Parece que el Patio de Martín de los Heros, en Madrid, se está consolidando como el espacio en el que recalan los artistas de acción que pasan por Madrid en su deambular europeo.
Fausto Gracia es un hombre joven, menudo, que no pequeño, y con unas gafas muy grandes. Viste de negro riguroso como acostumbran a hacer muchos performers. En su caso, la excepción son los cordones de sus botas que son rojos. Botas y cordones que aparecen en el cartel de convocatoria de la acción.
La acción elástica de Fausto Gracia comenzó en la parte más cercana al exterior del espacio y nos llevó hasta la parte más interior. Comenzó Fausto sentado en una silla metálica, también negra, que fue arrastrando a través del espacio, atravesó la zona de patio abierto y terminó en la sala interior. Resaltar que, durante el recorrido, el sonido de la silla fue la nota predominante.
el brazo izquierdo que, levantó permaneciendo así breves momentos.
Luego, con cierto esfuerzo, tiró de un extremo del fieltro hasta que lo rompió y dejó que permaneciera una parte en su brazo y otra caída en el suelo.
Se agachó en el centro del espacio y, con cierto misterio, tapándo el material con las manos, comenzó a soplar una cánula hasta que "fabricó" un globo transparente y elástico de un material más resistente que una pompa de jabón, aunque con el mismo aspecto, pero menos consistente que un globo inflable.
Una vez conseguido el tamaño adecuado del globo/pompa, comenzó a elevarlo a base de soplidos y fue recorriendo el espacio persiguiendo al globo con sus soplidos. Es una imagen frecuente en las acciones de Fausto Gracia. Y cuando comienza a ser un deja vu es cuando en realidad comienza la acción. La acción de llevar el material hasta sus límites, al tiempo que su propio esfuerzo llega también hasta un punto extremo. Esta extensión de la acción le lleva de una parte a otra del espacio, a veces hacia arriba y a veces hasta el suelo. El globo sube y baja hasta que, al fin, se rompe en dos trozos. Y Fausto continúa persiguiendo los restos del material, soplando y soplando para mantenerlos en el aire o romperlos. El material se rompe. El material se escuda en los rincones o en las zonas ocupadas de las paredes. Y Fausto sigue soplando. Finalmente el trozo restante se adhiere a la pared a una altura inalcanzable. Fausto abandona el espacio y los asistentes entendemos que la acción elástica ha llegado al final. Una acción que son tres, en función de los materiales y espacios utilizados: silla/suelos, botas/cordón, globo/aire.
Atrás quedaron las botas atadas al cordón, en medio de la sala, la silla y los restos del globo, como mudos testigos de una prueba de resistencia.
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