jueves, 8 de noviembre de 2012

DON JOSE BUITRAGO

Hace algunos años conocí a Pepe Buitrago y a su mujer. Desde entonces tengo con ellos, para mi menoscabo, una amistad superficial, basada en encuentros esporádicos con motivo de alguna exposición o alguna performance. También he visto un par de exposiciones suyas, una de ellas en la EFTI, y conozco su especialización en la holografía, esa técnica que siendo ya no tan nueva, sigue siendo una desconocida. Probablemente por su dificultad de realización y de exhibición.
Hoy, en un nuevo espacio que ha abierto en Lavapiés, en la calle Buenavista número 39, y que se llama "Espacio B", he conocido a Don José Buitrago.

He podido apreciar varios trabajos de Don José. Primero un vídeo que él mismo, con esa contundente humildad que, a mi modo de ver le caracteriza, me ha enseñado. Es una pantalla dividida en franjas horizontales de igual tamaño, positivo/negativo, blanco/azul, que contienen (y digo contienen porque la imagen que se percibe está inscrita, fragmento a fragmento, sobre esas franjas independientes) contienen, digo, dos figuras hombre/mujer, fundidas, superpuestas, ensambladas, machihembradas, o no sé como decir, que van girando sobre sí mismas y sin moverse de la vertical. En la parte superior de la pantalla aparecen pequeños textos, a veces sólo una o dos palabras, mientras las barras horizontales van desapareciendo una a una, desde la superior hacia abajo, dejando el resto de la pantalla en negro.

Una de las frases me sorprendió: "Lo invisible no es oscuro ni peligroso, es transparente." Algo tranquilizador e inquietante al tiempo, porque está describiendo una realidad, "lo invisible", que por su transparencia se nos escapa.

Cuando le comenté que me parecía un trabajo laborioso, Don José, sencillamente, me explicó que habían sido unos diez años de trabajo. Un trabajo que comenzó en fotografías en papel, luego diapositivas, luego fotocopias, luego digitalización, luego pasado al ordenador y finalmente trabajado en vídeo. Una investigación sobre lo que vamos perdiendo en cada transformación y en el discurrir del tiempo. La pieza, con todo, es de una aparente sencillez y de una limpieza notable.

El Espacio B es un espacio pequeño y su distribución recuerda la del antiguo Centro de Arte Moderno, por sus dos plantas y la escalera interior que las une. El vídeo está proyectandose en loop en la planta de abajo. Arriba, unas diez/doce personas hemos asistido a la presentación hecha por uno de los dos (hombre/mujer) responsables del espacio. Luego alguien, que se ha acusado de desmembrar el libro, ha presentado un vídeo en el que se ven, de dos en dos, enfrentadas, las páginas de un libro titulado S.XX y fechado en Londres en 1999, al tiempo que se oye una delicada creación musical con muy buenas dosis de contemporaneidad y el autor del vídeo y de la música recita (mejor decir lée, porque no hay ninguna inflexión declamatoria) los textos que aparecen en las páginas del libro.

Me gustan las piezas en las que la estética va más allá de sí misma. Y Siglo XX es una de ellas. Cada página, o mejor, cada doble página, ha sido intervenida primero pintando de blanco el texto pero dejando algunas palabras sin cubrir. Luego esa superficie ha sido pintada, normalmente cada una de las páginas con diferente color y textura, mientras las palabras que se han respetado siguen siendo visibles. Son las mismas palabras que hemos oído recitar antes y que forman frases sueltas que también pueden entenderse como unidas y consecutivas. Esa sucesión de palabras habla de las palabras, del tiempo, de la vida, de la duda, ... Son como mínimos fragmentos de un proceso interior que nos muestran un cerebro pensante, inquisidor, expresivo ("la vida es relativa"), sin mención de persona, ni del tu ni del yo, ni del nosotros o los otros. Un pensamiento cortado y cortante del que se desprende una actitud no dudosa, sino "dudadora". Sistemáticamente dudadora. Pero también exenta de angustia. 

La pintura, la pintura que cubre las hojas del libro, es una sabia mezcla de campos de color con un deje expresionista/intimista y un marcado minimalismo. Todo claro, sencillo, que no simple, donde las formas que, a veces se han dibujado, no llegan a tener un excesivo protagonismo, que, a lo largo de las páginas, se le deja al color.

Terminado el muy correcto montaje del vídeo, Julio César -siento no recordar el apellido- doctor en estética y algunas cosas más ha hecho un repaso de la obra de Don José Buitrago, desde el año 1979 hasta hoy. Nos ha mostrado sus primeras obras pictóricas, cercanas al futurismo pictórico por su búsqueda de la expresión del movimiento. No lo ha dicho el historiador, pero parecen óleos sobre tela. Una de esas obras ha sido pintada por el revés del cuadro, con el bastidor tamibén pintado y formando parte de la obra. Hay hacia 1982 un cambio radical que coincide con su estancia en Londres y entonces produce unas piezas de alto contraste. Son telas sobre chapas de hierro/acero?, alguna de ellas de gran tamaño (2,11x3,10) y en las que ya se vá definiendo la aparición del libro, abierto, y listo para ser intervenido. 


Después el conferenciante ha hablado de la Beca Fulbright que permitió a Don José vivir en Estados Unidos y también de su interés por Oriente, habiendo estado en Corea del Sur y en Japón, con motivo de sendas exposiciones. De estos viajes deduce el doctor en estética que la poética del Don José Buitrago es cercana al Koan oriental que consiste en preguntas de repuesta abierta donde lo que se pone en juego es el proceso mental de quien debe responder. También nos muestra algunas piezas donde la holografía es la protagonista junto con los juegos simétricos. Instalaciones e intervenciones en espacios públicos, como una enorme cremallera que ha instalado en dos espacios, o como la hecha para el aeropuerto de Ciudad Real (recuerdo en ese momento una propuesta hecha para intervenir con holografía el espacio expositivo exterior de la Tate Modern Gallery), y finalmente nos habla de algunas piezas "no venales" en las que la creatividad de Don José vuelve a brillar. Un carrete fotográfico pintado "frame-by-frame" con el motivo de la cremallera, alguna pieza encantdora de mail-art, las piezas que prepara para sus exposiciones, seriadas y numeradas, una intervención sobre un pequeño juguete circular, de 1999, a propósito del miedo al apagón informático del 2000 y que consta de una doble visión ON/OF. También un pequeño libro que actuando como un kinetoscopio al pasar las páginas, es un trasunto del de Siglo XXI que acabamos de ver.


Termina la presentación con un pequeño diálogo entre el conferenciante, Don José y alguno de los asistentes a propósito de la conceptualidad o no de la obra, sobre las escaleras que son un tema recurrente del que el conferenciante dice que las escaleras son siempre para subir, aunque acabamos de ver una obra holográfica en la que una escalera de tijera es subida y bajada y vuelta a subir y bajar por el artista y que me hace recordar la tesis doctoral de un joven comisario que se titulaba "La escalera da a la Nada", escrita sobre la obra de Cirlot. Los gestores del espacio sacan unas botellas de vino y bien que se merece un brindis en su honor Don José Buitrago:
 Por la sencillez de su persona, por la continua inquisición de su proceso mental/poético, por su estupenda estética, y por la consistencia de todo su trabajo. ¡Va por usted Don José!

No hay comentarios: