Hace
no menos de doce años que Lorena Méndez y Fernando Fuentes, ambos
mexicanos, crearon La Lleca
en el DF, mas concretamente en la cárcel más poblada de la ciudad
de México.
Desde
entonces han hecho su trabajo en esa y otras cárceles, en centros de
menores, con prostitutas y otros marginados, con mujeres maltratadas,
… Un trabajo consecuente, consistente y eficaz.
Su
metodología de trabajo es sencilla y directa. Basándose en la
performance como herrarmienta inicial que permite contacto
y movimiento, consiguen borrar la distancia sicológica y el rechazo
inicial de los participantes en sus grupos de trabajo, hasta
llevarles a participar en un proceso que les conducirá a una mayor
autoconciencia y autodominio. Autoconciencia y autodominio que habrán
de servirles cuando salgan a la calle. Hay que señalar que, sin
estadísticas, el nivel de reincidencia es bajo.
Lorena
Méndez, que ya desde hace años dirige La Lleca en solitario,
defiende la “artisticidad” de su trabajo y, en la mejor tradición
del arte activista, defiende la necesidad de
una toma de conciencia -y por tanto de posicionamiento- por parte del
arte. Reivindica un arte público que se inserta en lo social de
manera profunda partiendo de lo personal e intimo, de lo afectivo y
lo espritual.
Sinceramente hay que felicitar a Lorena y a todes cuantes han pasado por La Lleca a lo largo de estos años. Artistas, pero ¡qúe lejos del "cubo blanco"! ¡ y qué inmersión en la vida!
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