lunes, 22 de diciembre de 2014

LUCIANO FABRO SIN CAL NI ARENA

Hasta el 12 de abril de 2015 estará abierta la exposición de Luciano Fabro en el Palacio de Velázquez del Parque del Retiro de Madrid que es, como se sabe, una extensión del Museo Reina Sofía.
Cuando se entra al recinto, la primera impresión es de un arte industrial y minimalista. Las piezas que se ofrecen a la vista están situadas a gran altura en las paredes y están realizadas con materiales metálicos o similares, en cualquier caso productos industriales.
Pero, a medida que se va avanzando en las salas de la exposición, van apareciendo piezas realizadas con el material clásico de la escultura, el mármol. Y, como en la escultura clásica, se juega a hacer de las piezas una imitación de la realidad, en la que el material usado no parece que sea el que es, sino otro. Por cierto, también de corte industrial. 
Estamos pues ante el trabajo de un artista que no puede definirse como minimalista, porque muchas de sus piezas juegan al trampantojo. A ser lo que no son.
Lo de industrial se mantiene ya que muchas de las piezas están realizadas con materiales propiamente industriales aunque no sofisticados: tiras metálicas y de plástico, estructuras de construcción de estanterías para almacenaje, cristales parcialmente esmerilados, tubos y alambres de cobre, de acero cromado, ... 
 En la hoja informativa de la exposición se incluye a Luciano Fabro (Turín, 1936 - Milán, 2007) entre los artistas del llamado "Arte Póvera". Pero habría que poner en cuestión esa afirmación. Es cierto que en muchas de sus obras el material no es sofisticado, pero no es menos cierto que siempre es procedente de la industria. En toda la exposición sólo hay dos piezas que incluyan materiales naturales como la madera (secciones de ramas sin desbastar) y la harina -si es que podemos llamar a la harina natural-. Falta, y se nota mucho, en el póvera de Fabro, la conexión con la naturaleza y el rechazo de la obra de arte como objeto caro. Dice la Wikipedia que el póvera es un arte "cuyos creadores utilizan materiales considerados 'pobres', de muy fácil obtención, como madera, hojas o rocas, vajilla, placas de plomo o cristal, vegetales, telas, carbón o arcilla, o también materiales de desecho y, por lo tanto, carentes de valor." 
 Pero en muchas de las obras expuestas en el Palacio de Velázquez hay un uso ostentoso del mármol como material caro y clásico. Hay incluso una escultura realista de un cuerpo yacente, tapado con ropas de cama y, aparentemente sin cabeza, realizado en mármol. He visto a varias personas tocar una de las esquinas de la supuesta cama, para cerciorarse de que, efectivamente, es mármol. Un completo "trompe l'oeil" que, por si fuera poco, parece producido industrialmente.

Así pues, Luciano Fabro no es, como sus trabajos, lo que parece. No es minimalista ni póvera. Ni cal ni arena. Pero eso sí, es industrial. Y muy inteligente; y brillante en algunas de sus propuestas, como las intervenciones espaciales que provoca con sus juegos de cristal.
 Trabajos muy recomendables para ver, al paso, una mañana de domingo, soleada y de finales de diciembre. Un paseo agradable.



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