La
segunda propuesta conocida, mantiene la tesis del soliloquio.
Arriesgada pero plausible. Exige una segunda lectura del libro.
Exige, lector, que te mentalices. Ponte en situación. El autor
regresa del entierro de su madre. Vuelve a la vieja casa familiar,
que hace años que no pisa. Los recuerdos le asaltan y tu te saltas
el segundo capítulo. El tercero es un viejo cuaderno encontrado,
como no, en el fondo de un baúl en la buhardilla. El capítulo
cuarto es una regresión a su mundo habitual en la ciudad. Y el
quinto la foto de la prima Angélica. Ya puedes empezar a releer. La
novela está servida, señor. Y cuando acabe, no olvide el señor
regresar aquí y comenzar a leer el párrafo siguiente que contiene,
como no podía ser menos, una nueva propuesta de novela, desconocida
ésta para el lector, que se verá arrastrado a su lectura en forma
violenta e ineludible, en cuanto acabe de leer este párrafo que le
ha dejado con la lengua fuera.
Dedicada
a A.H., y seguidores, que no andan faltos de verdad, sino de fe.
Corta
todo lo que no sea autobiografía y referencia de realidad inmediata.
Preproducción y postproducción son aposturas y apostillas.
Vergüenza me da decirlo, pero es así. Tú puedes tomártelo como te
dé la gana, pero no hay más que eso. Recuerdos y periódicos. Y
ganas de pasarlo bien. Si alguna vez se te ha pasado por la cabeza
escribir una novela, toma tu referencia con lo que has leído
y concluye que tú puedes hacerlo mejor. No hay duda. A la vista de lo
que hay, cualquiera con dos dedos de frente puede ser escritor. No lo
dudes, chaval, te prometí un camino iniciático, y aquí lo tienes.
Agarra algo que escriba y algo donde escribir. Ponte a ello. Para ti
acaba Operación Vídeo y empieza El-sábado-que-nunca-se-acaba. Que
así sea.
No
creo que a estas alturas, con tres propuestas de novela en firme y lo
que queda, que no es poco, el Editor tenga dudas. Esta novela da
mucho de si. Sí, claro, porque es de un calvo. Pues si es calvo, lo
tiene claro. Mucho. Sí, esta novela da mucho de si. Tanto
que hay quien mantiene, vaya usted a saber por qué, que Operación
Vídeo es una novela hermética. Claro, las veladas alusiones al
nominal de la flor que sale del capullo de rosa, y las ausencias de
Bembos y Abulafias, son datos que lo demuestran. Si se buscan con
decisión y claridad de ideas, con una lógica de fraile medieval,
con la fría determinación de un investigador de tesis doctoral, si
se buscan así, entonces está claro que aparecen. Faltaría plus.
¡Cómo iban a poder resistirse esas débiles claves a la metódica
escrutación de un sicolingüista cenital! Todo clarito y sobre la
mesa. Con sus implicaciones y ramificaciones. Las influencias,
plagios y tergiversaciones. Todo a la luz de lo oculto. Todo bajo el
manto de Trismegistófeles. Vayamos por partes. El Método es el
Método. Capítulo Primero. Sentido homenaje a la leyenda de San
Proust de la Magdalena. Pero en corto y sintético. Abreviado para
despistar. Capítulo Segundo. Nombre Clave: Jaimón de Irlanda.
Filenames: James Rolls-Joyce, la biblia de la prensa en sus distintas
secciones, vistas por un publictario, lejos de Dublín y olvidado de
los Dublinesers. Operación de transvase de lenguajes, cómic
y vídeo. Capítulo Tercero. Bajo la doble advocación de Machado y
W. Withman. Homenaje encubierto a todos los poetas emboscados en los
concursos de provincias. Capítulo Cuarto. Con mucho el más difícil
y desdibujado. Homenaje a Cervantes que también se metió en camisa
de once varas. Las once varas son símbolo inequívoco de los
pinceles a los que se refiere el capítulo. Nuevos experimentos de
lenguaje vídeo. Y el quinto y último, es una apología de la gran
serpiente cósmica. La grande y dulce anguila de mazapán que se
presenta con nombres de mujer.
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