Vamos
con el cuarto mandamiento de
Esteban Vecino. No serás vanidoso.
Eso
va por ti. Te han visto la pluma.
Que
juzgue el lector por quien va eso.
El
quinto dice que no seas modesto.
Ni
falta que hace. Desde luego, si quieres vender, tanto si quieres ser
best seller, como si quieres ser académico, lo que más daño hace,
es la modestia. Si lo sabremos nosotros, que por modestos no nos
hemos comido ni una flor natural.
Pues
atentos que aquí viene un consejo con bibliografía.
Sexto.
Pensarás sin cesar en lo que son verdaderamente grandes. Y cita el
primer tomo de la memorias de Graham Greene, “Un especie de vida”.
Cita también las cartas de Mozart. Y recomienda “Una habitación
propia” de Virginia Woolf, el prefacio de “La dama morena de los
sonetos” de Shaw, “Martin Eden” de Jack London, y sobre todo,
“Ilusiones perdidas de Balzac.
Lo
que son las cosas. Vamos a tener que seguir adelante sin haberle
echado un vistazo a la mayoría de esas obras.
Lo
más probable es que al lector le pase lo mismo,
así
que no se notará mucho.
Precisamente
por eso, el séptimo mandamiento dice que no dejarás pasar un solo
día sin releer algo grande.
Yo
quiero releer “El Capitán Trueno”.
¿Y
eso es algo grande?
Un
amigo conserva toda la colección encuadernada y es enorme.
Enorme
va a ser el premio que te den a ti por lúcido.
Oye,
a mi me dieron una vez un premio literario, podríamos meterlo en la
novela.
Pero
era un premio de pueblo.
¿Y
eso qué importa? A ver si te crees tu que en los pueblos no saben
juzgar.
Pues
oído a lo que dice el octavo mandamiento. No adorarás Londres,
Nueva York, París. Y añade que el provinciano suele ser una persona
inteligente y dotada que acaba por adoptar la idea de algún
periodista o académico con mucha labia sobre lo que constituye la
excelencia literaria y traiciona su talento imitando a retrasados
mentales que sólo tiene talento para medrar.
¡Bravo!
Muy bien dicho, si señor. Eso es tener las ideas claras.
Yo
sin embargo creo que cuando tengamos escrita la novela deberíamos
pasársela a algún crítico, a ver que dice.
Pues
anda rico, que no corres tu nada. Primero tendremos que escribirla. Y
luego ya veremos.
A
mi también me parece una buena idea. Tu decía hace un momento que
la subjetividad de cada uno es muy suya. Necesitamos que alguien nos
diga desde fuera qué le parece este asunto.
¿Para
qué? ¿Es que vale más su subjetividad que la nuestra?
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