Sin que se pueda decir muy bien por qué, hay como un velo de tristeza contagiosa que se extiende desde la pantalla hasta el patio de butacas.
Desde luego los argumentos en los que se basa en muchos casos, "Macbeth", o este mismo basado (muy libremente) en la famosa obra de Dostoyevski, no son un dechado de alegría, pero creo que también hay algo de la idosincrasia finlandesa que impregna la película de seriedad y tristeza.
Desde un amor que comienza con una bofetada y muere, en la sala de visitas de un penal, sin haber siquiera llegado a concretarse en un beso. Es un amor serio, distante y respetuoso aunque pueda ocultar una pasión imposible. Hasta la continua presencia del alcohol como compañero inseparable de las tristezas y frustraciones de los personajes (los masculinos). Todos, antes o después, solos o acompañados, consumen alcohol.
Pasando por unos escenarios y una dirección de arte que retrata una ciudad bastante más pobre y "avejentada" de lo que podía ser la Helsinki de 1983 que es cuando se rodó la película.
Si en la novela original la lucha interior del protagonista tiene una fuerte carga religiosa, acorde a los tiempos y el país en que se desarrolla la historia, en la visión de Kaurismäki el conflicto interior es mas bien producto de un cierto desequilibrio. La primera definición del protagonista que da a la policía la chica que lo ha visto en el lugar del crimen, es la de "Alguien que está ausente. Como un enfermo en un manicomio o algo así." No he podido por menos que preguntarme qué opinaría el psicoanálisis de este conflicto. ¿Qué pensaría Freud? ¿Qué pensaría Lacan? ¿La lucha interior, la conciencia, es la voz de un "super yo" que ha asumido completamente los valores del "ello"? ¿Es la conciencia un síntoma o una enfermedad? Y la ética, ¿es también un depresor capaz de ausentarnos de nosotros mismos?
Evidentemente no tengo respuestas para eso. Y creo que las de un psiquiatra no pasarían de ser una opinión más, sin mas autoridad ni fundamento que las de cualquiera de nosotros.
Así nos deja Kaurismäki: tristes y llenos de preguntas sin respuesta. Pero esa es su gran aportación a nuestra cultura y a nuestra psique.

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