lunes, 14 de diciembre de 2015

ZONA DE CONFORT / CUADERNO DE CHENGDE_27

13.10.2015 Martes / 09:50h
Otro día magnífico, sin nubes, sin viento y con buena temperatura. Símil Otoño Madrid. Me ha costado decidirme a venir a la biblioteca. El sol de la mañana era una tentación. Finalmente, no se por qué, he pospuesto el paseo para la tarde. Hay algunas ideas sobre las que quiero pensar: el tráfico como metáfora de la sociedad china actual o ¿cómo evolucionará esto? Otra es la talla china en madera y sus barrocos y lujuriantes resultados en algunos casos, frente al estricto minimalismo de otros. También sobre la vigilancia interpares como dinámica de mas control y fiscalización de los países comunistas. Intemperie= debilidades y fortalezas y cómo las unas pueden ser las otras. Por último, China como imperio, que lo es. Pero antes quiero hacer algún ejercicio memorístico del idioma.
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He subido a la parte alta de la ciudad. Al contrario que en muchas otras ciudades, aquí la parte alta no es la parte rica, sino un conglomerado de chabolas y basura que impresiona. Y vigilado por cámaras de seguridad marca “Day and night”. Una pobreza que tardará muchos años en desaparecer.
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La idea de cambiar el billete y volver a casa me sigue rondando por la cabeza. Cuando me despierto por las noches y cuando tengo accesos de tos durante el día. Lo uno y lo otro duran poco, pero la idea persiste. Con la bronquitis estos textos se van pareciendo a los de J.J. Millás.
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El tráfico como metáfora. Entendiendo el tráfico no en las grandes ciudades, que también, por zonas; ni en carreteras o autopistas, ni en las zonas rurales. El tráfico en una ciudad “pequeña”, de unos quinientos y pico mil habitantes. El tráfico aquí es, salvo en tres cruces muy céntricos, e incluso en esos, un caos continuo. No importan los semáforos, ni las direcciones del tráfico, ni los pasos de cebra ni prioridad alguna. Cada quien hace a su capricho: si quiero girar, incluso en redondo, giro. Si quiero dejar el coche aquí estacionado, aquí lo dejo. Adelanto cuando le echo más morro que el de al lado, cambio de carril sin importar las líneas continuas -incluso las dobles- y, por supuesto toco el claxon continuamente. Y, es curioso, como en el caso de los perros, que cuanto más pequeños mas ladran, en el tráfico son las motos y los motocarros los mas escandalosos. Sin quitarle mérito a los autobuses, por supuesto. Y en ese caos sin código de circulación ni policía de tráfico -la hay, pero es invisible excepto en esos tres cruces céntricos- la ciudad se mueve. A determinadas horas toda la ciudad, también en puntos muy alejados del centro, es un atasco estruendoso. Y continuamente, como en cualquier ciudad del mundo, hay una sirena sonando. Ambulancias o bomberos. Para el caso es lo mismo, porque nadie se aparta y son los vehículos de urgencia los que tienen que invadir el carril de sentido contrario o cruzarse en medio del tráfico para hacer un giro. Peatones, bicicletas y motos se mueven entre el tráfico de coches y autobuses en todas direcciones, en un continuo confluir y dispersarse. Hay que añadir que gran parte de las aceras céntricas también son zona habitual de aparcamiento y que eso contribuye a eliminar las diferencias entre espacios (tráfico-peatonal) y aumentar, si fuera posible, el caos. Pero como, en general, la velocidad de unos y de otros es muy baja, en el mes que llevo aquí sólo he visto dos discusiones de tráfico por dos alcances sin importancia. ¿Es esta una metáfora válida de la situación social en la China de hoy? ¿Cada cual campa a sus anchas y el código de circulación está para saltárselo? Da esa impresión. Cada uno va a lo suyo sin importarle demasiado los requisitos previos ni las consecuencias posteriores, pero ¿hasta cuándo durará esto? Y ¿a dónde conduce? Dicen las Leyes del Caos que cuando este es total se generan propiedades emergentes que acaban transformando por completo el medio. ¿Cuáles son y dónde están esas propiedades? ¿Qué transformaciones van a aportar? ¿Qué le espera a China?: el ordeno y mando o el “laissez faire laissez passer”? Parece que, por ahora, es esto último, pero ¿funciona? ¿Se está creando una clase media que sirva de colchón entre la extrema riqueza de unos pocos y la extrema pobreza de tantísimos? El futuro lo dirá. Aquí y ahora sólo quedan las preguntas.

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