Mostrando entradas con la etiqueta Dibujo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dibujo. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de noviembre de 2013

EL DESVARÍO DE MATT MULLICAN.


12.11.13 Martes. Habitualmente el MNCA Reina Sofía de Madrid cierra los martes. Excepcionalmente hoy se ha abierto para acoger la conferencia-performance del artista norteamericano Matt Mullican.
Matt Mullican es el hombre que ve con los ojos cerrados -literalmente, pues es así como hace su conferencia-performance-. Que habla y habla sin parar de su vida, sus ideas, sus trabajos. Habla del paso del objeto al sujeto. Es un hombre que sueña y cuenta sus sueños. Dibuja y dice que cierra los ojos, se concentra y consigue entrar en el dibujo y vivir más allá de la realidad, en los patrones luz. Todos somos patrones luz. No importa si estamos vivos o muertos: sólo somos lo que la luz hace con nosotros y de nosotros. Una mesa o una silla también son patrones luz. Y no hay diferencia entre patrones. En su fantasía, el cómic es real. En esa realidad él elije a sus padres antes de nacer y en su destino están el cielo y el infierno. Al final, la muerte y el destino luchan para dirigirle a uno u otro destino. Es su cosmología, creada allá por los años setenta y 40 años después sigue estando en ella. Matt Mullican, cuando se gira de espaldas al público, mira con disimulo su reloj de pulsera y luego crea una atmósfera de sangre y se convierte en la caquita negra de un recién nacido. Luego entra en un dibujo del cielo y en el cielo mismo. El cielo no es un cuadrado, sino una bola, y él un punto en esa bola. Luego dice que hace acciones bajo hipnosis y en la primera de ellas contrató a un hipnotizador profesional y a tres actores que fueron hipnotizados. Entonces fue acusado de nazi por manipular de esa forma a los actores. Luego ya sólo se hipnotiza a sí mismo. Hizo merchandising del hombre Mullican, desde un póster y una camiseta hasta una bandera. El kit completo. Dice que el hombre Mullican es disléxico, como él mismo. Que no piensa con palabras ni con imágenes y que no sabe con que piensa de una forma tan inmediata. Su última performance bajo hipnosis fue en el 82 y lo dejó porque se hirió psicológicamente.
A la hora y media de haber empezado a hablar, cuando Matt Mullican confesó que odiaba las llaves, abandoné el auditorio Sabatini, casi lleno, después de una convocatoria masiva en medios convencionales y redes sociales y abierto excepcionalmente para la ocasión.

domingo, 6 de octubre de 2013

DOS ¿PERFORMANCES?

He visto dos ¿performances? en ese extraño evento que hay en el número 77 de la calle Fuencarral de Madrid. Una el día 27 de septiembre de Edmundo Torres. (Había otra de esta misma persona anunciada para el día 21, pero no se realizó, aunque nadie de la organización lo avisó ni dio justificación alguna). De la ¿performance? del día 27 sólo puedo decir que vi a un payaso haciendo el idem, entendiendo por payaso lo más peyorativo del término.
Un hombre (si hacemos caso del nombre) ridículamente vestido y ridículamente enmascarado, con otro muñeco en la mano y dirigiéndose a la gente -la poquísima que había, por suerte para él- atiplando la voz  con un lenguaje apropiado para niños de dos años y medio, porque para los de tres ya no es de recibo. Creo que la fotografía habla por si sóla.

La segunda ¿performance? que he visto, el sábado 5 de octubre, es la de Karla Frechilla: "Pintura sobre cristal". Karla Frechilla pinta sobre el cristal con soltura y limpia los pinceles y sus manos -que también utiliza para dejar huellas en el cristal- en un mandil de plástico que lleva sobre su propia ropa. Karla Frechilla es, además, directora creativa en una pequeña agencia de publicidad. Es de esperar que en esa profesión tenga los conceptos más claros que en estas lides de la ¿performance? Porque si a lo que ella hace con soltura se le puede llamar performance, habrá que decir que también lo es lo que hacen los "plenairistas" y los participantes en los concursos de pintura rápida del Retiro madrileño.

Por supuesto que todo el arte es acción, es decir, hacer arte necesita de la acción de hacer, pero una cosa es pintar y otra muy distinta hacer una acción. Sobre esa diferencia hay dos acciones de Isidoro Valcárcel Medina que ilustran perfectamente la diferencia. En la primera acción Isidoro Valcárcel se situó frente al Palacio de Comunicaciones de Cibeles, armado de caballete, tela, pinceles, paleta y tubos de pintura y realizó todos los movimientos que un pintor realiza para pintar, excepto el de pintar. No pintó nada. Hizo una acción sobre la pintura que tiene muchísimas lecturas, todas interesantes. Pero lo que fundamentalmente hizo fue la acción de pintar en sí misma, no hizo una pintura. Y esa es la gran diferencia con la ¿performance? de Karla Frechilla, que no hizo una acción, sino que sólo pintó.

La segunda acción, digamos pictórica, de Isidoro Valcárcel la hizo en el MACBA, cuando el museo barcelonés le pidió una "obra". Isidoro pidió una buena cantidad de dinero por su trabajo y, cuando aceptaron el precio, pintó de blanco una pared blanca del museo. Claro que, para justificar el coste de su trabajo, pintó la pared con un pincel del 8. ¡Blanco sobre blanco con un pincel del 8! Una acción donde la pintura es lo de menos.

Cuando Karla Frechilla sepa apreciar la diferencia, no dejará que a su trabajo le llamen ¿performance? Podrán llamarle show pictórico sobre cristal y con música de bajo eléctrico y soplidos de acompañamiento, como fue lo que pasó el sábado. Para entonces, es de esperar que también los dos comisarios-organizadores del evento "Espacio+Identidad" hayan aprendido también la diferencia entre el arte y el espectaculillo barato. ¡Ojala! (¡Oh Ala!).







viernes, 5 de julio de 2013

LA CALLE DEL DOCTOR FOURQUET.



La calle del doctor Fourquet, en Madrid, está de moda. Es el no va más en el mundo del arte. ¡Que dure y que sea para bien!

Hace ya muchos años, la parte inicial, la más alta, la más cercana al museo Reina Sofia, ha sido lugar de galerías y espacios de arte. Imposible recordarlos todos: la galería de Helga de Alvear, el veterano espacio de Cruce, Pensamiento Contemporáneo, la galería Espacio Mínimo, ... Ahí estuvo también la pequeña galería que abrió y cerró Mitsuo Miura, la recién abierta Galería García, ... lo dicho: imposible recordarlos todos. Y ahora menos aún, porque desde hace algunos meses ha comenzado a poblarse de espacios de arte y similares el tramo bajo, el que está al sur y que parte de la calle Argumosa. Allí se ha trasladado la galería Fúcares y otras dos o tres más, aparte de la Sala Mirador, dedicada a conciertos, una agencia de comunicación digital con unos escaparates muy ilustrados y hasta un enorme solar abandonado y "okupado" con permiso del ayuntamiento, gestionado por vecinos que se llama "Esto es una Plaza" y que pretende ser también un espacio cultural.

En la calle hay bares animados, exposiciones de FotoEspaña, muros con pintadas espectaculares y la casi constante asistencia de gente joven que da animación a una calle estrecha y de muy poca circulación de coches.

Ayer, 4 de julio, a las 20,30 horas estaba anunciada la presentación de un corto titulado "Mar y Montaña" en la galería Fúcares. Con la esponsorización etílica de una marca de ginebra y otra de agua tónica. Todo organizado por una nueva empresa, (Cult)Cards, dedicada a la animación de eventos culturales. Pero mejor no hablar de ello. No hablar de una presentación que se retrasó casi una hora. (Explicaciones de la empresa novata: problemas de una conexión ordenador-vídeo por un cable no compatible -algo que cualquiera que ha hecho una presentación sabe que ocurre con frecuencia y que hay que verificar las conexiones hasta tres veces antes de empezar.) No hablar del corto en el que dos chicas monas y con una vocalización horrorosa, mantienen una conversación supuestamente graciosa e interesante -supuestamente- mientras esperan a que les sirvan un arroz de mar y montaña. No hablar de la mala acústica del espacio, algo que Norberto Dotor, de Fúcares, debería tener en cuenta. No hablar de los muchos que salimos a la calle para huir del ruido interior, ...

Pero seguro que Fúcares, (Cult)Cards y todos los demás habitantes de la calle del doctor Fourquet seguirán aportándonos muchas, nuevas, mejores y más puntuales cosas.

miércoles, 29 de mayo de 2013

EN BUSCA Y CAPTURA.

Mientras buscaba alguna fotografía para ilustrar una entrada al blog larespuestacreativa.wordpress.com, entre las recomendaciones que proporciona el propio Wordpress, estaba la siguiente: 



lunes, 13 de mayo de 2013

ANA MATEY EN B.




Hoy, 13 de mayo de 2013, a las 19,30 en el Espacio B de Madrid, Ana Matey presentaba lo que, si no recuerdo mal, definía como la evolución de su proceso creativo. Tratando de ser lo más exacto posible, reproduzco lo que he podido recoger de su discurso:

Verano 2008 empieza "Recolector de plumas". Necesidad de apartarse de la sociedad. Rapado del pelo. Normandía, 2 meses. Trabajar el cuerpo para acallar la mente. Caminar y bailar. Horas y horas bailando y caminando. Encuentro con la pluma: es el todo -vida, muerte, mi cuerpo- Ve el ave y, en el ave, la ciudad. Paralelismos ave-ciudad / pluma-ella. Primer dibujo: "nido". Es un nido realizado sin intervención de ningún artificio humano. Regresa a Madrid. Trabaja en su estudio= pupitre escayolado y con pluma, luego plumas, harina, hielo. Festival de acciones en Caudete. Hielo con forma de botella suspendido sobre su cabeza. Es la primera acción en la que ella forma parte con su cuerpo. Instalación en "El Carromato". Usa harina y plumas cubiertas con hielo. "¿Cuando es más libre la pluma?". La idea de libertad. Trabaja con los materiales que encuentra. La idea de darle vida a lo que muere. Siempre invita a participar. En la instalación el mismo libro (R. Steiner. "La filosofía de la libertad") con dos traducciones diferentes que llegan a ser contradictorias. Va a Berlín. "El huevo que nunca cae". Aquí aparece la muerte. Un mes trabajando en el espacio. Señala con plumas en el suelo hasta donde llega la luz a diferentes horas. Dos huevos, uno en hielo. Las instalaciones al principio no se ven y luego se aclara todo. Quiere trabajar en el propio espacio de la instalación. En Lupian (¿?) Francia, aquí una pieza colectiva porque piensa que la gente es poco activa. Nos morimos y hemos participado poco. Recolectó 101 plumas. 80 de ellas se reparten a través de una revista que las difunde con instrucciones para su envío. Otra vez Berlín. Recolecta 900 plumas. Vuelve a Francia. Llegaron sólo dos plumas. Si no hubiera llegado ninguna, un fracaso. Si una, un principio. Dos la totalidad, porque dos es la completud, como en el reloj de arena que una parte se vacía para que la otra se llene. La idea de comer está siempre presente. Platos con mesa de azucarillo. Pone las plumas sobre papel fotográfico. Todos los días hacía acciones (¿?) Colocar plumas en los puntos a los que llega la luz. Con 900 plumas hace la figura de una mujer. Todo el material es natural. Para adherir materiales usa la sal. La gente de Lupian no entra en el espacio, entonces sale ella a las calles con las plumas recogidas durante un año. Plumas del pecho de las aves, que son más suaves y pequeñas y que ella le va dando a la gente. Mas de tres mil plumas. La última acción aquí fue quitar los platos de la instalación y poner los fotogramas (¿?). Los vídeos siempre acompañan para explicar lo que ha pasado antes. Para esta instalación (La del Espacio B) construyó un bloque de hielo de 13 kilos y sigue siempre con la numerología del 13. Comenzó a dibujar. Luego hizo la prueba de dibujar con la mano izquierda y piensa que no lo hace tan mal, porque al ser más lenta, también es más fina. Incluye frases que se le ocurren mientras camina. En sus instalaciones quiere incluir el tacto. Dibujó 35 plumas. Los distintos medios descubren diferentes capas -dibujo, foto, vídeo, instalación, acción-. No le gusta la mirada frontal. Por eso dejó la fotografía. Prefiere la mirada oblicua. Hubiera querido que la instalación se moviera, pero por dificultades técnicas no pudo ser. Convocó a una acción colectiva para ir derritiendo el bloque de hielo que contenía las plumas, con el aliento. Tras nueve horas tuvo que dejarlo sin terminar. Invitó a 13 artistas a hacer una acción. Les envió por correo una pluma, envuelta en un trozo de la funda de su almohada, y las instrucciones para la acción: horario de comienzo y duración de 13 minutos. Le sorprendió que todos usaran la alarma del móvil para saber cuando terminar. Finaliza leyendo una de sus frases: Cuerpo, casa, necesidades humanas, ¿cuantos pelos necesito para hacerme una peluca? ¿cuantas plumas para volar? ...