jueves, 3 de septiembre de 2015

LAS REVOLUCIONES.

 De niño leí una fábula de un filósofo griego: decía que tenía unos amigos, sus mejores amigos, a los que llamaba cuando quería, los despedía cuando quería y que ellos nunca se enfadaban. También que siempre le decían lo mismo, que no eran volubles ni cambiaban de opinión. Como es bien sabido esos amigos eran los libros y si las dos primera afirmaciones son muy ciertas, la última no lo es tanto. El verano, como época de relecturas, nos lo demuestra: libros que en su momento leímos y nos dijeron una cosa, hoy, pasados muchos años, nos dicen otras cosas, o muchas más cosas de que las que entonces nos dijeron.
Es lo que me ha pasado con el libro de Jacques Godechot. Leí este libro mediados los años setenta del siglo pasado cuando comenzaba a estudiar sociología y debo decir que me pareció un tocho de libro, academicista, saturado de bibliografía y redundante. Nada mas lejos de la realidad. Es una lección de historiografía y un aporte monumental de datos y puntos de vista.

"Las revoluciones" estudia y describe la Revolución con mayúsculas. La Revolución Francesa de 1789. Y demuestra que no es una, sino muchas. Que comenzó en los años 30 del SXVIII y termina entrado el SXIX. Con sus antecedentes y sus consecuencias. ¡Qué lejos de esa idea simplista que hemos tenido durante tanto tiempo en el que veíamos la revolución como un momento puntual de la historia, breve, y de eclosión política!

Hacia el final del libro hay un resumen que merece la pena reproducir: "La revolución fue, pues, total. Alcanzó a todos los dominios de la actividad humana. Es difícil e incluso temerario establecer un orden jerárquico entre estas diversas formas de revolución. Todas tuvieron repercusiones unas sobre otras. Sin embargo, parece cierto que la revolución agrícola permitió la revolución demográfica, y que ésta, a su vez, provocó un nuevo desarrollo de la revolución agrícola. Asimismo, la revolución económica y el desarrollo de la burguesía capitalista tuvieron como consecuencia la revolución política y la revolución industrial. Una y otra dieron un nuevo impulso al capitalismo. En cuanto a la revolución social, estaba sólo en sus comienzos. La revolución de Occidente, en el siglo XVIII, caracterizose, en este ámbito, por la abolición legal del régimen "feudal", del cual quedan sólo vestigios gracias a un ensayo tímido y restringido de redistribución de tierras y algunas anticipaciones socializantes."
Después llegó Napoleón, con su golpe de estado, su "imperio" y sus guerras.

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