13.10.2015 Martes / 09:50h
Otro
día magnífico, sin nubes, sin viento y con buena temperatura. Símil
Otoño Madrid. Me ha costado decidirme a venir a la biblioteca. El
sol de la mañana era una tentación. Finalmente, no se por qué,
he pospuesto el paseo para la tarde. Hay algunas ideas sobre las que
quiero pensar: el tráfico como metáfora de la sociedad china actual
o ¿cómo evolucionará esto? Otra es la talla china en madera y sus
barrocos y lujuriantes resultados en algunos casos, frente al
estricto minimalismo de otros. También sobre la vigilancia
interpares como dinámica de mas control y fiscalización de los
países comunistas. Intemperie= debilidades y fortalezas y cómo las
unas pueden ser las otras. Por último, China como imperio, que lo
es. Pero antes quiero hacer algún ejercicio memorístico del idioma.
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He
subido a la parte alta de la ciudad. Al contrario que en muchas otras
ciudades, aquí la parte alta no es la parte rica, sino un
conglomerado de chabolas y basura que impresiona. Y vigilado por
cámaras
de seguridad marca “Day and night”. Una pobreza que tardará
muchos años en desaparecer.
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La
idea de cambiar el billete y volver a casa me sigue rondando por la
cabeza. Cuando me despierto por las noches y cuando tengo accesos de
tos durante el día. Lo uno y lo otro duran poco, pero la idea
persiste. Con la bronquitis estos textos se van pareciendo a los de
J.J. Millás.
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El
tráfico como metáfora. Entendiendo el tráfico no en las
grandes ciudades, que también, por zonas; ni en carreteras o
autopistas, ni en las zonas rurales. El tráfico en una ciudad
“pequeña”, de unos quinientos y pico mil habitantes. El tráfico
aquí es, salvo en tres cruces muy céntricos, e incluso en esos, un
caos continuo. No importan los semáforos, ni las direcciones del
tráfico, ni los pasos de cebra ni prioridad alguna. Cada quien hace
a su capricho: si quiero girar, incluso en redondo, giro. Si quiero
dejar el coche aquí estacionado, aquí lo dejo. Adelanto cuando le
echo más morro que el de al lado, cambio de carril sin importar las
líneas continuas -incluso las dobles- y, por supuesto toco el claxon
continuamente. Y, es curioso, como
en el caso de los perros, que cuanto más pequeños mas ladran, en el
tráfico son las motos y los motocarros los mas escandalosos. Sin
quitarle mérito a los autobuses, por supuesto. Y en ese caos sin
código de circulación ni policía de tráfico -la hay, pero es
invisible excepto en esos tres cruces céntricos- la ciudad se mueve.
A determinadas
horas toda la ciudad, también en puntos muy alejados del centro, es
un atasco estruendoso. Y continuamente, como en cualquier ciudad del
mundo, hay una sirena sonando. Ambulancias o bomberos. Para el caso
es lo mismo, porque nadie se aparta y son los vehículos de urgencia
los que tienen que invadir el carril de sentido contrario o cruzarse
en medio del tráfico para hacer un giro. Peatones, bicicletas y
motos se mueven entre el tráfico de coches y autobuses en todas
direcciones, en un continuo confluir y dispersarse. Hay que añadir
que gran parte de las aceras céntricas también son zona habitual de
aparcamiento y que eso contribuye a eliminar las diferencias entre
espacios (tráfico-peatonal) y aumentar, si fuera posible, el caos.
Pero como, en general, la velocidad de unos y de otros es muy baja,
en el mes que llevo aquí sólo he visto dos discusiones de tráfico
por dos alcances sin importancia. ¿Es esta una metáfora válida
de la situación social en la China de hoy? ¿Cada cual campa a sus
anchas y el código de
circulación está para
saltárselo? Da esa impresión. Cada uno va a lo suyo sin importarle
demasiado los requisitos previos ni las consecuencias posteriores,
pero ¿hasta cuándo durará esto? Y ¿a dónde conduce? Dicen las
Leyes del Caos que cuando este es total se generan propiedades
emergentes que acaban transformando por completo el medio. ¿Cuáles
son y dónde están esas propiedades? ¿Qué transformaciones van
a aportar? ¿Qué le espera a China?: el ordeno y mando o el “laissez
faire laissez passer”?
Parece que, por ahora, es esto último, pero ¿funciona? ¿Se está
creando una clase media que sirva de colchón entre la extrema
riqueza de unos pocos y la extrema pobreza de tantísimos? El futuro
lo dirá. Aquí y ahora sólo quedan las preguntas.
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