viernes, 13 de noviembre de 2015

ERRORES Y SERENDIPIA.

Hace unos meses vi una fotografía muy parecida a esta. Era una cabeza con el cuello alargado y no supe descubrir cómo había sido hecho el trucaje. Hace dos días, en una proyección de cortos en la Sala Berlanga de Madrid, el proyector tuvo un problema y la imagen quedó congelada como se ve. ¡Eureka! El error de la máquina era el autor de la estupenda distorsión. Y como el error se repitió un par de veces, me dio tiempo a hacer una foto y aclarar cual había sido el origen de la primera fotografía que tanto me había extrañado. Está muy claro: sólo de los errores se aprende.

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