Antesdeayer fui a ver un espectáculo que no lo es. Asistí en CentroCentroCibeles (¡Qué redundante es el PP!) a la convocatoria de una performance con motivo de la inauguración del evento MADATAC. La performance (que no acción) se celebraba en el auditorio situado en los bajos del edificio del Ayuntamiento y en los espacios adyacentes había ya varias piezas de las que se compone la muestra-evento. Entre esas piezas llaman la atención tres "artilugios" en los que un tradicional y bien antiguo mecanismo de relojería, con sus engranajes tradicionales, sirve de peana a un soporte de imágenes digital. Las piezas llevan por título y referencia los chakras hindúes, reforzando así el forzado maridaje de lo antiguo y lo moderno.
En otro espacio se presenta una proyección de vídeo sobre una pared en la que una imágen de ordenador, con la proyección girada verticalmente, adopta la forma irregular del espacio. Por casualidad crucé por delante del proyector y vi que la "tecnoclogía avanzada" con la que se consigue el efecto es, ni mas ni menos que cinta adhesiva opaca colocada en el cañón del proyector.
Finalmente comenzó la performance. En el escenario, sobre una pantalla blanca se proyecta una toma en macro de zonas de piel humana en las que se distinguen los nacimientos del vello. En el suelo, delante de la pantalla, un saco elástico y opaco pero en el que se reconoce perfectamente un cuerpo humano que, poco a poco comienza a moverse. El sonido son latidos de un corazón pero duplicados y/o mezclados con retardo.
El desarrollo es lento y el sonido va complementándose con sonidos de ondas electromagnéticas generadas y manipuladas. La persona que hay dentro del saco finalmente sale, tiene la cara oculta pero acaba rompiendo lo que la oculta y vemos que es una mujer morena, vestida de blanco, que se sienta sobre sus talones y hace gestos de disgusto ¿?. Ostensiblemente respira, pero sus movimientos no se corresponden con el sonido (¿nuevo delay?). Luego recoge un par de elementos tecnológicos conectados a un ordenador portátil que se coloca como anillos en dos dedos de la mano izquierda. El sonido cambia y "debemos" suponer que lo hace en función del movimiento de estos artilugios. Pero no está claro y el sonido sigue siendo de ondas generadas. Luego la performer incorpora un nuevo artilugio que en este caso fija en la palma de su mano izquierda y, supuestamente, también modifica el sonido. Aproximadamente a los treinta minutos el ¿espectáculo? termina.
A continuación sale el organizador del evento que dice que si no hemos entendido lo que ha pasado es porque no sabemos, que hay que conocer esto de las tecnologías avanzadas que trabajan en el terreno de lo posthumano y con los latidos del corazón. Después presenta el programa de los tres días siguientes y nos invita a tomar una copa de cava (semiseco, para más inri.)
Una nota final: el artista madrileño C.F., en el año dos mil, ya trabajaba con los sonidos del corazón amplificados y conocía la tecnología para hacerlo. El mismo artista, en 2006, hizo una proyeccción en directo de una filmación en vídeo de su torso con la cámara "pegada" a la piel. Hace ya 16 y 10 años respectivamente.
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