martes, 21 de marzo de 2017

POSTPRODUCCIÓN_22


      Escribir es un compromiso. ¡Y lo digo yo, que apenas lo he probado! Pero preguntar a Sir Cela por su cuarto oscuro. Escribir es un brete del que nunca se sabe cómo se va a salir, ni siquiera si se va a poder salir. Digo escribir como podría decir pintar, o hacer fotos, o cine, o vídeo, o música o cualquier otra cosa en la que un proceso de creación se ponga en marcha. Porque una vez que se ha puesto en marcha impone sus propias normas, dicta sus leyes y caprichos con igual autoridad y se convierte en la misma clase de monstruo que la mujer que amamos. Es más plasta que la familia, más grosera que el jefe y más tacaña que la empresa. Más tirana que una abuela paralítica, más frígida que una chacha del Opus y más tenaz que la propia sombra. A cuaquier sitio donde vayas, irá contigo. La llevas dentro de ti. Es indejable. Y lo más grave es que no sabes bien qué es ni en qué consiste. ¿Es un capricho? ¿Es un vicio de Salicio? ¿Es un prurito egocentrista, una huída de la vida, una necesidad profunda de que los demás nos reconozcan y aprecien, una carencia afectiva, una vocación profunda, un destino ineludible, un sueño imposible, una aventura loca, una vía de realización, un camino de Itaca, una profesión, o es la vida misma que entra por los poros y sale por la punta de los dedos? ¿Y cual es el propósito, el destino final de todo ésto? ¿Durará mucho o será pasajero? ¿Gustará, o se quedará en agua de borrajas? Me temo que al Editor no le van a gustar nada estas preguntas. Va a pensar que son un pésimo síntoma de inmadurez. Que no tema el ínclito. Mario Alfares lleva casi veinte años ganándose la vida con esto de escribir. Y le pagan bien. Por eso precisamente tienen sentido las preguntas. Porque no son suyas. Son las preguntas eternas que todo acto de creación concita. Son la señal inequívoca de que estamos en el buen camino. Ahora sólo faltan las respuestas.


      El-sábado-que-nunca-se-acaba se ha hecho extensivo a toda la semana. Digo con Krae que no distingo el lunes del domingo. En esta sala oscura sólo parpadean las luces de los monitores. Incansables pasan una y otra vez las secuencias. Autoreverse/reverse. Rewind y Forward. Pero choose yourself. Ya te hemos adelantado dos versiones en firme. 
Rememberemos:
La primera propuesta sostiene que Operación Vídeo se gestó en el Café Gijón. El autor declara que fue allí a escuchar conversaciones de las mesas vecinas, aunque con preferencia por una en la que tenían su tertulia diferentes personajes que van desfilando a lo largo de la obra. El autor se habría limitado a recoger las conversaciones, montándolas a su gusto y manera, entremezclándolas con las lecturas que se veía obligado a fingir mientras escuchaba. Sólo tiene un error subsanable esta lectura. En la preproducción no se incluye para nada un Café Gijón. Ve a la Preproducción e inclúyelo, lector. Acabas de terminar tu novela.

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