Ese
es un poco largo, pero está bien.
Es
una chorrada como un templo.
Me
vas a tocar lo que yo te diga.
¿Ese
título se te ha ocurrido a ti solito?
Iros
a la mierda. Así no hay forma humana de trabajar. Me voy. Cuando os
calméis y lo tengáis un poco más claro, avisad y volveremos a
empezar, porque lo que es hoy …
Blaam.
Puerta que se cierra. Funde a negro. Moviola. Marcha atrás hasta el
comienzo de la secuencia.
Interior
día. Media mañana. Comedor de clase media. En el centro de la
habitación una mesa de pino viejo llena de libros y papeles
bastante desordenados.
En
un extremo de la mesa, sentado frente a un teclado de ordenador, el
autor. Secuencia de planos cortos con fundidos rápidos. Manos sobre
el teclado. Escriben algo y se paran. Close-up al cursor de texto
parpadeante. Primer plano cara del autor pensativo. Manos que teclean
rápidemante. Close-up a pantalla para ver como se escribe sobre ella
rápidemante.
Mano que golpea la mesa con el puño cerrado. Dedo índice que se
apoya sobre una tecla y permanece en ella. Plano de pantalla en la
que el cursor va borrando “rápidemante”. Plano general. El autor
se levanta y enciende un cigarrillo. Se sienta de nuevo para
levantarse inmediatamente. Gesticula mientras da una vuelta por la
habitación. Se asoma a la cristalera que separa el salón de la
terraza. Se sienta de nuevo y escribe. Deja el cigarrillo en un
cenicero y sigue escribiendo, ahora con ritmo continuado. Se para.
Mira la pantalla y habla con ella. Vuelve a levantarse, esta vez con
aire distraído. Recoge un papel que se ha caído al suelo. Lo lee y
lo vuelve a dejar sobre la mesa. Se sienta de nuevo mirando fijamente
la pantalla. Cruza los brazos, se apoya en el respaldo y bosteza.
Funde a negro.
Un
negro fundido cruza la pantalla de izquierda a derecha.
Lentamente
la pantalla se va aclarando. Interior atardecer. Mismo comedor. La
pared frente a la que se sienta el autor está ocupada por una
estantería de obra llena de libros y objetos varios de los que se
suelen poner en una estantería de comedor de clase media. Souvenirs
de varios países, fotos de familia con su marco dorado y barroco,
una colección de cucharillas con escudo en el mango, tres o cuatro
objetos de cerámica, fósiles de dudosa antigüedad, regalos de
boda, etc.
La
cámara recorre lentamente la pared. Pese a su vulgaridad manifiesta,
la luz de atardecer da a todo el cuadro una tonalidad rojiza que lo
ennoblece y poetiza. La lentitud del movimiento de cámara también
contribuye a enfatizar el plano. De fondo se oye el ténue tecleteo
del ordenador.
Corte
a plano medio del autor. Se le va animado y concentrado. Mira la
pantalla, dialoga con ella, escribe una frase, relee un párrafo,
contesta sotovoce una pregunta del diálogo, hace un gesto de
complicidad a la pantalla y sigue escribiendo. Al fondo suena un
teléfono. El autor levanta la cabeza. El teléfono para. El autor
vuelve a teclear. Vuelve a sonar el teléfono, pero esta vez el autor
ya no se inmuta y sigue concentrado. Mientras el teléfono sigue
insistente, el cuadro funde a negro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario