miércoles, 11 de enero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_07


Ese es un poco largo, pero está bien.
Es una chorrada como un templo.
Me vas a tocar lo que yo te diga.
¿Ese título se te ha ocurrido a ti solito?
Iros a la mierda. Así no hay forma humana de trabajar. Me voy. Cuando os calméis y lo tengáis un poco más claro, avisad y volveremos a empezar, porque lo que es hoy …
Blaam. Puerta que se cierra. Funde a negro. Moviola. Marcha atrás hasta el comienzo de la secuencia.
Interior día. Media mañana. Comedor de clase media. En el centro de la habitación una mesa de pino viejo llena de libros y papeles bastante desordenados.
En un extremo de la mesa, sentado frente a un teclado de ordenador, el autor. Secuencia de planos cortos con fundidos rápidos. Manos sobre el teclado. Escriben algo y se paran. Close-up al cursor de texto parpadeante. Primer plano cara del autor pensativo. Manos que teclean rápidemante. Close-up a pantalla para ver como se escribe sobre ella rápidemante. Mano que golpea la mesa con el puño cerrado. Dedo índice que se apoya sobre una tecla y permanece en ella. Plano de pantalla en la que el cursor va borrando “rápidemante”. Plano general. El autor se levanta y enciende un cigarrillo. Se sienta de nuevo para levantarse inmediatamente. Gesticula mientras da una vuelta por la habitación. Se asoma a la cristalera que separa el salón de la terraza. Se sienta de nuevo y escribe. Deja el cigarrillo en un cenicero y sigue escribiendo, ahora con ritmo continuado. Se para. Mira la pantalla y habla con ella. Vuelve a levantarse, esta vez con aire distraído. Recoge un papel que se ha caído al suelo. Lo lee y lo vuelve a dejar sobre la mesa. Se sienta de nuevo mirando fijamente la pantalla. Cruza los brazos, se apoya en el respaldo y bosteza. Funde a negro.
Un negro fundido cruza la pantalla de izquierda a derecha.
Lentamente la pantalla se va aclarando. Interior atardecer. Mismo comedor. La pared frente a la que se sienta el autor está ocupada por una estantería de obra llena de libros y objetos varios de los que se suelen poner en una estantería de comedor de clase media. Souvenirs de varios países, fotos de familia con su marco dorado y barroco, una colección de cucharillas con escudo en el mango, tres o cuatro objetos de cerámica, fósiles de dudosa antigüedad, regalos de boda, etc.
La cámara recorre lentamente la pared. Pese a su vulgaridad manifiesta, la luz de atardecer da a todo el cuadro una tonalidad rojiza que lo ennoblece y poetiza. La lentitud del movimiento de cámara también contribuye a enfatizar el plano. De fondo se oye el ténue tecleteo del ordenador.
Corte a plano medio del autor. Se le va animado y concentrado. Mira la pantalla, dialoga con ella, escribe una frase, relee un párrafo, contesta sotovoce una pregunta del diálogo, hace un gesto de complicidad a la pantalla y sigue escribiendo. Al fondo suena un teléfono. El autor levanta la cabeza. El teléfono para. El autor vuelve a teclear. Vuelve a sonar el teléfono, pero esta vez el autor ya no se inmuta y sigue concentrado. Mientras el teléfono sigue insistente, el cuadro funde a negro.

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