Efectivamente Alba ha dicho un texto -bien escrito, sin más profundidades- dividido en los tres actos y la introducción citados, en cuatro diferentes zonas del espacio que, incluso siendo pequeño, presenta tres zonas bien diferenciadas. En cada una de ellas -y en una dos veces- una muy sonriente Alba ha ido diciendo las frases del texto que, como nos ha aclarado luego, por si no nos habíamos dado cuenta, no conforman ningún tipo de narración; aunque en algún caso -segunda secuencia- si que hay un devaneo mental a propósito de una llamada que se espera y que no llega.
Así la audiencia, siguiendo a la artista, ha hecho su performance al trasladarse de un lugar a otro. Incluso ha habido quien se ha trasladado con silla incluida. En el digamos tercer acto, Alba ha solicitado la colaboración de alguna persona -tres mujeres- que han ido cortando unos pequeños envoltorios que pendían del entoldado de plástico que cubría el espacio y que servía de protección ante la lluvia puesto que esa parte del espacio es un verdadero patio de vecinos y por tanto descubierto. Los pequeños envoltorios llevaban un pequeño texto que decía "Abrase en un tiempo de espera". Pero alguno de los asistentes no ha podido esperar, o ha interpretado que aquel era precisamente un tiempo de espera, y ha abierto el envoltorio que contenía un pequeño envase de plástico de tamaño reducido con algún pequeño objeto en su interior (como los famosos muñecos sorpresa que regalan los huevos de chocolate Kinder).
El último acto ha consistido en la proyección de un vídeo y una reflexión filosófica alrededor de la vida y la zanahoria. ¿Que qué tiene que ver una cosa con la otra? Muy sencillo: la vida y la zanahoria son lo que son. Una zanahoria es una zanahoria y la vida es la vida. Así de sencillo.
En la pantalla, mediante una truca simple y otra digital, distintas zanahorias ocupan el centro del campo de la cámara que, en contínuo movimiento nos lleva por diferentes espacios y lugares, rios, edificios, carreteras, caminos, terrazas de bar, ... Siempre con una zanahoria de por medio. En la parte final del vídeo Alba ejecuta una especie de danza en un bosque ataviada para la ocasión y con un tocado de alambres del que pendían varias zanahorias. Alba ha perseguido la zanahoria que quedaba enfrente de su boca y, tras denodados intentos, por fin con la lengua ha conseguido situar la zanahoria de forma que ha podido morderla. Todo un triunfo que la artista ha celebrado eufórica y con su euforia termina el vídeo.
A continuación, ya con las luces encendidas, Alba ha aportado una tarta, decorada, como no, con algunas formas de zanahoria y ha dicho que como la audiencia era mucho mayor de lo que ella esperaba, habría de partir la tarta en porciones muy pequeñas. También ha aprovechado para preguntar si alguien quería preguntarle algo a ella. Como no era el caso, ha procedido a contarnos el resto de la exposición, que, junto a unos cuadros de formato vertical, varios objetos suspendidos o instalados, una serie de dibujos y la documentación fotográfica de otra acción que con el mismo tema realizó hace bastantes meses. conforman la anunciada exposición. Así pues, dibujo, pintura, objetos, teatro y vídeo. Indudablemente Alba Soto ha querido que viéramos su carácter renacentista y pluridisciplinar.
Ya para finalizar, Alba ha anunciado que habría lo que ha sido tradicionalmente el crowfunding, es decir, pasar la gorra o el platillo para las aportaciones voluntarias destinadas al mantenimiento del local.
NOTA SOBRE LAS FOTOGRAFÍAS: Es evidente que las fotografías de la performista -según ella misma se califica- están movidas. Pero siempre he pensado que las fotografía de las acciones deben incorporar al máximo posible, el movimiento que hay en ellas.
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