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viernes, 7 de agosto de 2015

ELEMENTOS DE LA ACCIÓN.

Tradicionalmente se han entendido como elementos básicos constituyentes de las acciones el Tiempo, el Espacio y la Presencia.
Tiempo y Espacio son básicos y precisos, pero Presencia es algo más difuso, aunque se sobreentienda que la presencia es la del artista (M. Abramovich: "La artista está presente"). También porque hay quien entiende que la presencia incluye la ausencia. Y también porque la mera presencia no necesariamente implica una acción: estar no es hacer, aunque artistas como Isidoro Valcárcel lo han considerado asi.(I.V.M. "Una mala acción" Acción!MAD10)
Tratando de evidenciar esta contradicción he enviado a Domingo Mestre a Valencia, para el Festival Intramurs, la siguiente partitura de acción:

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¡INACCION!
VALENCIA “INTRAMURS”

“La libertad, y el verdadero alcance de nuestra acción queda definido, más que por lo que hacemos, por lo que podemos no hacer.” Andrés Carretero sobre un texto de G. Agamben.

Robert Fillou: En la economía poética lo bien hecho es igual a lo mal hecho y es igual a lo no hecho.

A pesar de M. Abramovic.

PROPUESTA DE ¡INACCIÓN!:
Quien decida realizar la acción debe dirigirse a un ángulo del espacio donde se estén presentando las acciones, visible para les asistentes. En el ángulo se situará de pie, cara a la pared y por tanto de espaldas al público. Una vez situado dirá en voz bien alta, para que sea escuchado por les presentes:

EL/LA ARTISTA ESTÁ PRESENTE

Cada cinco minutos, sin cambiar la posición, deberá repetir la frase; con lo que, en los 20 minutos de duración de la acción, la habrá repetido 5 veces.

La acción puede desarrollarse simultáneamente con otra(s)

Hilario Alvarez.



PS: También cabe la posibilidad de fotocopiar esta hoja y repartirla entre asistentes y participantes; y cabe también que la realicen varias personas poniéndose de acuerdo en el orden.

BREVE CURRI:
HILARIO ALVAREZ DIAZ
Béjar (Salamanca)
1.950
Actualmente reside en Madrid.


Comenzó su actividad artística en 1986.
Artista de Acción en activo desde 1993.
Desde entonces ha realizado acciones en pueblos, ciudades, capitales, calles, plazas, barrios, trenes, ríos, caminos, carreteras, bares, espacios, teatros, palacios de congresos, salas, galerías y museos. Nacionales e internacionales.
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Una propuesta que quiere solventar esta contradicción del hacer/no hacer - estar/hacer, presencia/ausencia, sería considerar más específicamente que los materiales esenciales de la acción son: Tiempo, Espacio, Materia y Energía, que son las cuatro entidades materiales básicas y que amplían el espectro de las acciones hasta incluir los materiales usados, algo que ya muchos artistas de acción hacen y también entra en juego la energía que se usa para hacer la acción, lo que cuestiona profundamente la ausencia como forma de presencia, y la mera presencia como acción.
 

 

miércoles, 24 de junio de 2015

LA PIEL DEL OSO. OPINIÓN.

Ayer, 23 de junio de 2015, a las 12h tuvo lugar en el Auditorio 200 del CAM Reina Sofía de Madrid la presentación de la "Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo". Un pomposo e inexacto nombre, como dejó muy claro uno de los asistentes. El acto servía para presentar a los componentes de la "Mesa", así como sus reivindicaciones recogidas en un documento de cuatro páginas firmado por los "presidentes" de las diferentes asociaciones que componen la mesa a saber: Asociación de directores de museos de arte contemporáneo, Consejo de críticos y comisarios de artes visuales, Consorcio de galerías españolas de arte contemporáneo, Federación estatal de asociaciones de gestores culturales, Instituto de arte contemporáneo, Unión de asociaciones de artistas visuales y portavocía de la red de artistas contemporáneos de España, Sociedad española de teoría y estética de las artes, Mujeres en las artes visuales. (Todo con muchas mayúsculas, por supuesto).

Antes de que comenzase la presentación pude escuchar lo siguiente, pronunciado por Oliva (¿Arauna?) dirigiéndose a otra asistente: "Vengo para saber qué se va a pedir". "Si no te pones un poco fuerte no te escuchan. Con buenas palabras te torean". Me quedó muy claro, junto con la lectura del documento, lo que estaba haciendo en esos momentos, que de lo que se trataba era de gremialismo puro y duro. Corporativismo si se quiere usar un término más moderno pero igual de injusto: ¿Qué hay de lo nuestro?

Presidía la mesa José Díaz y ocupaban el resto de los puestos Armando Montesinos (Consejo de críticos y comisarios), Carlota Alvarez Basso (Directores de museos), Marisa González (Mujeres en la artes visuales), Isidro López Aparicio, (Unión de asociaciones de artistas visuales) , Alberto de Juan (Consorcio de galerías), Rocío de la Villa (Sociedad española de estética) y Ana Velasco.

Fueron presentando cada uno de los tres apartados del documento de reivindicaciones: I Buenas prácticas, II Recursos económicos y financiación y III Educación y política cultural. En su intervención, Isidro López Aparicio habló de ganar "fuerza de presión". También dijo que aunque no le gustaba la palabra lobby, ... (En ese momento me pregunté si a eso se refieren las buenas prácticas). Alberto San Juan dijo que "Hay que presionar hasta que las instituciones reaccionen al ataque". Puso como modelo Francia, donde, según dijo, los primeros 40.000€ ganados por un artista están exentos de impuestos. José Díaz habló sobre la actual demanda popular de "otra forma de hacer las cosas". Dijo también que habría que ampliar la participación de asociaciones, pero, eso si, "de profesionales". Carlota A. Basso propuso no esperar a que los políticos pregunten. "Hay que llamar a sus puertas ahora". José Díaz explicó que ya habían tenido algún encuentro con el Ministerio de Cultura (¿?), en el que habían encontrado (estupendo lapsus) "buena disposición, aunque sea de una Administración saliente".

A una pregunta de Oliva (¿Arauna?) José Diaz dijo que "lo que se pide no es nada nuevo. Todo se lleva pidiendo desde hace muchos años." Al respecto debo recordar la intervención de Tomás Ruiz Rivas (ANTIMUSEO) en el último evento del ciclo "Pensar lo impensable" -MediaLab, Madrid, 05.06.2015- en la que hablando precisamente de la Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo dijo que "Reclama más presupuestos para el arte. Pero esa no es la solución porque lo que hace es continuar el sistema tal como está, solo que con más dinero". Clarividente análisis, como todos los suyos. (Muy recomendable seguir su blog: antimuseo.blogspot.com.es )

Algunas perlas más que se dijeron en el coloquio: "No será la huelga, pero hay que tomar medidas que respondan a las negativas" (de la Administración, se supone). Montesinos: "Constituirse como elemento propositivo  y dialogante. Separar lo profesional de lo político (¿¡!?) Elección de los directores de museo mediante concurso público". Carlota A. Basso: "Como "Si se puede" hay que hacerlo, porque estamos a las puertas de unas elecciones". 
Parece pues que los componentes de la Mesa y sus representados ya dan, como los inversores en bolsa, por descontada la derrota del PP en las elecciones y lo que están haciendo es repartirse la piel del oso ... ¡antes de haberlo cazado!


miércoles, 17 de junio de 2015

FLORENTINO EN EL MATADERO.

 

En esta bitácora ya he dicho varias veces que me parece horrible el nombre que "alguien" del ayuntamiento de Madrid se empeñó en darle a este espacio dedicado, en principio, a las artes: Matadero.
No puedo evitarlo, pero siempre resuena  algo así como el "Viva la muerte" del funesto general tuerto Millán Astray, al que Unamuno contestó con un "Venceréis, pero no convenceréis". Casi cien años después, la muerte sigue siendo política cultural del ayuntamiento.

    Que la obra de Florentino Díaz tiene un hálito poético insoslayable, queda patente cuando uno intenta una definición de la instalación que presenta en el espacio Abierto por Obras: es una casa hecha de puertas. La iluminación, el agua que cae constantemente con un sonido también incesante, agua que, a veces, rebosa de los contenedores dispuestos para recogerla y se esparce por el suelo, todo contribuye a dar al espacio un aire de "melancólica tristeza".

 Pero hasta ahí llega la poesía. Luego viene la constatación de que Florentino Díaz se ha equivocado.  Doblemente equivocado. Primero al aceptar ese espacio para su instalación, porque queda muy claro al visitante que entra al recinto, que el espacio "le queda grande" a la instalación. Y luego porque la instalación es un refrito de su pieza anterior "El estanque de las tormentas" más unos vídeos editados con imágenes recogidas en mercadillos de viejo y que, por mucha memoria que encierren, no tienen nada que ver con "la casa de puertas". Son un añadido innecesario e incómodo, porque nadie se para a ver todo de todos los vídeos, con lo que su contenido queda rebajado al nivel de anécdota vacía de todo encanto poético.

  El espacio Abierto por Obras y el Matadero en su conjunto, están concebidos para el arte-espectáculo. Y burro grande, ande o no ande. Por eso pasa lo que pasa, que las propuestas que no entran por ese aro son "matadas" y engullidas por las fauces abiertas del matadero.
    




domingo, 14 de junio de 2015

XUBIA/XUVIA Y EL ARTE MINIMAL.

Xubia, también escrito Xuvia, es una población del Consello de Nalón en A Coruña. Hace un par de días estuve allí una horas y encontré un estupendo paseo junto a la ría, con buenas esculturas mínimal/póvera. Quien eligió y quien realizó tiene(n) criterio. Véase si no:

















viernes, 17 de abril de 2015

¿EL ARTE DEBE DOLER?

Activar el enlace para encontrar una reflexión muy, pero que muy pertinente, sobre el arte actual; sus actores y sus detr-actores.

http://pensacions.blogspot.com.es/2015/03/el-arte-debe-doler-perezosos.html

miércoles, 25 de febrero de 2015

GERALD RAUNIG. ARTE Y REVOLUCIÓN.

He copiado este texto del blogContraindicaciones. 
Creo que merece la pena por lo concreto del análisis.

Arte y Revolución
Conversación con Gerald Raunig
Por Javier Montero (publicado originalmente en Redes Secretas)
I want to be a machine
Ultravox
El filósofo y teórico del arte austriaco Gerald Raunig es uno de los pensadores contemporáneos más interesantes y originales. Investiga temas como la crítica de la creatividad capitalista, la producción de bienes comunes, la relación entre arte y activismo político o la crítica de la representación. Es autor de textos tan influyentes como ‘Art and Revolution’, una crónica alternativa y no-lineal de las revoluciones estético-políticas siglo XX. La conversación comienza en torno a su nuevo libro ‘Factories of Knowledge’, recientemente publicado por el The MIT Press, del Massachusetts Institute of Technology, para luego ir explorando otros territorios, teniendo muy presente el momento de efervescencia que estamos viviendo en los últimos tiempos.
ARTE 1: sobre la creatividad
1. Distopia: ¿hacia el final de la creatividad?
Es muy interesante la idea que sugieres en tu libro sobre cómo la paulatina modulación y colonización de la creatividad, “que afecta a los modos de subjetivación y a las formas de vida (…) tiene el potencial de agotarla” (pp.103-4). La creatividad como un régimen que puede llegar a un punto muerto bajo ciertas condiciones políticas es una visión distópica, al tiempo terrible y fascinante. Tiene mucho ver con una idea que me viene rondado la cabeza. La llamada cultura de la transición, aunque no me gusta demasiado este término, más que una serie de productos y autores/marcas, se trata de la producción de un imaginario que es fundamentalmente incapaz de pensar y pensarse fuera de sus instituciones, jerarquías y reglas. Este régimen estético ha producido auténticas distopias como la burbuja inmobiliaria española, paisajes de pesadilla de una fealdad extrema que puede ser calificada como política. ¿Podrías desarrollar más la idea de ese posible escenario?
Gerald: Sí claro. Depende de qué clase de creatividad estemos tratando. Si hablamos de la producción subordinada como ocurre en las industrias creativas, ésta podría continuar estancada a modo de una eterna repetición indiferenciada. La máquina capitalista tiene una concepción del tiempo basada en la lógica lineal del pasado, el presente y el futuro, así como en la idea teleológica de progreso como sentido último de la historia. En este sentido podemos llegar a un tiempo sin creatividad, donde simplemente nada ocurre, nada más es creado, tan solo una eterna repetición indiferenciada de lo mismo. Pero si pensamos el presente no como un momento de transición entre el pasado y el futuro, sino como un tiempo donde y cuando las cosas se expanden, este ‘llegar a ser presente’ es un tiempo muy específico de creatividad.
2. El ‘intelecto transversal’
Los aparatos destructores de la creatividad de las instituciones disciplinarias, la aplicación de los criterios, métodos y valores de negocio a la subjetividad, la precarización total, la subordinación de nuestros deseos… En ‘Factories of Knowledge’ trazas un mapa de la creatividad como herramienta de control de los medios de producción de subjetividad. El artista se ha convertido en el modelo empresarial y la creatividad en una piedra angular del capitalismo. El resultado sería la precarización de las condiciones de vida, el ‘yo’ como marca, el auto-control, la auto-disciplina y el gobierno neoliberal del individuo. En este régimen, ¿cómo podría ser desarrollada una producción artística experimental, antagonista, desbordante y constituyente?
Gerald: Creo que debe evitarse la separación de lo estético y lo político. De modo que no estoy seguro como la producción artística en una campo social específico, ‘el mundo del arte’, podría ser salvaje, experimental o desobediente. Si hablamos de transversalidad, en su propia definición está la capacidad de enrarecer el orden de los campos sociales. Mi propuesta sería insertar en los movimientos activistas los conocimientos estéticos y técnicos específicos de las personas que trabajan como artistas. Y no hacerlo como especialistas que realizan su labor en un nicho cerrado dentro de compartimentos estancos, sino mezclando sus saberes con otros componentes de una ‘intelecto transversal’ [‘transversal intellect’].
En ‘Factories of Knowledge’ hablas de ese ‘intelecto transversal’, “que se mueve a través de la dicotomía entre lo individual y lo colectivo” (p 66) como un desbordamiento crítico de la noción del ‘General Intellect’ o conocimiento social. ¿Puedes desarrollar esta idea un poco más y las maneras en que puede ser inventado hoy en día?
Gerald: La intelectualidad social es plural, es maquínica. No es la cualidad vaga de una ‘inteligencia colectiva’, tomando recursos de una reserva de ‘know-how’, que sería tan identitaria y cerrada como la imagen de la inteligencia del individuo limitada por un cuerpo humano. La intelectualidad social se conecta a la corriente de pensamiento que permea lo individual y lo colectivo.
El hecho de que, como escribe Marx, “las condiciones propias de los procesos de vida social hayan pasado al control del General Intellect”, no tiene únicamente una cualidad emancipadora. Su ambivalencia consiste en que, hasta cierto punto, esto se ha hecho realidad en el capitalismo cognitivo, no sólo como el control de las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de las personas, sino incluso también como una valorización de la cooperación e incluso del propio pensamiento. Toni Negri, Paolo Virno y otros escritores post-operarios conceptualizan este cambio como el “comunismo del capitalismo”. El General Intellect y su control sobre los procesos de vida degeneran aquí en una sumisión completa del intelecto y el lenguaje, de la información y la comunicación, de la imaginación y la invención.
El intelecto que no asimila los flujos del conocimiento social en una unidad general universal, el intelecto que no debe nada a esta forma de unidad y no necesita despegarse de ella, debe ser inventado como intelecto transversal. Y es transversal porque emerge al atravesar las singularidades del pensar y del hablar, fabricando conocimiento: una corriente maquínica de pensamiento que se mueve a través de la dicotomía de lo individual y lo colectivo, que permea los individuos y los colectivos, habita los espacios entre ellos. El intelecto transversal es afectado por corrientes y enjambres orgiásticas; soviets nómadas de producción de conocimiento que trazan líneas de escape de los viejos modelos de la vanguardia histórica y de la universalidad.
3. Instituciones culturales: de lo público al común
Las instituciones artísticas pública y privadas han sido las productoras tradicionales de valor estético [valorización]. En tu ensayo ‘Art and Revolución’ investigas máquinas complejas que desafían y tratan de subvertir esta noción, al tiempo que están inmersas en la vida cotidiana. Las grandes instituciones como los museos contemporáneos, fundaciones, galerías, casas de subastas y ferias de arte todavía generan, financian, estructuran, negocian y determinan el valor de los trabajos y procesos. Da la sensación de que las propias instituciones tratan de combatir la amenaza de pérdida del monopolio con la auto-referencia del proceso de la pérdida del monopolio, usando la producción para justificar su propia mediación.
¿Estamos viviendo el final del monopolio sobre la generación de valor? ¿Cómo crees que sería posible revolucionar las instituciones culturales?
Gerald: Creo que es importante que la institución artística no sea considerada ni como un apéndice del estado o del mercado del arte ni como heterotopía, es decir, algo que podría funcionar por si misma independiente de ambos. ¿Qué ocurre si es capaz de transformar el aparato del estado desde su interior, hasta el extremo de que llega a ser una potencial institución del común?
La crisis no es sólo económica. No solo afecta a los presupuestos; en el mejor de los casos, fuerza a la institución a pensar en un funcionamiento diferente en el que entre en relación con nuevos agentes sociales y nuevas geografías. Es exactamente en esta ruptura, provocada por la crisis de la institución artística, donde puede ser imaginada una ofensiva que impulse la transformación de la ‘institución pública’ en la ‘institución del común’. El punto es reorganizar los restos de la esfera pública civil y de la sociedad concebida como socialdemócrata, para transformar lo público en común. En cierta manera, esto implica nada menos que inventar de nuevo el estado. O mejor, inventar una nueva una nueva forma de aparato del estado mientras el viejo todavía existe.
En el campo del arte, es posible construir sobre la experiencia concreta de algunas instituciones progresistas europeas. Mientras las políticas neoliberales, a veces bajo la bandera de un ‘Nuevo Institucionalismo’, minaron las instituciones en los años noventa y primera década de este siglo, se desarrolló una línea minoritaria de políticas culturales radicales en el campo de las artes visuales, que puede ser ahora interpretada, en cierta aspectos, en la dirección del común. Habían puesto en marcha experimentos más o menos radicales de auto-transformación, a veces en el nivel del contenido, teoría y discurso, a veces, también, en relación a sus modos de producción y formas de organización moleculares. Hay ejemplos interesantes, como el Shedhalle en Zurich, que ya en los años 90 era un espacio de crítica radical feminista, y ahora está abriéndose de nuevo a múltiples luchas más allá del campo del arte. O pensemos en algunos grandes museos como el Vanabbe en Eindhoven, produciendo una variante holandesa de prácticas de crítica artística transnacional y proyectos educativos.
A pesar de la efervescencia política que estamos vivido en los últimos años en el estado español, todavía hay un profundo divorcio entre la producción artística y estética, por un lado, y el activismo político, por otro. Hay una carencia de espacios de encuentro, de reflexiones compartidas y de prácticas concatenadas. Probablemente, desde el comienzo de la mal llamada transición la producción cultural no ha sido sólo ni una determinada política de gestión ni los procesos de comercialización de una serie de autores/marcas y productos culturales de consumo, sino la construcción de un régimen biopolítico neoliberal productor de subjetividades específicas y la valorarización total de formas-de-vida. Como dice Félix Guattari, así como el capital es un modo de semiotización que permite tener un equivalente general para las producciones económicas y sociales, la cultura es el equivalente general para las producciones de poder.
Aunque el 15M fue, entonces, una bomba de relojería en el centro de este aparato, necesitamos grandes dosis de imaginación política y estética para desarrollar nuevos escenarios de ruptura. Algunas instituciones culturales han tratado de abrirse a los movimientos sociales y plantear políticas progresistas, pero no han perdido su carácter, o su pertenencia, a estructuras fuertemente jerárquicas, burocráticas, controladoras, muy alejadas en su funcionamiento interno de lo que sería una institución del común, del ejercicio de la democracia directa y de prácticas de gestión abierta y horizontal. Tanto en su funcionamiento, como en su modo de mostrarse, forman parte de un aparato estatal rígido, controlador y policial. Parece que, a pesar de las interesantes excepciones, este intento reformista desde el interior del propio aparato se enfrenta a una tarea casi imposible, si no cuenta con la fuerza desbordante de otros agentes, y está condenada a jugar el papel de institución socialdemócrata, paternalista y co-optadora.
Gerald: Quizás, parezca descabellado esperar que las instituciones artísticas re-inventen el estado. Esta expectativa puede no tener éxito, pero, también, hay que tener en consideración que en comparación con otras instituciones, como las dedicadas a la salud, la educación, la ciencia, la investigación o el comercio, el campo del arte tiene ciertas ventajas. Presenta una extraña mezcla de demandas de autonomía, tendencias experimentales, expectativas de posiciones críticas y atención a los temas políticos, que hacen de ellas casos excepcionales si las comparamos con otras instituciones.

PARTE 2: sobre la revolución – la okupación
4. Micropolíticas versus biopolíticas
Hay en ‘Factories of Knowledge’ una defensa de la brevedad temporal de las acciones políticas destituyentes, una poética de la transformación suave, gentil, débil, micro, inconcreta, “que no demanda nada”… Frente a esta postura, es interesante traer a colación ejemplos de activismo y lucha tan interesantes como el de la PAH, con demandas muy concretas, o el desarrollo su Obra Social, que libera edificios de viviendas vacías en manos de los bancos, para alojar personas desahuciadas o sencillamente sin casa. Así como la evolución del activismo en los últimos años, capaz de apoderarse y desbordar identidades fuertes, sin caer en viejos modelos representativos.
Estos años de radicalización de las estrategias neoliberales, violencia sistemática generalizada, control mediático y robo de los bienes públicos y comunes, lo que se ha llamado la ‘crisis’, parece que han mostrado que el modelo de transformaciones micro-políticas, desarrollado con el 15M, no era suficiente. Y se ha visto empujado hacia un enfrentamiento general por la supervivencia de las formas-de-vida, al tiempo que, el régimen español, nacido después de la muerte de Franco, se encuentra en un estado de crisis terminal.
Hay un cambio de paradigma en el intento de combinar prácticas no- representativas y representativas, formas renovadas de deterritorialización y reterritorialización. Se están produciendo iniciativas sorprendentes que buscan desbordar la dicotomía entre instituciones y políticas horizontales comunes, narrativas fuertes y oblicuas micro-narrativas, macro y micro-políticas. El objetivo es hacer frente e incluso tomar los aparatos del estado para democratizarlos de manera radical. Numerosos ejemplos interesantes proliferan por todas partes. Las CUP, un movimiento municipalista presente ahora en el Parlamento Catalán, mezcla la democracia directa y políticas de corte representativo con considerable agudeza. Otro caso es el Guanyarem Barcelona, en el que está directamente implicada Ada Colau, quien fuera portavoz de la PAH, que está trabajando junto a otros muchos activistas, partidos políticos, colectivos y ciudadanos en la construcción de una amplia iniciativa para tomar el ayuntamiento de esta ciudad. Una iniciativa que está en marcha en otras muchas ciudades. Podemos, una especia de partido político de nuevo formato en construcción abierta, es otro caso interesante. Todos estos ejemplos comparten fuertes conexiones con el sujeto político surgido del 15M.
El régimen español, desde sus medios de propaganda a sus clases dirigentes y partidos políticos, parece aterrorizado ante la fuerza de estos movimientos, que han permeado grandes estratos de la sociedad. Es muy interesante constatar que ni siquiera dispone de las herramientas para poder entender estos nuevos sujetos políticos. Su única respuesta es represión y censura.
¿Estos escenarios de ruptura no contradicen de manera clara tu idea de las suaves, planeadoras, gentiles y breves concatenaciones acciones políticas destituyentes?
Gerald: Conozco y he experimentado algunos de los desarrollos positivos post-15M. Para mí son ejemplos de una incipiente revolución molecular. Uno de los aspectos más excitantes es una nueva práctica de ‘inclusión radical’, que de ninguna manera se trata de la repetición de un absurdo sueño hippie, ni una proyección romántica de la suspensión de las barreras de clase y las fronteras nacionales, ni la fantasía de una fraternización sin dolor. La inclusión radical significa la potencialidad de la apertura del propio territorio existencial, un territorio fundamentalmente inclusivo sin puertas ni umbrales, un modo de reterritorialización del espacio y el tiempo.
Lo que da forma a los modos de acción de los indignados no es sólo aplicable al espacio, sino a la reapropiación del tiempo. Se toman su tiempo para realizar largas y pacientes discusiones asamblearias, para permanecer en el lugar que ocupan y desarrollar día-a-día una nueva cotidianeidad. No es una escapada, ni un desentenderse del mundo, no es un fuera-del-tiempo, sino una brecha en el régimen de subordinación temporal. No es una lucha por una mera reducción de la jornada laboral, sino un nueva concepción del tiempo.
En el capitalismo maquínico la apuesta es la apropiación total del tiempo. En medio de las angustias de la vida precaria, un excedente es inventado, el deseo de no ser co-optado. Los activistas precarios, organizadores e, incluso, los nuevos coordinadores de los partidos y movimientos sociales que mencionas aplican, entonces, diferentes relaciones temporales.
En vez de aceptar las narraciones de la historia revolucionaria (y de su historiografía estructuradora) como el único camino posible y reproducirlo hasta la infinidad, hay una necesidad de inventar, de innovar y multiplicarlas prácticas y narrativas revolucionarias. Entonces el ‘único gran evento’ revolucionario se convierte en una cadena sin final de prácticas instituyentes, la invención de una siempre renovable institución monstruosa: la institución del común.
5. La ocupación como invención de una nueva institución
Vuelvo al tema de la suavidad y brevedad de las acciones revolucionarias. Cito del libro ‘Art and Revolution’, las “transiciones, superposiciones y concatenaciones de arte y revolución llegan a ser posibles por un espacio limitado de tiempo” (p. 18). Pienso en relatos como el documental ‘The Spirit of 45’ de Ken Loach sobre la creación del estado del bienestar y el papel que jugó el gobierno del Partido Laborista, tan diferente del actual, por cierto, en el aparato del estado.
Se me ocurren varias cuestiones: ¿Deben las luchas por una profunda transformación de las condiciones de vida ser por un breve periodo de tiempo y ocurrir fuera del aparato del estado, como comentas en tu libro? ¿Por qué este modelo de suaves operaciones no podría ser fácilmente co-optado y comodificado por el mercado? ¿Puede un nuevo poder constituyente durar el tiempo suficiente para desarrollar nuevas formaciones y condiciones de vida?
Gerald: Por supuesto, no podemos contentarnos con piezas limitadas de tiempo, tenemos que pensar en transformaciones persistentes. Permanezcamos en el campo del arte. En los últimos 50 años muchos movimientos de ocupación incluyeron actores del campo artístico, desde las ocupaciones socio-culturales de los 70 a los squats políticos de la autonomía italiana en los 80 o las diferentes generaciones de centros sociales que se han sucedido hasta ahora. En el año 2011, durante las revoluciones de la Primavera Árabe y el movimiento 15M, emergió una nueva ola de ocupaciones en Italia en el campo de las artes escénicas, que continúa hasta hoy. Muchos teatros y espacios culturales han sido ocupados en Italia, desde Milán a Palermo.
Todas estas prácticas están influenciadas por la ocupación del Teatro Valle, el teatro más antiguo de Roma, fundado en 1727 y amenazado de privatización. Fue ocupado por actores, directores, músicos y otros trabajadores culturales en Junio de 2011, precisamente el día que tuvo lugar en Italia el referéndum sobre el agua, en el que se declaró un bien común. Renombraron el espacio como Teatro Valle Ocupato y fue declarado también un bien común. Había una conexión directa entre ambos acontecimientos que significaban el retorno de los dos significados del común: el primer aspecto, el material, el componente ‘natural’, representado por el agua, fue conectado al bien inmaterial de la producción cultural.
Las máquinas sociales y las máquinas-corporales de los actores, músicos, directores, técnicos y otros trabajadores culturales han reterritorializado la vida cotidiana tradicional de un teatro y han fabricado un nuevo territorio. Por supuesto que esta ocupación está basada en la profunda crisis laboral y en la precarización de la cultura, así como en la corrupción de las producciones teatrales clásicas y de sus formas de consumo. Pero sería demasiado limitado conceptualizar al Teatro Valle Occupato como sólo otro signo de protesta del mundo teatral.
Sin duda, es una experiencia fascinante que merece la pena analizar en detalle. Ese mismo año, unos meses después del desalojo de la acampada del 15M en Madrid, tras la gigantesca manifestación del 15O, se ocupó el Hotel Madrid muy cerca de la propia puerta del Sol. Tras descubrir que existía en su interior una puerta que conectaba directamente con el Teatro Albeniz, un teatro histórico cerrado desde hacía años que estaba amenazado con convertirlo en el enésimo centro comercial de la ciudad, se planteó durante unas semanas su ocupación. Se organizaron numerosas asambleas de enorme intensidad en las que participaron activistas del 15M y un amplio espectro de trabajadores del mundo de la cultura. El objetivo era liberarlo para que se convirtiera en el primer teatro de la ciudad en manos del común con modos de producción cultural acorde a ello. Apareció, entonces, una Fundación dedicada a la supuesta defensa del edifico, que boicoteó de manera drástica su liberación. Frente a la idea de convertirlo en un espacio del común que era el eje del trabajo de la asamblea, ésta pretendía seguir un proceso judicial, que todavía continúa, con el propósito de convertirlo en un teatro público al uso, dirigido por los estamentos políticos representativos del régimen. Comenzó un interesante debate, sobre qué tipo de teatro debía ser y qué clase de producción escénica podría realizar, que se acabó perdiendo. Al final el teatro ha terminado en manos de la entidad bancaria Kutxabank, notoria por su voracidad especuladora, y continúa todavía cerrado. Fue una experiencia al tiempo frustrante, intensa y, como decía, sintomática. Una conclusión que se pudo extraer es que la brecha entre el mundo de la producción cultural y el del activismo político era, y en gran medida sigue siendo, demasiado grande y no se disponían ni de herramientas ni de experiencias comunes para un desafío de ese tipo. En buena medida, ahí nace el proyecto escénico ‘El Teatro de Acción Violenta presenta El Ruído y la Furia’, que presentamos unos meses más tarde.
¿Puedes ampliar la reflexión sobre la experiencia del Teatro Valle Occupato?
Gerald: Como en todos los casos del movimiento de ocupación italiano en 2011 y en el que comentas en Madrid, la toma del espacio está conectada con cuestiones de asamblearismo, así como del lugar y el tiempo de reterritorialización. Como decíamos en el caso de los indignados, los ocupantes se tomaron muy en serio tanto el espacio como el tiempo que establecen, tomándose su tiempo para largas y pacientes discusiones y, también, para estar en el lugar, desarrollando cada día nuevas formas de organización y producción. En este sentido, la ocupación es una huelga. El teatro no es sólo un símbolo, un espacio privilegiado de representación, sino un lugar de organización no-representativa, de inclusión radical, molecular.
La idea del teatro como un bien común no es la expresión colorista de un grupo de nuevos hippies dentro del marco de las industrias creativas. Está estrechamente conectada con la invención social y jurídica de una institución del común. En este sentido, se trabajó en conciencia para establecer una nueva estructura legal como ‘Fondaziones Teatro Valle bene comune’. En su ‘codex’ político lo declararon como una institución basada en la auto-organización y el consenso, en nuevas formas de seguridad social acordes a la discontinuidad del trabajo creativo, en un modelo económico anti-privatización y, finalmente, en el entendimiento de la propiedad intelectual como riqueza social. De este modo, los protagonistas transcendieron la lógica meramente legal. El objetivo no era completar una constitución acabada y estable, sino lanzar un proceso constituyente, una huelga molecular en busca del común-ismo [commonism]. Las incontables asambleas, proyectos transversales y experimentos ético-estéticos no buscaban ser estandizados y troceados por la estructura legal de una nueva fundación, sino que los procedimientos del proceso constituyente fueron produciendo el común como auto-organización y aprendizaje.
En este sentido los estatutos de fundación pueden sólo servir como componentes de un ‘llegar a ser’ común. Ocupar una institución no significa tomar las viejas instituciones y darles nuevas reglas, sino transformar y re-inventar sus propia naturaleza.
La experiencia del Teatro Valle Occupato terminó, por el momento, el 11 de Agosto pasado, tras la amenaza de desalojo del ayuntamiento romano, gobernado por el socialdemócrata Partito Democratico. Se decidió, entonces, no resistir, sino esperar a negociar una futura gestión del espacio. David Harvey, Slavoj Zizek o el jurista italiano Stefano Rodotà estaban entre los firmantes del manifiesto de apoyo: ‘La experiencia italiana, nacida en el 2011, es el ejemplo de cómo se transforma un prestigioso teatro en un bien común’.
Aquí termina por el momento la conversación con Gerald Raunig, mientras algunas de las ideas toman cuerpo propio…


Hay en ‘Factories of Knowledge’ una defensa de la brevedad temporal de las acciones políticas destituyentes, una poética de la transformación suave, gentil, débil, micro, inconcreta, “que no demanda nada”… Frente a esta postura, es interesante traer a colación ejemplos de activismo y lucha tan interesantes como el de la PAH, con demandas muy concretas, o el desarrollo su Obra Social, que libera edificios de viviendas vacías en manos de los bancos, para alojar personas desahuciadas o sencillamente sin casa. Así como la evolución del activismo en los últimos años, capaz de apoderarse y desbordar identidades fuertes, sin caer en viejos modelos representativos.
Estos años de radicalización de las estrategias neoliberales, violencia sistemática generalizada, control mediático y robo de los bienes públicos y comunes, lo que se ha llamado la ‘crisis’, parece que han mostrado que el modelo de transformaciones micro-políticas, desarrollado con el 15M, no era suficiente. Y se ha visto empujado hacia un enfrentamiento general por la supervivencia de las formas-de-vida, al tiempo que, el régimen español, nacido después de la muerte de Franco, se encuentra en un estado de crisis terminal.
Hay un cambio de paradigma en el intento de combinar prácticas no- representativas y representativas, formas renovadas de deterritorialización y reterritorialización. Se están produciendo iniciativas sorprendentes que buscan desbordar la dicotomía entre instituciones y políticas horizontales comunes, narrativas fuertes y oblicuas micro-narrativas, macro y micro-políticas. El objetivo es hacer frente e incluso tomar los aparatos del estado para democratizarlos de manera radical. Numerosos ejemplos interesantes proliferan por todas partes. Las CUP, un movimiento municipalista presente ahora en el Parlamento Catalán, mezcla la democracia directa y políticas de corte representativo con considerable agudeza. Otro caso es el Guanyarem Barcelona, en el que está directamente implicada Ada Colau, quien fuera portavoz de la PAH, que está trabajando junto a otros muchos activistas, partidos políticos, colectivos y ciudadanos en la construcción de una amplia iniciativa para tomar el ayuntamiento de esta ciudad. Una iniciativa que está en marcha en otras muchas ciudades. Podemos, una especia de partido político de nuevo formato en construcción abierta, es otro caso interesante. Todos estos ejemplos comparten fuertes conexiones con el sujeto político surgido del 15M.
El régimen español, desde sus medios de propaganda a sus clases dirigentes y partidos políticos, parece aterrorizado ante la fuerza de estos movimientos, que han permeado grandes estratos de la sociedad. Es muy interesante constatar que ni siquiera dispone de las herramientas para poder entender estos nuevos sujetos políticos. Su única respuesta es represión y censura.
¿Estos escenarios de ruptura no contradicen de manera clara tu idea de las suaves, planeadoras, gentiles y breves concatenaciones acciones políticas destituyentes?
Gerald: Conozco y he experimentado algunos de los desarrollos positivos post-15M. Para mí son ejemplos de una incipiente revolución molecular. Uno de los aspectos más excitantes es una nueva práctica de ‘inclusión radical’, que de ninguna manera se trata de la repetición de un absurdo sueño hippie, ni una proyección romántica de la suspensión de las barreras de clase y las fronteras nacionales, ni la fantasía de una fraternización sin dolor. La inclusión radical significa la potencialidad de la apertura del propio territorio existencial, un territorio fundamentalmente inclusivo sin puertas ni umbrales, un modo de reterritorialización del espacio y el tiempo.
Lo que da forma a los modos de acción de los indignados no es sólo aplicable al espacio, sino a la reapropiación del tiempo. Se toman su tiempo para realizar largas y pacientes discusiones asamblearias, para permanecer en el lugar que ocupan y desarrollar día-a-día una nueva cotidianeidad. No es una escapada, ni un desentenderse del mundo, no es un fuera-del-tiempo, sino una brecha en el régimen de subordinación temporal. No es una lucha por una mera reducción de la jornada laboral, sino un nueva concepción del tiempo.
En el capitalismo maquínico la apuesta es la apropiación total del tiempo. En medio de las angustias de la vida precaria, un excedente es inventado, el deseo de no ser co-optado. Los activistas precarios, organizadores e, incluso, los nuevos coordinadores de los partidos y movimientos sociales que mencionas aplican, entonces, diferentes relaciones temporales.
En vez de aceptar las narraciones de la historia revolucionaria (y de su historiografía estructuradora) como el único camino posible y reproducirlo hasta la infinidad, hay una necesidad de inventar, de innovar y multiplicarlas prácticas y narrativas revolucionarias. Entonces el ‘único gran evento’ revolucionario se convierte en una cadena sin final de prácticas instituyentes, la invención de una siempre renovable institución monstruosa: la institución del común.
5. La ocupación como invención de una nueva institución
Vuelvo al tema de la suavidad y brevedad de las acciones revolucionarias. Cito del libro ‘Art and Revolution’, las “transiciones, superposiciones y concatenaciones de arte y revolución llegan a ser posibles por un espacio limitado de tiempo” (p. 18). Pienso en relatos como el documental ‘The Spirit of 45’ de Ken Loach sobre la creación del estado del bienestar y el papel que jugó el gobierno del Partido Laborista, tan diferente del actual, por cierto, en el aparato del estado.
Se me ocurren varias cuestiones: ¿Deben las luchas por una profunda transformación de las condiciones de vida ser por un breve periodo de tiempo y ocurrir fuera del aparato del estado, como comentas en tu libro? ¿Por qué este modelo de suaves operaciones no podría ser fácilmente co-optado y comodificado por el mercado? ¿Puede un nuevo poder constituyente durar el tiempo suficiente para desarrollar nuevas formaciones y condiciones de vida?
Gerald: Por supuesto, no podemos contentarnos con piezas limitadas de tiempo, tenemos que pensar en transformaciones persistentes. Permanezcamos en el campo del arte. En los últimos 50 años muchos movimientos de ocupación incluyeron actores del campo artístico, desde las ocupaciones socio-culturales de los 70 a los squats políticos de la autonomía italiana en los 80 o las diferentes generaciones de centros sociales que se han sucedido hasta ahora. En el año 2011, durante las revoluciones de la Primavera Árabe y el movimiento 15M, emergió una nueva ola de ocupaciones en Italia en el campo de las artes escénicas, que continúa hasta hoy. Muchos teatros y espacios culturales han sido ocupados en Italia, desde Milán a Palermo.
Todas estas prácticas están influenciadas por la ocupación del Teatro Valle, el teatro más antiguo de Roma, fundado en 1727 y amenazado de privatización. Fue ocupado por actores, directores, músicos y otros trabajadores culturales en Junio de 2011, precisamente el día que tuvo lugar en Italia el referéndum sobre el agua, en el que se declaró un bien común. Renombraron el espacio como Teatro Valle Ocupato y fue declarado también un bien común. Había una conexión directa entre ambos acontecimientos que significaban el retorno de los dos significados del común: el primer aspecto, el material, el componente ‘natural’, representado por el agua, fue conectado al bien inmaterial de la producción cultural.
Las máquinas sociales y las máquinas-corporales de los actores, músicos, directores, técnicos y otros trabajadores culturales han reterritorializado la vida cotidiana tradicional de un teatro y han fabricado un nuevo territorio. Por supuesto que esta ocupación está basada en la profunda crisis laboral y en la precarización de la cultura, así como en la corrupción de las producciones teatrales clásicas y de sus formas de consumo. Pero sería demasiado limitado conceptualizar al Teatro Valle Occupato como sólo otro signo de protesta del mundo teatral.
Sin duda, es una experiencia fascinante que merece la pena analizar en detalle. Ese mismo año, unos meses después del desalojo de la acampada del 15M en Madrid, tras la gigantesca manifestación del 15O, se ocupó el Hotel Madrid muy cerca de la propia puerta del Sol. Tras descubrir que existía en su interior una puerta que conectaba directamente con el Teatro Albeniz, un teatro histórico cerrado desde hacía años que estaba amenazado con convertirlo en el enésimo centro comercial de la ciudad, se planteó durante unas semanas su ocupación. Se organizaron numerosas asambleas de enorme intensidad en las que participaron activistas del 15M y un amplio espectro de trabajadores del mundo de la cultura. El objetivo era liberarlo para que se convirtiera en el primer teatro de la ciudad en manos del común con modos de producción cultural acorde a ello. Apareció, entonces, una Fundación dedicada a la supuesta defensa del edifico, que boicoteó de manera drástica su liberación. Frente a la idea de convertirlo en un espacio del común que era el eje del trabajo de la asamblea, ésta pretendía seguir un proceso judicial, que todavía continúa, con el propósito de convertirlo en un teatro público al uso, dirigido por los estamentos políticos representativos del régimen. Comenzó un interesante debate, sobre qué tipo de teatro debía ser y qué clase de producción escénica podría realizar, que se acabó perdiendo. Al final el teatro ha terminado en manos de la entidad bancaria Kutxabank, notoria por su voracidad especuladora, y continúa todavía cerrado. Fue una experiencia al tiempo frustrante, intensa y, como decía, sintomática. Una conclusión que se pudo extraer es que la brecha entre el mundo de la producción cultural y el del activismo político era, y en gran medida sigue siendo, demasiado grande y no se disponían ni de herramientas ni de experiencias comunes para un desafío de ese tipo. En buena medida, ahí nace el proyecto escénico ‘El Teatro de Acción Violenta presenta El Ruído y la Furia’, que presentamos unos meses más tarde.
¿Puedes ampliar la reflexión sobre la experiencia del Teatro Valle Occupato?
Gerald: Como en todos los casos del movimiento de ocupación italiano en 2011 y en el que comentas en Madrid, la toma del espacio está conectada con cuestiones de asamblearismo, así como del lugar y el tiempo de reterritorialización. Como decíamos en el caso de los indignados, los ocupantes se tomaron muy en serio tanto el espacio como el tiempo que establecen, tomándose su tiempo para largas y pacientes discusiones y, también, para estar en el lugar, desarrollando cada día nuevas formas de organización y producción. En este sentido, la ocupación es una huelga. El teatro no es sólo un símbolo, un espacio privilegiado de representación, sino un lugar de organización no-representativa, de inclusión radical, molecular.
La idea del teatro como un bien común no es la expresión colorista de un grupo de nuevos hippies dentro del marco de las industrias creativas. Está estrechamente conectada con la invención social y jurídica de una institución del común. En este sentido, se trabajó en conciencia para establecer una nueva estructura legal como ‘Fondaziones Teatro Valle bene comune’. En su ‘codex’ político lo declararon como una institución basada en la auto-organización y el consenso, en nuevas formas de seguridad social acordes a la discontinuidad del trabajo creativo, en un modelo económico anti-privatización y, finalmente, en el entendimiento de la propiedad intelectual como riqueza social. De este modo, los protagonistas transcendieron la lógica meramente legal. El objetivo no era completar una constitución acabada y estable, sino lanzar un proceso constituyente, una huelga molecular en busca del común-ismo [commonism]. Las incontables asambleas, proyectos transversales y experimentos ético-estéticos no buscaban ser estandizados y troceados por la estructura legal de una nueva fundación, sino que los procedimientos del proceso constituyente fueron produciendo el común como auto-organización y aprendizaje.
En este sentido los estatutos de fundación pueden sólo servir como componentes de un ‘llegar a ser’ común. Ocupar una institución no significa tomar las viejas instituciones y darles nuevas reglas, sino transformar y re-inventar sus propia naturaleza.
La experiencia del Teatro Valle Occupato terminó, por el momento, el 11 de Agosto pasado, tras la amenaza de desalojo del ayuntamiento romano, gobernado por el socialdemócrata Partito Democratico. Se decidió, entonces, no resistir, sino esperar a negociar una futura gestión del espacio. David Harvey, Slavoj Zizek o el jurista italiano Stefano Rodotà estaban entre los firmantes del manifiesto de apoyo: ‘La experiencia italiana, nacida en el 2011, es el ejemplo de cómo se transforma un prestigioso teatro en un bien común’.
Aquí termina por el momento la conversación con Gerald Raunig, mientras algunas de las ideas toman cuerpo propio…





sábado, 14 de febrero de 2015

FALSOS DILEMAS.

En el mundillo del arte hay un muy conocido dilema: ARTE / VIDA. 
Basándose en ese dilema, un muy conocido artista de acción finlandés, Roi Vaara, realizó una muy conocida videoperformance que dio la vuelta al mundo. 

Otro dilema que preocupa muy mucho a gran parte de los artistas es: ARTE / DINERO. Y aunque está presente en prácticamente todas las conversaciones, controversias y reflexiones en el mundillo del arte, hasta ahora nadie ha realizado ninguna videoperformance.

Lo que queda claro es la igualdad entre los dos segundos términos del dilema. Y no es esa la menor de sus falsedades.

En www.herramienta.com.ar he encontrado el artículo que copio a continuación, por si a alguien le apetece saber cual es el análisis de G. Lukács sobre este tema:

Arte y vida cotidiana en "La peculiaridad de lo estético"

Autor: Asuka Hatano (FFyL, UBA)
La evolución filosófica de Lukács, después de Historia y conciencia de clase, que, a pesar del repudio de su autor, continúa siendo considerada la obra paradigmática de su actividad teórica, encuentra la más acabada expresión en la Estética, impresa por primera vez en 1963 en Alemania Federal. Esta obra debe ser comprendida en el marco del proyecto filosófico y vital de Lukács luego de la caída del estalinismo. El proyecto consistía en recuperar la dimensión progresista y crítica del marxismo, en su "renacimiento".
   La Estética lukácsiana busca determinar la especificidad de lo estético en términos radicales mediante la reconstrucción genética del conjunto de las capacidades y actividades humanas. La verdadera génesis recién empieza a encontrar su inicio cuando la sociedad y el ser se aferran desde su raíz. Y la raíz de la historia es el hombre que trabaja, que crea, que configura su mundo y supera lo dado. De lo que se trata aquí es de recuperar el método de Marx, ya no descender del cielo de las ideas a la tierra de los hombres, sino ascender de la tierra de los hombres reales y actuantes en su proceso vital al cielo.
    Al comienzo de los Prolegómenos para una estética marxista, Lukács explica que hay que partir de la inmediatez de la vida cotidiana, pero también ir más allá de ella, para poder captar el ser como puro en-sí. Es de este modo que la lectura de La peculiaridad de lo estético nos enfrenta, tal como explica Werner Jung, una y otra vez con el concepto de cotidianidad, con las estructuras del mundo de la vida y el trabajo.
La vida cotidiana de los hombres concretos es el oculto centro de gravitación de la filosofía tardía de Lukács, el punto de partida y llegada de todos sus movimientos de pensamiento.
  En este punto parece pertinente recordar el impacto filosófico que produjo en Lukács la lectura de los Manuscritos de París de Marx y el descubrimiento del concepto de "esencia genérica". La noción del hombre como ser corporal activo, dotado de fuerzas vitales que sólo pueden expresarse mediante su exteriorización, con la producción de objetos reales que son el resultado de su actividad, se torna de capital importancia. El hombre es hombre, es decir, expresa su esencia genérica sólo mediante la elaboración del mundo objetivo. El producto del trabajo es, por lo tanto, la objetivación de la vida genérica del hombre, en la medida en que éste se duplica no sólo intelectualmente, como en la consciencia, sino también laboriosamente, y se contempla a sí mismo en un mundo creado por él. La extrañación del trabajo, así como también la imposibilidad de ejercer la capacidad humana de llevarlo adelante (pensemos en la situación actual, cuyo rasgo esencial es la negación del trabajo al hombre), enturbia y, a veces, hasta destruye para el individuo su la consciencia de pertenencia al género humano, pues al serle arrebatado o negado el objeto de su producción, se le arrebata o niega su real objetividad genérica. En este esquema de la concepción del hombre y el trabajo se encuentran los fundamentos filosóficos de la teoría estética lukácsiana.
· brotado ha de lo más íntimo. de mí a él: /de mi razón. de mi vida.
La relación sujeto-objeto de la esfera estética no podrá ser comprendida en toda su complejidad si no se parte de la estructura correspondiente en el campo del trabajo humano. En el trabajo, la subjetividad y la objetividad tienen que unirse inseparablemente; sin embargo esa unidad no suele reflejarse como tal en la consciencia, según explica Lukács. Domina por lo común en la vida cotidiana el ser-en-sí-del-objeto -como entrega absoluta al trabajo objetivo o, de un modo corriente en niveles más desarrollados, como un estar perdidos en el mundo de los objetos al cual nos sentimos condenados-, o bien impera una imaginaria omnipotencia de la subjetividad que impone fines y deseos. De esta manera el hombre se siente como un extraño en el mundo que él mismo ha creado.
     Lukács explica la génesis de la esfera estética  como un proceso que se origina en la necesidad de vivir un mundo a la vez real, objetivo y adecuado a las más profundas exigencias del ser humano. El hombre experimenta la necesidad de volver a traer teleológicamente el mundo a su propia condición humana, a situarlo en la totalidad de los fenómenos y experiencias en relación con sus propios impulsos y aspiraciones. El acto estético originario se caracteriza, justamente, porque en él la entrega incondicional a la realidad y el apasionado deseo de superarla, van juntos, logrando de esta manera, y por este doble movimiento destacar rasgos de la realidad que en sí son intrínsecos a ésta, y en los cuales se hace visible la adecuación de la naturaleza al hombre y se superan la extrañeza y la indiferencia respecto del ser humano, sin afectar por ello a la objetividad natural y aun menos querer aniquilarla. El rasgo filosóficamente más esencial de la posición estética y de la necesidad social que le da vida es la intensificación simultánea de la subjetividad y la objetividad por encima del nivel de la cotidianidad.
· concentración en ese sauce. hay que resucirlo a. hay que:/ las líneas principales. ¡captarlo!. el lápiz: es un ser vivo. ¿lo/ lograrás? ¿jamás?. esa herida: ¡hay que ponerla!/ atención: ¡no te dejes despistar! atención: ¡las/ líneas principales! poco a poco: cuidadoso.
    En la esfera estética la dialéctica de la apariencia y la esencia se impone en su legalidad general y, además, en su inmediatez, tal como se presenta al hombre en la vida. Ella es el fundamento para la aparición de la subjetividad estética: "Pues dentro del sujeto creador se decide dónde y cómo hay que trazar líneas divisorias, poner distancias, síntesis unificadoras, etc., con objeto de realizar en la materia real aquellas generalizaciones concretas, sensibles y significativas, que son capaces de hacer de su objetividad -sin destruir su auténtico En-sí- una animada refiguración del hombre y de sus actos" (Lukács 1982: 2, 282).  De esta manera, el reflejo estético se presenta como una refiguración de la realidad objetiva, pero en los términos de una verdad humana para los hombres, y por lo tanto el problema del en-sí y el para-nosotros de las objetivaciones toma una nueva fisonomía. La forma artística como forma de un determinado contenido, crea siempre un "mundo" para sí, llamado a evocar activamente el para-sí propio de los seres humanos. En el arte el hombre produce un mundo que sólo tiene existencia en tanto es para el hombre. La esencia del reflejo estético se basa precisamente en que levanta la unidad sensible y significativa de lo humano y su entera y contradictoria riqueza a un efecto evocador que aspira a hacer vivenciables conexiones como actos y sufrimientos, éxitos y derrotas, florecimientos y decadencias del género humano.
En la realidad objetiva, y también en la mímesis estética, domina una unidad indivisible de contenido y forma. Lo que distingue la cotidianidad del arte es la diversidad cualitativa que cobra en cada una de ellas la relación forma-contenido. La cotidianidad puede ser descrita como continuidad carente de método, de tendencias heterogéneas. Es la intersección de los momentos más diversos y contradictorios. Por el contrario, y en contraposición, la obra de arte consumada es aquella que ha logrado finalmente llevar a la identidad el contenido y la forma, luego de un juego complicadísimo de tendencias contrapuestas en el que la destrucción de las formas inmediatamente dadas de la realidad se presenta como una superación dialéctica que no puede descuidar la preservación y la elevación de lo superado. Para comprender la modalidad de esta superación convendría detenerse a considerar la categoría de la particularidad. Ella se define negativamente por su renuncia a representar la totalidad de la realidad; y positivamente por ser un fragmento de realidad que en cuanto reproducción de su totalidad intensiva y de la orientación de su movimiento, hace visible la realidad a partir de un aspecto determinado y esencial. En su voluntad por convertir la totalidad extensiva de la realidad en totalidad intensiva de la obra del arte, el reflejo estético descubre lo esencial por detrás de lo meramente transitorio. Se advierte entonces la eficacia desfetichizadora del arte, su capacidad para elevarse por encima de las estructuras de pensamiento y experiencia cosificadas de la vida corriente y mostrar las mediaciones que en la vida cotidiana han sido enturbiadas. El mundo, mudo en sí para los hombres, y la propia mudez del hombre ante el mundo y ante sí mismo, se disuelven con esa autoconsciencia en una nueva capacidad de expresión. Esta autoconsciencia abarca todas las alegrías y todos los sufrimientos que el hombre puede experimentar y vivir ante el mundo, y cobra en las obras aquella voz que eleva esa mudez específica a lenguaje autoconsciente y la articula en él.
· no es el azar. / no es de buenas a / que me ha traído:/ el caso que me toca
· no./ no fue el azar no gobierna/ fue: mi caso/ fue: mi vida es.
De lo dicho anteriormente, se concluye que la piedra angular de la autonomía estética en la teoría lukácsiana es el concepto de conciencia de sí del hombre. El arte es para Lukács  la memoria de la humanidad. Entendiendo que
el ‘re-cuerdo’ es realmente la forma de interiorización en la cual y por la cual el individuo humano -y la humanidad en él- puede apropiarse el pasado y el presente como obra propia, como el destino que le compete. El ‘re-cuerdo’ evoca una realidad objetiva, pero tal que se encuentra penetrada de actividad humana en todas sus fibras, y en todos cuyos objetos el entendimiento humano, el sentimiento humano, han invertido lo mejor que tienen y se han enriquecido al mismo tiempo internamente en ese proceso del dar y el hacer (Lukács 1982: 2, 273).
· desde:/ ir a buscar atrás a remontarme. allí dolor./ allí he: frente a la./ cada injusticia he: cada recuerdo./ hoy mismo aquí
En la obra de arte, lo que el hombre ha entregado generosamente a la realidad objetiva (y a la realidad de sí mismo y de sus semejantes) en las diversas formas de la alienación, aquello por lo cual posee él en cada momento su propia riqueza de pensamiento y sentimiento, se retrocapta ahora en el sujeto, y el mundo se vive como mundo propio del hombre, como posesión que ya nunca puede perderse. En estos dos actos inseparables nace, se difunde y se profundiza la autoconsciencia humana.
· los comienzos. cuando advertí: / lo imposible: palabra./ cuando advertí. empecé a ver./ por eso: aquí estoy.
La vivencia artística receptiva no puede comprenderse sin considerar el Antes. El Antes se encuentra en la cotidianidad. Y la especificidad de la vida cotidiana consiste en que aquí, siempre se encuentra implicado el "hombre entero". La fuerza de lo estético se orienta siempre, por lo tanto, al hombre de la cotidianidad, el hombre entero que piensa, siente y actúa, el hombre que se dirige a la realidad con toda la superficie de su existencia y que conserva aquí su unidad y totalidad. En la experiencia estética el hombre de la cotidianidad se aleja del contexto inmediato y mediado de la vida, se desprende de él para orientarse temporal y exclusivamente a la contemplación de la obra. Es así como, en la recepción estética, el poder orientador y evocador del medio homogéneo de la obra de arte penetra en la vida anímica del receptor, subyuga su modo habitual de contemplar el mundo, le impone ante todo un "mundo" nuevo, lo llena de contenidos nuevos o vistos de modo diferente y le mueve a recibir ese "mundo" con sentidos y pensamientos rejuvenecidos, renovados. Es decir, la experiencia estética posibilita otro acceso a la realidad; una visión sintética hacia la unidad, visión capaz de descomponer más agudamente y de componer más audazmente de lo que puede hacerlo el hombre de la cotidianidad. Es por ello, explica Lukács, que en lo inmediato se mezcla a la conmoción del receptor por lo nuevo que desencadena en él cada obra individual un sentimiento concomitante negativo, un pesar, una especie de vergüenza por no haber percibido nunca en la realidad, en la propia vida, lo que tan "naturalmente" se ofrece en la conformación artística. En este contraste y en esa conmoción se contienen una anterior contemplación fetichizadora del mundo, su destrucción por su propia imagen desfetichizada en la obra de arte y la autocrítica de la subjetividad.
· un momento hay:/ un encuentro. el comienzo de mí./ en todas las vidas hay:/lo por hacer. la cosa
· un camino nuevo: lo por hacer. la cosa por./ la revolución por. ese fue. lo vi desde. fuego: un grito
La función social del arte encuentra su fundamento en la relación entre la vivencia estética y su Después en la vida. El Después de la vivencia receptiva puede pues describirse simplificadamente del siguiente modo: en la experiencia estética el poder evocador de las formas, mediado por el medio homogéneo, mantiene al hombre enteramente tomado por la recepción en el encanto de un mundo nuevo, y le impone el sello de su esencia como un nuevo y propio contenido. El Después consiste en el modo en que el hombre entero, libre ya de esa sugestión, elabora lo así adquirido. Lo adquirido es inmediatamente contenido, y por eso plantea al hombre la tarea de insertar ese contenido en su anterior imagen del mundo, de transformar ésta del modo correspondiente para adaptarla a aquél.
La conmoción ética promovida por el arte se basa, ante todo, en la aptitud que él posee para crear, sobre la base de materiales extraídos de la vida, un pequeño mundo, una mónada provista de una armonía que buscamos en vano en el mundo externo; el arte puede, pues, ejercer una función valiosa de índole ética, pero no convirtiéndose en un simple medio de propaganda, sino en la medida en que contribuye a desarrollar una nueva visión del mundo. Y la percepción de nuevos contenidos es al mismo tiempo un estímulo y una orientación para reconocer también en la vida lo que les es análogo y para apropiárselo, o para transformar las formas del mundo de acuerdo con esos nuevos contenidos.
El reproche al Antes, la exigencia para el Después, aunque ambos parezcan casi borrados en la inmediatez de la vivencia, constituyen un contenido esencial de la catarsis: "una sacudida tal de la subjetividad del receptor que sus pasiones vitalmente activas cobren nuevos contenidos, una nueva dirección, y, así purificadas, se conviertan en basamento anímico de ‘disposiciones virtuosas’" (Lukács 1982: 2, 508).
· allí yo: nacen. una gota cayendo. mis obras contra. yo sé que aún./ una gota en un océano de: que es este mundo. una gota cayendo en: la/ injusticia. un océano. mis obras contra. yo sé que aún.
En su Estética, Lukács esboza una filosofía de la historia dentro de la cual la unidad del individuo y el género aparece como la verdad de la historia. En el arte y a través de él, emerge y se resuelve la cuestión de la verdad de la historia. En este sentido, Agnes Heller señala que esa filosofía de la historia inherente a La peculiaridad de lo estético abre la dimensión de esperanza (en el sentido de la esperanza garantizada).
Lukács consideraba que el arte y la literatura no son utópicos, pues les resulta imposible representar una perspectiva de futuro, excepto como una orientación del mundo presente al que conceden forma. Explica, a su vez, que, sin embargo, existe por otro lado, un modo de superar lo existente que es característico del arte, y que concede a éste una orientación que bien podría ser designada como utópica, en la medida en que se eleva por encima de su aquí y ahora específico y le permite conceder voz a lo latente, a lo que solo se encuentra insinuado en el mundo actual.
A riesgo de caer, en lo que Agnes Heller llama "ingenuidad filosófica" es pertinente considerar en este mismo sentido, que la filosofía de la historia lukácsiana no es ninguna utopía.
Bibliografía
Heller, Agnes, "La filosofía tardía de Lukács". Traducc. de Adrián Navigante. En: Vedda, Miguel (comp.), Antología de estudios sobre Lukács y Marcuse. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras, 2002, pp. 5-20.
Jung, Werner, "Para una ontología de la vida cotidiana. La filosofía tardía de Georg Lukács". Traducc. de Miguel Vedda. Buenos Aires, 2002.
Lamborghini, Leonidas, Las reescrituras. Buenos Aires: Dock, 1996.
Lukács, Georg, Estética I. La peculiaridad de lo estético. 4 vv. Traducc. de Manuel Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1982.
-, Prolegómenos a una estética marxista. Traducc. de Manuel Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1987.

lunes, 9 de febrero de 2015

ESTUPENDA PROCLAMA DE ROSA OLIVARES


Tiempo de ladrones

Rosa Olivares
Hace tiempo una concejala de cultura del Ayuntamiento de Barcelona (Maria Aurèlia Capmany i Farnés, Barcelona, 3 de agosto de 1918 - 2 de octubre de 1991) en un gobierno socialista, decidió dejar sin exposiciones algunos de los centros expositivos habituales de la ciudad. Naturalmente todo el sector se le echó encima acusándola de despreciar la cultura. Como esta señora no tenía ningún complejo y era una histórica y valiente luchadora feminista y obrera, simplemente contestó que “le salía más barato fletar un avión cada mes a Londres o a París y llevar de museos a los visitantes habituales de las salas barcelonesas que mantener sus gastos sólo para unos pocos”. Naturalmente, cuando salió del puesto el siguiente concejal volvió a abrir esas salas de exposiciones, exposiciones de todo tipo y color con lo que eso puede significar (artistas locales, amigos, conocidos y alguna buena exposición). A mí me encantó esa solución radical, porque llevo años pidiendo un año sin exposiciones, sin curadores, sin ferias, un año de descanso y reflexión; de ahorro y de sentarse a pensar un poco. Nadie me toma en serio, naturalmente, no se dan cuenta de que es un grito de auxilio. Pero una noticia en La Vanguardia (alertada por el artista amigo Joan Morey) me vuelve a aquellos tiempos: el centro Arts Santa Mónica (que lleva unos años de vida agitada y confusa) nombra nuevo director, un absoluto desconocido Jaume Reus, y este señor da los datos de su nueva sala: el año pasado sus gastos fueron de 694.000 euros en personal; 309.000 en mantenimiento; 1.126.000 en exposiciones y 1.085.000 en otras actividades. Los visitantes a la sala fueron 139.867. Un total de 22.978 euros por visitante se gastó el ayuntamiento de Barcelona en una sala. Un lujo que en tiempos de recortes, de niños pasando hambre, de familias sin luz (y no soy demagógica) no me parece razonable por parte de un ayuntamiento en una ciudad que tiene todo tipo de museos y centros de arte, públicos y privados (MACBA, La Caixa, Museo Picasso, el Museo de Arte Moderno….). De hecho hubiera sido más barato llevarlos en un vuelo a Nueva York a ver el MoMA. Con casi tres millones de euros gastados no se puede decir que las visitas a la web han bajado (¡además!) y que este próximo año tendrá un programa de centro cultural de barrio. ¿Es esto lo que un ayuntamiento tiene que hacer para ofertar cultura actual a su ciudad? Ojo, que estamos hablando de un centro de tercera, con una programación de cuarta, con un edificio imposible que costó un Congo Belga, situada en una de las zonas más turísticas de una ciudad con millones de turistas al año más los millones de habitantes estables. Al que no va nadie. ¿Con un gasto de casi tres millones de euros no se les ocurre nada mejor? Sin duda algo falla, tal vez la valentía y el rigor de María Aurèlia Capmany vendría bien ahora, pero ya nadie se atreve a hacer nada que no sea políticamente correcto, y el dinero público se gasta sin miedo ni vergüenza.
Pero no crean que es un tema local (seguro que cada lector puede dar un ejemplo similar en cualquier lugar del mundo), y para demostrarlo sólo hay que ir a Italia, donde en la Expo 2015, en la Triennale de Milán se van a gastar 5.300.000 euros (cinco millones trescientos mil euros) en la exposición, eso sí, comisariada por Germano Celant, que cobrará seguramente el precio más alto conocido por una curaduría: 750.000 euros. Celant es conocido en Italia (que les recuerdo que actualmente es una de las economías más débiles de la zona euro) como “el cacique” y se cuenta, con esa sonrisa tan latina y tan machista, que hubo un tiempo no lejano en el que él dirigía por delegación todos los museos de arte actual del país, ya que sus exmujeres eran todas directoras de alguno de estos museos. Ya se sabe que Italia es un país donde la mafia, la cosa nostra (que suele ser la cosa de otros), ha creado escuela. Vivimos tiempos de miseria, no sólo económica, sino sobe todo moral. Tiempo de cobardes y de ladrones.

martes, 27 de enero de 2015

DANIEL GARCÍA ANDÚJAR.



El pasado día 21.01.15 asistí, junto con Sonia M. Requejo y Pilar C., a un diálogo? entre el artista, el director del Reina Sofía y presentador del acto Manuel Borja-Villel y la comisaria de su exposición actual en el museo Iris Dressler.
En realidad hablaron cada uno por su lado. Por suerte, el que más habló fue el artista alicantino y arquitecto.
Pionero del net-art, dice que aún no hay suficiente distancia para poder juzgar el net-art con perspectiva que permita valorar justamente las obras.
Manuel Borja: ya no se sostiene la división burguesa de público/privado (espacio) y dice que D.G.Andújar cuestiona también la autoría con sus trabajos, muchos de los cuales se valen de imágenes capturadas en Internet. De hecho, ahora mismo, la VEGAP (Asociación que recauda los derechos de autor de los artistas visuales en Madrid) le ha denunciado y tienen un pleito.
Iris Dressler pone de relieve la dificultad de "leer" este mundo/biblioteca digital en el que en realidad vivimos.
Para DGA,, hoy, Internet tiene "puertas al campo" y rejas y ventanas enrejadas. Hoy todos somos vigilantes y vigilados. Las tecnologías de la información son tecnologías de control. Y ese control sólo se puede evitar con el engaño, puesto que el anonimato no existe o es inoperante. Las ip de las máquinas son insoslayables. A propósito de anonimato y "verdad", habla de las puertas de los váteres de los bares, como "muros" de libertad.
El papel del artista hoy sería el de crear espacios de resistencia, anonimato y autonomía.

lunes, 12 de enero de 2015

"FONTAINE" DE ¿DUCHAMP?


En la web de ExitExpress Rosa Olivares ha escrito lo que copio mas abajo. Independientemente de su reivindicación feminista, comprensible y compartible, la bomba de la posible no autoría duchampiana de la famosa "Fontaine" que tantas consecuencias ha tenido en el arte posterior, es realmente para pensarlo muy en serio. Por las consecuencias que tiene para el arte, ahora mismo.



"¿Y si fuera ella?
Rosa Olivares
La historia oficial está llena de engaños y de falsedades… por no decir engaños y mentiras. Nos queda la duda siempre de dónde está la verdad, de quién miente, de si hubo intención o si solamente hubo ocasión. No se puede esperar que una historia oficial sea innovadora, radical, ni siquiera extravagante. Ni siquiera tratándose de una historia de arte actual. Ya nos dijeron que tal vez, solamente tal vez, las esculturas de Auguste Rodin no fueron tan suyas, que tal vez, solamente tal vez, Camille Claudel tuvo algo que ver en la idea y realización de algunas de sus piezas más interesantes. Rumores, notas a pie de página de una historia oficial que no se altera tan fácilmente. Ahora corren rumores (documentados por expertos y teóricos del arte ingleses, americanos y franceses: William Camfield, Rhonda Roland, Kirk Varnedoe, Irene Gammel, Glyn Thompson, Hector Obak) de que tal vez, sólo tal vez, el famoso urinario (Fuente, 1917) de Marcel Duchamp no fue una creación de él, sino de ella. De otra mujer ocultada y silenciada por una historia no solo oficial sino cada vez más misógina: Elsa von Freytag-Loringhoven (1874-1927) la primera artista y escritora dadaísta de Estados Unidos. Elsa era una activa feminista amiga de Marcel. Y es el propio Marcel Duchamp en una carta a su hermana Suzanne dice “una de mis amigas, bajo el seudónimo masculino de Richard Mutt, ha mandado un urinario de porcelana como escultura” a la exposición anual de la Asociación de Artistas independientes. De hecho no figura el nombre de Duchamp en ningún lugar en el envío de obras de ese año 1917. La obra fue rechazada, y poco después fue reconocida como la primera obra conceptual del arte moderno. Es considerada como una de las obras más influyentes del siglo XX. En 1983 se empieza a dudar de la autoría de Marcel Duchamp, más aún cuando su historia de dónde y cuándo lo adquirió se vio desmontada al descubrirse que la tienda donde él dijo haberlo comprado nunca vendieron ese tipo de elementos. Sin embargo con la baronesa von Freytag la cosa es más evidente, ella era reconocida como una poeta de los objetos, y su utilización del urinario tenía una clara intención antimilitarista y antimachista… algo que a la historia oficial no le interesa. Duchamp en 1950 ya había asumido la autoría de la pieza y había realizado 17 copias que hoy están en los mejores museos del mundo. Su valor de mercado, no hay que decirlo, es altísimo. ¿Y si hubiera sido ella? Si la autora hubiera sido Elsa en lugar de Marcel, hoy en día no se hablaría del urinario, simplemente no existiría y sería un renglón apenas leído en la historia de una mujer inteligente, brillante y magnifica. Un renglón que muy pocos habrían leído y menos aún valorado. La historia del arte sería otra y nosotros seguiríamos igual de engañados con una historia oficial absurda hasta en los detalles.
Hace poco el pintor expresionista alemán Georg Baselitz afirmaba que en la historia de la pintura no hay mujeres porque, realmente, ellas pintan mal, no pintan con la lucidez, la inteligencia y la precisión de los hombres. Debe ser por el pincel, supongo. Ellas pintan mal, escriben regular, lo que hacen bien son otras cosas, así nos lo cuenta la historia. Una historia que no tiene en cuenta el pensamiento ni la creatividad de las mujeres, porque “lo hacen peor”, tal vez por eso Camille Claudel fue ingresada en un hospital psiquiátrico, Elsa von Freytag-Loringhoven silenciada, porque lo hacían tan mal que mejor que nadie supiera lo que hacían. La actitud del hombre en la escritura de esta historia oficial empieza a ser obviamente lamentable. El mercado se lo agradece y así sólo hay hombres en la lista de los artistas más valorados, porque lo hacen mejor, claro. Pero ¿y si hubieran sido ellas? ¿Si hubieran sido ellas las que innovaran, las que cambiaran el punto de vista, las que marcaran un cambio real en una línea de creación que, de repente, se agita y revive…? ¿Qué hubiera pasado, algo habría cambiado realmente si hubieran sido ellas?"