viernes, 10 de julio de 2015

MARAVILLA, EMOCIONA, EMPACHA Y CABREA.

"Constelaciones de lo intangible". Fotografías de Luis González Palma en el Espacio de la Fundación Telefónica en Madrid. Y estará hasta el 18 de octubre. Hay tiempo para verla y recorrer el tránsito que, a medida que se va viendo la exposición, conduce de la maravilla al empacho y de la emoción al cabreo.
Y es que lo que empieza siendo una relectura de la fotografía de hace un siglo -de hecho parece que se ha entrado en el gabinete de un fotógrafo de principios del XX- pasando luego por una fase buñuelesca de revólveres-crucifijo en formato instalación, para deambular después por las hojas de pan de oro y los "trucos" ópticos de los reflejos curvos que nos dicen que hay muchas imágenes en una imagen, lo que corroboran las dobleces en los papeles de arroz, para llegar a la incorporación de elementos minimalistas sobre el soporte fotográfico que, junto con los hilos, vuelven a constituir una huida de la bidimensionalidad para llegar de nuevo a la instalación. 


 Y de nuevo jugar con el soporte, esta vez en lienzo de pintor y las injecciones de tinta y acrílico y los papeles de pan de oro y los gruesos marcos barrocos y ... No importa lo que se ha fotografiado. Importa cómo se ha fotografiado pero, sobre todo, como se expone.  

 Aquí el cabreo ya colma el vaso cuando el comisario de la exposición, en el tríptico de la sala, dice que "Su obra está recubierta por una sinfonía de soluciones formales que son, en sus palabras (las de LGP), "un intento de darle cuerpo a los fantasmas que gobiernan las relaciones personales, las jerarquías religiosas, la política y la vida". Vamos, que de a poco, Luis González Palma arregla definitivamente el mundo con sus inventos expositivos. Amén.

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