!OOOOOOOH! ¡AAAAAAH! ¡HALAAAAA!
Es lo que más se oye al entrar una tarde de sábado en la antigua cámara frigorífica del Mercado de Legazpi (El Mercamadrid de mediados del siglo pasado), también llamada "Abierto por obras" en el ahora llamado Matadero-Madrid. Las exclamaciones son de un público variopinto -familiar las más de las veces- que se ha acercado a dar un paseo por la zona y entran a ver la instalación que EUGENIO AMPUDIA tiene en ese oscuro espacio.
La instalación juega con esa oscuridad al incluir pocas luces situadas en los laterales de las columnas que dan directamente hacia el centro del espacio. Este espacio ha sido cubierto con una corta capa de agua ennegrecida, lo que añade oscuridad y, de paso, refleja las luces, las columnas y el techo con sus vigas entrecruzadas.
Trompe l'oeil barato pero efectista, ya que el agua oscurecida y el reflejo dan la sensación de profundidad y más oscuridad de la que realmente existe.
En las columnas de las esquinas del espacio hay unas cajas contenedoras de unas tarjetas en las que, letras blancas sobre fondo negro, puede leerse:
"EUGENIO AMPUDIA CADA PALABRA ES COMO UNA INNECESARIA MANCHA EN EL SILENCIO Y EN LA NADA
ABIERTO X OBRAS, MATADERO MADRID
HASTA EL 17 DE MAYO DE 2015"
Debajo puede leerse el mismo texto en inglés. Y en el reverso, letras negras sobre fondo blanco:
"PARA ACTIVAR ESTA OBRA LLAMA AL
+34 657 529 016
(LLAMADA GRATUITA)"
Debajo figura la traducción al inglés.
Si se llama al teléfono indicado, no pasa nada. Se vuelve a llamar y sigue sin pasar nada. Se insiste en la llamada, por si acaso, pero... nada de nada. Finalmente se continua el paseo por la pasarela lateral y al llegar al fondo se nota que algunas gotas, caídas de no se sabe donde, han provocado pequeñas ondas concéntricas que rápidamente desaparecen. Sigue el paseo y, más adelante, vuelve a caer un chorrito que vuelve a provocar una pequeña onda concéntrica. Se llega entonces a la conclusión de que esa es la activación de la obra que producen las llamadas telefónicas. OOOOOOH!
Y a pesar del título pomposo, esta nada, nadea. Vacía, oscura, sin contenido alguno excepto su vaciedad y su oscuridad, recuerda el primer edificio de cierta altura que se construyó en la ciudad de León; cuando los aldeanos de los pueblos de alrededor llegaban a la ciudad y veían el edificio decían ¡coño! y así quedó bautizado el edificio, como "La Casa el ¡Coño!".
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