21.09.2015 // 09.30h …………………………………………………………………......
Sobre el enorme jardín del Palacio Imperial de Verano, dos parapentes con motor cruzan el cielo con publicidad y ruido. Mas poesía cutre. …………………………………………………….....................
Para ellas, de adolescentes a maduras, el negro -de arriba a abajo- es el color elegante. No se si de temporada, pero se ve mucho. Las cohetadas, frecuentes por las mañanas, indican boda. .………………………………………………...........................
Para entrar al recinto del Palacio Imperial de Verano la gente utiliza tarjetas magnéticas y, además, la lectura de la huella digital. Desde la entrada se puede ver en el interior cientos de personas moviéndose con esas coreografías a las que son tan aficionados. Estos textos podrían llamarse “Flaneríes chineses”. En un cartel a la entrada del Palacio, entre otras cosas, se prohíbe escupir!! ………………………………………………………....................
Sobre el enorme jardín del Palacio Imperial de Verano, dos parapentes con motor cruzan el cielo con publicidad y ruido. Mas poesía cutre. …………………………………………………….....................
Para ellas, de adolescentes a maduras, el negro -de arriba a abajo- es el color elegante. No se si de temporada, pero se ve mucho. Las cohetadas, frecuentes por las mañanas, indican boda. .………………………………………………...........................
Para entrar al recinto del Palacio Imperial de Verano la gente utiliza tarjetas magnéticas y, además, la lectura de la huella digital. Desde la entrada se puede ver en el interior cientos de personas moviéndose con esas coreografías a las que son tan aficionados. Estos textos podrían llamarse “Flaneríes chineses”. En un cartel a la entrada del Palacio, entre otras cosas, se prohíbe escupir!! ………………………………………………………....................
Hijo único, hijo gordo. Como en todos los países pobres, estar
gordo es símbolo de riqueza. A pesar de la política del hijo único
se ven muchísimos niños (ellos) de edad preescolar con sus madres o
abuelas absolutamente pendientes de
ellos. .……………………………………………………………...........
Toda
la mañana, a la entrada del lugar turístico por excelencia de
Chengde, han pasado miles de personas. No he visto ningún occidental
ni africano. Escribo la primera
postal
de la serie “Dejar
huella”:
Hola desde España. La dejo junto al árbol en el que he estado
apoyado, sentado en el paseo a la entrada del recinto del Palacio. He
caminado un par o tres de kilómetros hasta el extremo Norte del
recinto. Allí hay una torre
de 10 plantas,
octogonal, con estupendas puertas y contraventanas de madera, todas
cerradas. Es una construcción antigua muy bien conservada. En cada
uno de los aleros angulares de cada planta, hay una pequeña campana.
Cada una afinada en un tono diferente. Se ha levantado una ligera
brisa y las campanas de las plantas superiores suenan. Las campanas
tienen un cable que lleva al interior de la torre. ¿Serán tiradores
para hacerlas sonar tipo Llorenç Barber? Las campanas mas altas
suenan mas agudas y viceversa. Así, por el sonido de la torre se
puede decir la fuerza del viento. En una zona (¿privatizada? ¿en
alquiler?) junto a la torre hay una convención de profesionales de
bodas. Todos los ricos son horteras, pero aquí, como son nuevos
ricos y todavía no han perdido “el pelo de la dehesa”, que dicen
en Salamanca, se nota mucho mas. Se compran coches grandes,
todoterreno, negros, con los cristales ahumados, como los coches
oficiales y de la policía. Suele conducir un hombre joven y gordo.
El viento sopla ligero. Suenan las campanas y caen las hojas de los
árboles. Ayer comenzó el
otoño. ……………………………………………………………….........
Escribo
la segunda
postal
de la serie “Dejar huella”. La primera no duró ni cinco minutos
donde la dejé. Una mujer de la limpieza, directamente con la escoba
la ha metido en la basura.
Espero que a la segunda le vaya mejor. Hoy el día está nieblo-nublo
y me explico por qué en la pintura china tradicional los paisajes
siempre tienen niebla. Si le sumamos la contaminación, aunque aquí
no sea tanta como en Beijing o Chengdu, es lógico que a las 5 de la
tarde sea casi noche y tenga que encender las luces de la habitación
en la que escribo. …………………………………………………………..................
EL EFECTO DEL LARGO VIAJE ME HA PROVOCADO UN DESCUADRE DE FECHAS Y
TIEMPOS, POR ESO EL TEXTO QUE SIGUE CORRESPONDE A DOS DÍAS ANTES.
“Acción
Habitación” El domingo
20.09.2015 amaneció un buen día. Con nubes altas pero claro. Mi
principal preocupación entonces era buscar un alojamiento barato
para el mes y medio que me queda de estar aquí. Quería encontrar
una habitación en casa de una familia para, además, poder cocinar
algunos días y también para hablar con los de la casa y practicar
un poco el idioma. Sin saber muy bien qué hacer fui a la entrada de
unos bloques altísimos de viviendas situados frente al hotel. Era
temprano, sobre las nueve, y la gente entraba y salía del recinto
que, como la mayoría de los grupos de viviendas que he visto,
tienen el acceso cerrado con verjas metálicas accesibles con tarjeta
magnética. Las torres son de reciente construcción y eso me hizo
pensar que con baño incorporado. Pensé que estaría bien que
alguien tuviese una habitación vacía y quisiese alquilarla. Como ya
conozco el entorno, me vendría muy bien. Ahora, fuera, el viento ha
aumentado y ha comenzado a tronar y a llover.
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En
el mismo cuaderno en el que escribo estas notas escribí
en chino: “Quiero alquilar una habitación por un mes. ¿Tienes
una?” Al principio la gente pasaba sin mas. Luego, poco a poco,
fueron mirando el texto que vi cómo silabeaban y entendían porque
me miraban, decían que no y seguían su camino. Salía y entraba la
gente endomingada. De todas las edades y pertenecientes, según creo,
a las clases medias. Algunos incluso me pedían confirmación: “¿Una
habitación?” “¿Un mes?” Pero seguían su camino. En todo caso
no tuve que esperar mucho: unas dos horas. Un chico y una chica a los
que había visto al entrar al recinto salieron y, tras una difícil
conversación, con la mediación del móvil del chico que tiene una
app de traducción por voz inglés-chino y una muy breve conversación
con otra voz femenina, entendí que cerca de allí había una
habitación disponible y que podía ir a verla, que la pareja me
acompañaría. Cruzamos la calle, pararon un taxi y en menos de cinco
minutos estábamos en la “calle de atrás” de una de las
céntricas calles comerciales. Allí salió a esperarnos la chica
joven con la que hablé por teléfono que pagó el taxi y despidió a
la pareja. Con ella nos dirigimos al lugar que está situado como en
una tercera planta-terraza tras dos tramos largos de escaleras
exteriores, el segundo de los cuales, metálico
y herrumbroso. Hay un pequeño patio abierto, con algunos sitios
para sentarse y lo que luego comprendí que era un tablón de
anuncios. Un hombre y una mujer mayores también me reciben y
saludan. Hay una como casa baja con siete u ocho puertas alineada
haciendo pasillo con el pretil del patio-terraza. Abren una de esas
puertas y hay un minúsculo espacio al que se abren tres puertas.
Cada una de ellas cerrada con un candado vulgar. Puertas y paredes
desconchadas. Abren las tres puertas y me invitan a ver y elegir una
de las habitaciones. Cada habitación tiene
una ventana y encajada de parte a parte una
cama dura. No hay silla ni mesa ni armario, pero hay un hueco
empotrado en la pared con una televisión. Salimos y en el patio me
enseñan un hueco ínfimo donde apenas cabe la persona que está de
pies dentro. Es la cocina. Dentro de otro espacio más grande y mejor
acondicionado, que es la casa de los dueños, junto a la entrada,
está el váter, aseo y ducha china, es decir no hay plato de ducha
sino que es un suelo inclinado con un agujero. Si hay taza de váter.
La gente es amable y sencilla, pero el conjunto es decepcionante. Me
hacen sentar en el patio y hablamos del precio después de
reconfirmar que sería un mes. Me piden mil yuanes. A bote pronto me
parece una exageración. Pido disculpas y salgo huyendo. Como conozco
la ruta del autobús n.º 1 y se que pasa por algunas zonas con
bloques de viviendas, tomo un autobús dirección Noroeste y me bajo
en la zona mas poblada que veo. Hay una calle empinada con bloques
bajos de 3-4 plantas. Parecen bloques de gente obrera. Al final de la
cuesta hay hay una mujer endomingada y muy maquillada que me sonríe,
lee el texto que he escrito y me dice por señas que ella no tiene
habitación. Al momento llega otra mujer de mediana edad, muy bajita
y vestida de negro. Lee mi anuncio, me pregunta algo muy rápidamente
y luego sigue hablando. Me pregunta mas y entiendo que quiere saber
cuantas personas. Le digo que una y ella rápidamente llama por
teléfono. Después de su conversación señala uno de los bloques y
me dice, rápidamente, algo que no entiendo. Me pide el cuaderno,
escribe algo que no entiendo y me pide 120 yuanes por día. ¡Son
casi cuatro veces lo de la habitación anterior! Digo que no y de
nuevo vuelve a hablar por teléfono. De nuevo
escribe algo de lo que entiendo que hay un lugar pequeño para
una persona. El precio por día son 80 yuanes. ¡Mas del doble que la
primera habitación! Me pregunta (o entiendo que) cuánto quiero
pagar. Yo estoy dispuesto a regatear y empiezo muy bajo. Le digo que
300, pero es tan bajo que ni siquiera me da opción. Me devuelve el
cuaderno y se marcha rezongando.
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Desde las cinco de la tarde no ha parado de llover con fuerza. He
salido a cenar a las seis y media y las aceras están llenas de agua
encharcada. O en esta ciudad llueve poco o están muy mal preparados
para la lluvia. Deduzco que llueve poco porque desde la ventana de mi
habitación se ven azoteas planas y, en general, los edificios no
antiguos no tienen tejado a dos aguas, sino
azotea. …………………………………………………………….............
Tras el segundo intento de encontrar habitación fui a comer y luego
cambié de rumbo. De nuevo en el autobús nº 1, esta vez rumbo al
Sureste. Econtré una zona, al final casco urbano, con una gran
urbanización de torres de mas de veinte pisos.
Escribí un nuevo texto, incluyendo “… habitación barata!”
y esperé. Aproximadamente una hora después una chica joven me
señaló un tablón de anuncios a la entrada del recinto. Había
hasta cuatro hojas tamaño folio impresas por ordenador que
anunciaban habitaciones para alquilar y un número de teléfono para
contactar. Esperé una hora más, por si acaso y como no hubo mas
respuesta me volví a la ciudad y me plantee la situación. Contactar
por teléfono, para mi, es una tarea imposible. Porque no manejo lo
suficiente el idioma y porque mi teléfono aquí, por culpa del
roaming ¿? me ha dejado sin
datos y sólo me permite llamadas de emergencia. Por otra parte,
vistos los precios que me pedían en la zona Noroeste, aparentemente
mas humilde, los de aquí, aunque está más alejado del centro, no
deben ser menores. Recalculo entonces el primer precio de mil
yuanes/mes= 33 yuanes/día= entre 140 y 160€/mes, es decir unos
5,5€/día. La habitación es cutre, pero es céntrica. Y el precio
es muy aceptable. Mañana lunes iré a a confirmar la reserva y el
miércoles haré el traslado. Cayó la noche del domingo y me fui a
dormir con la tranquilidad de haber resuelto casi satisfactoriamente
el problema del alojamiento. XX
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