jueves, 19 de noviembre de 2015

ZONA DE CONFORT / CUADERNO DE CHENGDE_11



27.09.2015 Domingo 11h.
Un recuerdo especial para A.M.O. El día 27.09.1975 fue un día especial para nosotros. ¡Hace 40 años! Mindfulness. Otro día estupendo de cielo azul. Algunas nubes altas y blancas corren el cielo hacia el Noreste. He salido del hostel a las 09h. He andado unos doce km y, después de un buen rodeo, estoy sentado a la puerta de un gran templo ¿El Potala? No se si es porque el templo es grande y famoso, porque es domingo o porque hoy se celebra el festival del Medio Otoño, el caso es que la explanada exterior está llena de gente. Y continúan saliendo del interior. También debe ser el templo más folclórico: guardando la salida hay dos hombres “disfrazados” de chinos. Hablando de tradiciones, hoy se comen unos dulces típicos que llaman “galletas de la luna” -El festival se celebra en luna llena-. Sin saberlo, el otro día compré una de esas galletas que son pequeñas tartaletas rellenas de nueces y lo que me parecieron higos secos. También a la salida del templo, imagino que para un descanso, las que parecen ser vigilantes o cuidadoras. Son mujeres vestidas con el tradicional “quibao” (chibao). Cerca de la entrada al templo puedo distinguir cientos de puestos de venta. Aquí, a la salida, sólo hay una mujer asando mazorcas de maíz, tes o cuatro vendedores de frutos secos y otras tres o cuatro mas vendedoras de las típicas ruedas de cuentas musulmanas. El templo está situado ya lejos del centro de Chengde. No se si es otra población o demarcación administrativa, lo que si es cierto es que en esta zona se ven muchas personas de rasgos mongoles o quizás iuigures. He comprado en el camino, pero ya en este núcleo de población, dos yogures como los que compré el otro día. Conservé entonces la tapa porque no entendía la “tipografía” y he pedido al gestor del hostel que me la tradujera. Algo así como yogur tradicional de Mongolia Interior. Son caros, pero están muy buenos. En la zona de Chengde que he atravesado se notaba el domingo. Reviso las notas y veo que el domingo pasado lo dediqué a recorrer la línea 1 de autobuses de principio a fin. Tal vez por eso no noté la gran disminución del tráfico. También se nota en el centro de la ciudad, que hay muchas tiendas cerradas y muchos más mercadillos provisionales abiertos. He atravesado uno dedicado al pescado. Peces planos y redondos, grandes y pequeños, langostinos, nécoras, muchísimas nécoras y cangrejos de mar. Enormes. Cañaillas grandes como puños, y no exagero. Aunque en la oferta de los restaurantes abundan las carnes, no faltan los pescados que suelen se grandes y estar vivos en acuarios a la entrada. Pero por el tamaño son como para comer entre varios. En el largo rodeo que he dado para llegar aquí he podido comprobar que aquí también llegó el boom del ladrillo. Y que también llegó la burbuja inmobiliaria. Grandes urbanizaciones a medio construir y, al lado, otra gran urbanización ya acabada de construir y vacía. Con maíz plantado en medio de los patios de losetas. Así como ayer, en medio de la vegetación no pude ver ni oír un sólo animal, hoy he visto las “huellas” negras y redondeadas de las cabras. He oído grillos y visto saltamontes de diferentes tamaños y colores. Lo que no se ven son pajarillos, excepto los enjaulados. Desde arriba de la colina que domina el templo de Punin se ven los tejados de varias urbanizaciones cercanas. En algunos hay placas de energía solar. En los mas, termos con tubos calentadores de agua. He vuelto a Chengde centro y, de nuevo la poesía cutre: hay muchísimas flores. Arreglos florales   en macetasen medio del tráfico. He visto una gran bandada de gorriones. Los ha asustado un imbécil con un tirachinas. Los tirachinas los venden en los mercados y son como profesionales, por la fabricación de la horca que sirve de mango. Los pajarillos han volado un centenar de metros y han vuelto a ocultarse entre la maleza de hierbas que hay hasta casi el centro del río. He venido a sentarme a esta orilla porque he visto una instalación para hacer ejercicios y quería verla de cerca y también buscando una zona de sol y sombra porque ayer, en la otra orilla, a pleno sol, me resfrié un poco. También para huir de la contaminación que hace que se me seque y me pique la garganta. Tendré que comprarme filtros-máscarillas de las que aquí lleva mucha gente. ………………………………………………………………………  ………………………………………………………………………. ………………………………………………………………………. ………………………………………………………………………. ……………………………………………………………………….  ………………………………………………………………………. ………………………………………………………………………. ………………………………………………………………………. ………………………………………………………………………. ………………………………………………………………………. ............................................................................................................. .............................................................................................................. ............................................................................................................... ...............................................................................................................
Los pequeños restaurantes como este en el que estoy sentado tomando una cerveza la tarde del domingo, suelen ser vivienda y lugar de trabajo. No hay horarios; todo el tiempo es actividad. Estos son los auténticos autónomos. Y hacia eso nos lleva el sistema hipercapitalista que comparten Oriente y Occidente. Las tardes del domingo, por lo menos de este, son los únicos momentos de poco tráfico y poca actividad. ………………………………………………………………………
He conseguido afeitarme. He tenido que organizar una pequeña movida de mesa-televisor-cama-periódico y espejo, pero finalmente he dejado mi barba en estado de revista. El gerente del hostel (Qué cerca de “hostal”) ha venido a mi habitación y me ha invitado a un tazón de “porrigde” de almendras, insípido y frío y dos porciones de “galleta de la luna”. Cuando he vuelto de cenar el grupo familiar que regenta el establecimiento estaban cenando. El joven gerente ha salido a invitarme porque hoy es día de fiesta: El Festival del Medio Otoño. Como acababa de cenar no he podido aceptar la invitación, pero se agradece el detalle. Como todas las fiestas del calendario lunar, no es a fecha fija, pero no deja de ser extraño que celebren la mitad del otoño cuando acaba de comenzar. Otra cosa que también me choca es que en todo el territorio chino, Taiwan incluido, rija el horario de Beijing. En las zonas cercanas al Tibet, por ejemplo, las tiendas deben abrir a las doce de la mañana (hora solar) mientras en Beijing lo hacen a las nueve (hora oficial). Y a la hora del cierre, si en Beijing cierran a las 21 (hora oficial), en esas zonas del Oeste, deben cerrar a las 24 (hora solar). Política china.  ……………………………………………………………………… ………………………….. ................................................................ ……………………………………………………………………… ............................................................................................................ ..............................................................................................................  ............................................................................................................. ...............................................................................................................
                                                                                                                                                       

No hay comentarios: