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sábado, 14 de febrero de 2015

FALSOS DILEMAS.

En el mundillo del arte hay un muy conocido dilema: ARTE / VIDA. 
Basándose en ese dilema, un muy conocido artista de acción finlandés, Roi Vaara, realizó una muy conocida videoperformance que dio la vuelta al mundo. 

Otro dilema que preocupa muy mucho a gran parte de los artistas es: ARTE / DINERO. Y aunque está presente en prácticamente todas las conversaciones, controversias y reflexiones en el mundillo del arte, hasta ahora nadie ha realizado ninguna videoperformance.

Lo que queda claro es la igualdad entre los dos segundos términos del dilema. Y no es esa la menor de sus falsedades.

En www.herramienta.com.ar he encontrado el artículo que copio a continuación, por si a alguien le apetece saber cual es el análisis de G. Lukács sobre este tema:

Arte y vida cotidiana en "La peculiaridad de lo estético"

Autor: Asuka Hatano (FFyL, UBA)
La evolución filosófica de Lukács, después de Historia y conciencia de clase, que, a pesar del repudio de su autor, continúa siendo considerada la obra paradigmática de su actividad teórica, encuentra la más acabada expresión en la Estética, impresa por primera vez en 1963 en Alemania Federal. Esta obra debe ser comprendida en el marco del proyecto filosófico y vital de Lukács luego de la caída del estalinismo. El proyecto consistía en recuperar la dimensión progresista y crítica del marxismo, en su "renacimiento".
   La Estética lukácsiana busca determinar la especificidad de lo estético en términos radicales mediante la reconstrucción genética del conjunto de las capacidades y actividades humanas. La verdadera génesis recién empieza a encontrar su inicio cuando la sociedad y el ser se aferran desde su raíz. Y la raíz de la historia es el hombre que trabaja, que crea, que configura su mundo y supera lo dado. De lo que se trata aquí es de recuperar el método de Marx, ya no descender del cielo de las ideas a la tierra de los hombres, sino ascender de la tierra de los hombres reales y actuantes en su proceso vital al cielo.
    Al comienzo de los Prolegómenos para una estética marxista, Lukács explica que hay que partir de la inmediatez de la vida cotidiana, pero también ir más allá de ella, para poder captar el ser como puro en-sí. Es de este modo que la lectura de La peculiaridad de lo estético nos enfrenta, tal como explica Werner Jung, una y otra vez con el concepto de cotidianidad, con las estructuras del mundo de la vida y el trabajo.
La vida cotidiana de los hombres concretos es el oculto centro de gravitación de la filosofía tardía de Lukács, el punto de partida y llegada de todos sus movimientos de pensamiento.
  En este punto parece pertinente recordar el impacto filosófico que produjo en Lukács la lectura de los Manuscritos de París de Marx y el descubrimiento del concepto de "esencia genérica". La noción del hombre como ser corporal activo, dotado de fuerzas vitales que sólo pueden expresarse mediante su exteriorización, con la producción de objetos reales que son el resultado de su actividad, se torna de capital importancia. El hombre es hombre, es decir, expresa su esencia genérica sólo mediante la elaboración del mundo objetivo. El producto del trabajo es, por lo tanto, la objetivación de la vida genérica del hombre, en la medida en que éste se duplica no sólo intelectualmente, como en la consciencia, sino también laboriosamente, y se contempla a sí mismo en un mundo creado por él. La extrañación del trabajo, así como también la imposibilidad de ejercer la capacidad humana de llevarlo adelante (pensemos en la situación actual, cuyo rasgo esencial es la negación del trabajo al hombre), enturbia y, a veces, hasta destruye para el individuo su la consciencia de pertenencia al género humano, pues al serle arrebatado o negado el objeto de su producción, se le arrebata o niega su real objetividad genérica. En este esquema de la concepción del hombre y el trabajo se encuentran los fundamentos filosóficos de la teoría estética lukácsiana.
· brotado ha de lo más íntimo. de mí a él: /de mi razón. de mi vida.
La relación sujeto-objeto de la esfera estética no podrá ser comprendida en toda su complejidad si no se parte de la estructura correspondiente en el campo del trabajo humano. En el trabajo, la subjetividad y la objetividad tienen que unirse inseparablemente; sin embargo esa unidad no suele reflejarse como tal en la consciencia, según explica Lukács. Domina por lo común en la vida cotidiana el ser-en-sí-del-objeto -como entrega absoluta al trabajo objetivo o, de un modo corriente en niveles más desarrollados, como un estar perdidos en el mundo de los objetos al cual nos sentimos condenados-, o bien impera una imaginaria omnipotencia de la subjetividad que impone fines y deseos. De esta manera el hombre se siente como un extraño en el mundo que él mismo ha creado.
     Lukács explica la génesis de la esfera estética  como un proceso que se origina en la necesidad de vivir un mundo a la vez real, objetivo y adecuado a las más profundas exigencias del ser humano. El hombre experimenta la necesidad de volver a traer teleológicamente el mundo a su propia condición humana, a situarlo en la totalidad de los fenómenos y experiencias en relación con sus propios impulsos y aspiraciones. El acto estético originario se caracteriza, justamente, porque en él la entrega incondicional a la realidad y el apasionado deseo de superarla, van juntos, logrando de esta manera, y por este doble movimiento destacar rasgos de la realidad que en sí son intrínsecos a ésta, y en los cuales se hace visible la adecuación de la naturaleza al hombre y se superan la extrañeza y la indiferencia respecto del ser humano, sin afectar por ello a la objetividad natural y aun menos querer aniquilarla. El rasgo filosóficamente más esencial de la posición estética y de la necesidad social que le da vida es la intensificación simultánea de la subjetividad y la objetividad por encima del nivel de la cotidianidad.
· concentración en ese sauce. hay que resucirlo a. hay que:/ las líneas principales. ¡captarlo!. el lápiz: es un ser vivo. ¿lo/ lograrás? ¿jamás?. esa herida: ¡hay que ponerla!/ atención: ¡no te dejes despistar! atención: ¡las/ líneas principales! poco a poco: cuidadoso.
    En la esfera estética la dialéctica de la apariencia y la esencia se impone en su legalidad general y, además, en su inmediatez, tal como se presenta al hombre en la vida. Ella es el fundamento para la aparición de la subjetividad estética: "Pues dentro del sujeto creador se decide dónde y cómo hay que trazar líneas divisorias, poner distancias, síntesis unificadoras, etc., con objeto de realizar en la materia real aquellas generalizaciones concretas, sensibles y significativas, que son capaces de hacer de su objetividad -sin destruir su auténtico En-sí- una animada refiguración del hombre y de sus actos" (Lukács 1982: 2, 282).  De esta manera, el reflejo estético se presenta como una refiguración de la realidad objetiva, pero en los términos de una verdad humana para los hombres, y por lo tanto el problema del en-sí y el para-nosotros de las objetivaciones toma una nueva fisonomía. La forma artística como forma de un determinado contenido, crea siempre un "mundo" para sí, llamado a evocar activamente el para-sí propio de los seres humanos. En el arte el hombre produce un mundo que sólo tiene existencia en tanto es para el hombre. La esencia del reflejo estético se basa precisamente en que levanta la unidad sensible y significativa de lo humano y su entera y contradictoria riqueza a un efecto evocador que aspira a hacer vivenciables conexiones como actos y sufrimientos, éxitos y derrotas, florecimientos y decadencias del género humano.
En la realidad objetiva, y también en la mímesis estética, domina una unidad indivisible de contenido y forma. Lo que distingue la cotidianidad del arte es la diversidad cualitativa que cobra en cada una de ellas la relación forma-contenido. La cotidianidad puede ser descrita como continuidad carente de método, de tendencias heterogéneas. Es la intersección de los momentos más diversos y contradictorios. Por el contrario, y en contraposición, la obra de arte consumada es aquella que ha logrado finalmente llevar a la identidad el contenido y la forma, luego de un juego complicadísimo de tendencias contrapuestas en el que la destrucción de las formas inmediatamente dadas de la realidad se presenta como una superación dialéctica que no puede descuidar la preservación y la elevación de lo superado. Para comprender la modalidad de esta superación convendría detenerse a considerar la categoría de la particularidad. Ella se define negativamente por su renuncia a representar la totalidad de la realidad; y positivamente por ser un fragmento de realidad que en cuanto reproducción de su totalidad intensiva y de la orientación de su movimiento, hace visible la realidad a partir de un aspecto determinado y esencial. En su voluntad por convertir la totalidad extensiva de la realidad en totalidad intensiva de la obra del arte, el reflejo estético descubre lo esencial por detrás de lo meramente transitorio. Se advierte entonces la eficacia desfetichizadora del arte, su capacidad para elevarse por encima de las estructuras de pensamiento y experiencia cosificadas de la vida corriente y mostrar las mediaciones que en la vida cotidiana han sido enturbiadas. El mundo, mudo en sí para los hombres, y la propia mudez del hombre ante el mundo y ante sí mismo, se disuelven con esa autoconsciencia en una nueva capacidad de expresión. Esta autoconsciencia abarca todas las alegrías y todos los sufrimientos que el hombre puede experimentar y vivir ante el mundo, y cobra en las obras aquella voz que eleva esa mudez específica a lenguaje autoconsciente y la articula en él.
· no es el azar. / no es de buenas a / que me ha traído:/ el caso que me toca
· no./ no fue el azar no gobierna/ fue: mi caso/ fue: mi vida es.
De lo dicho anteriormente, se concluye que la piedra angular de la autonomía estética en la teoría lukácsiana es el concepto de conciencia de sí del hombre. El arte es para Lukács  la memoria de la humanidad. Entendiendo que
el ‘re-cuerdo’ es realmente la forma de interiorización en la cual y por la cual el individuo humano -y la humanidad en él- puede apropiarse el pasado y el presente como obra propia, como el destino que le compete. El ‘re-cuerdo’ evoca una realidad objetiva, pero tal que se encuentra penetrada de actividad humana en todas sus fibras, y en todos cuyos objetos el entendimiento humano, el sentimiento humano, han invertido lo mejor que tienen y se han enriquecido al mismo tiempo internamente en ese proceso del dar y el hacer (Lukács 1982: 2, 273).
· desde:/ ir a buscar atrás a remontarme. allí dolor./ allí he: frente a la./ cada injusticia he: cada recuerdo./ hoy mismo aquí
En la obra de arte, lo que el hombre ha entregado generosamente a la realidad objetiva (y a la realidad de sí mismo y de sus semejantes) en las diversas formas de la alienación, aquello por lo cual posee él en cada momento su propia riqueza de pensamiento y sentimiento, se retrocapta ahora en el sujeto, y el mundo se vive como mundo propio del hombre, como posesión que ya nunca puede perderse. En estos dos actos inseparables nace, se difunde y se profundiza la autoconsciencia humana.
· los comienzos. cuando advertí: / lo imposible: palabra./ cuando advertí. empecé a ver./ por eso: aquí estoy.
La vivencia artística receptiva no puede comprenderse sin considerar el Antes. El Antes se encuentra en la cotidianidad. Y la especificidad de la vida cotidiana consiste en que aquí, siempre se encuentra implicado el "hombre entero". La fuerza de lo estético se orienta siempre, por lo tanto, al hombre de la cotidianidad, el hombre entero que piensa, siente y actúa, el hombre que se dirige a la realidad con toda la superficie de su existencia y que conserva aquí su unidad y totalidad. En la experiencia estética el hombre de la cotidianidad se aleja del contexto inmediato y mediado de la vida, se desprende de él para orientarse temporal y exclusivamente a la contemplación de la obra. Es así como, en la recepción estética, el poder orientador y evocador del medio homogéneo de la obra de arte penetra en la vida anímica del receptor, subyuga su modo habitual de contemplar el mundo, le impone ante todo un "mundo" nuevo, lo llena de contenidos nuevos o vistos de modo diferente y le mueve a recibir ese "mundo" con sentidos y pensamientos rejuvenecidos, renovados. Es decir, la experiencia estética posibilita otro acceso a la realidad; una visión sintética hacia la unidad, visión capaz de descomponer más agudamente y de componer más audazmente de lo que puede hacerlo el hombre de la cotidianidad. Es por ello, explica Lukács, que en lo inmediato se mezcla a la conmoción del receptor por lo nuevo que desencadena en él cada obra individual un sentimiento concomitante negativo, un pesar, una especie de vergüenza por no haber percibido nunca en la realidad, en la propia vida, lo que tan "naturalmente" se ofrece en la conformación artística. En este contraste y en esa conmoción se contienen una anterior contemplación fetichizadora del mundo, su destrucción por su propia imagen desfetichizada en la obra de arte y la autocrítica de la subjetividad.
· un momento hay:/ un encuentro. el comienzo de mí./ en todas las vidas hay:/lo por hacer. la cosa
· un camino nuevo: lo por hacer. la cosa por./ la revolución por. ese fue. lo vi desde. fuego: un grito
La función social del arte encuentra su fundamento en la relación entre la vivencia estética y su Después en la vida. El Después de la vivencia receptiva puede pues describirse simplificadamente del siguiente modo: en la experiencia estética el poder evocador de las formas, mediado por el medio homogéneo, mantiene al hombre enteramente tomado por la recepción en el encanto de un mundo nuevo, y le impone el sello de su esencia como un nuevo y propio contenido. El Después consiste en el modo en que el hombre entero, libre ya de esa sugestión, elabora lo así adquirido. Lo adquirido es inmediatamente contenido, y por eso plantea al hombre la tarea de insertar ese contenido en su anterior imagen del mundo, de transformar ésta del modo correspondiente para adaptarla a aquél.
La conmoción ética promovida por el arte se basa, ante todo, en la aptitud que él posee para crear, sobre la base de materiales extraídos de la vida, un pequeño mundo, una mónada provista de una armonía que buscamos en vano en el mundo externo; el arte puede, pues, ejercer una función valiosa de índole ética, pero no convirtiéndose en un simple medio de propaganda, sino en la medida en que contribuye a desarrollar una nueva visión del mundo. Y la percepción de nuevos contenidos es al mismo tiempo un estímulo y una orientación para reconocer también en la vida lo que les es análogo y para apropiárselo, o para transformar las formas del mundo de acuerdo con esos nuevos contenidos.
El reproche al Antes, la exigencia para el Después, aunque ambos parezcan casi borrados en la inmediatez de la vivencia, constituyen un contenido esencial de la catarsis: "una sacudida tal de la subjetividad del receptor que sus pasiones vitalmente activas cobren nuevos contenidos, una nueva dirección, y, así purificadas, se conviertan en basamento anímico de ‘disposiciones virtuosas’" (Lukács 1982: 2, 508).
· allí yo: nacen. una gota cayendo. mis obras contra. yo sé que aún./ una gota en un océano de: que es este mundo. una gota cayendo en: la/ injusticia. un océano. mis obras contra. yo sé que aún.
En su Estética, Lukács esboza una filosofía de la historia dentro de la cual la unidad del individuo y el género aparece como la verdad de la historia. En el arte y a través de él, emerge y se resuelve la cuestión de la verdad de la historia. En este sentido, Agnes Heller señala que esa filosofía de la historia inherente a La peculiaridad de lo estético abre la dimensión de esperanza (en el sentido de la esperanza garantizada).
Lukács consideraba que el arte y la literatura no son utópicos, pues les resulta imposible representar una perspectiva de futuro, excepto como una orientación del mundo presente al que conceden forma. Explica, a su vez, que, sin embargo, existe por otro lado, un modo de superar lo existente que es característico del arte, y que concede a éste una orientación que bien podría ser designada como utópica, en la medida en que se eleva por encima de su aquí y ahora específico y le permite conceder voz a lo latente, a lo que solo se encuentra insinuado en el mundo actual.
A riesgo de caer, en lo que Agnes Heller llama "ingenuidad filosófica" es pertinente considerar en este mismo sentido, que la filosofía de la historia lukácsiana no es ninguna utopía.
Bibliografía
Heller, Agnes, "La filosofía tardía de Lukács". Traducc. de Adrián Navigante. En: Vedda, Miguel (comp.), Antología de estudios sobre Lukács y Marcuse. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras, 2002, pp. 5-20.
Jung, Werner, "Para una ontología de la vida cotidiana. La filosofía tardía de Georg Lukács". Traducc. de Miguel Vedda. Buenos Aires, 2002.
Lamborghini, Leonidas, Las reescrituras. Buenos Aires: Dock, 1996.
Lukács, Georg, Estética I. La peculiaridad de lo estético. 4 vv. Traducc. de Manuel Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1982.
-, Prolegómenos a una estética marxista. Traducc. de Manuel Sacristán. Barcelona: Grijalbo, 1987.

lunes, 9 de febrero de 2015

ESTUPENDA PROCLAMA DE ROSA OLIVARES


Tiempo de ladrones

Rosa Olivares
Hace tiempo una concejala de cultura del Ayuntamiento de Barcelona (Maria Aurèlia Capmany i Farnés, Barcelona, 3 de agosto de 1918 - 2 de octubre de 1991) en un gobierno socialista, decidió dejar sin exposiciones algunos de los centros expositivos habituales de la ciudad. Naturalmente todo el sector se le echó encima acusándola de despreciar la cultura. Como esta señora no tenía ningún complejo y era una histórica y valiente luchadora feminista y obrera, simplemente contestó que “le salía más barato fletar un avión cada mes a Londres o a París y llevar de museos a los visitantes habituales de las salas barcelonesas que mantener sus gastos sólo para unos pocos”. Naturalmente, cuando salió del puesto el siguiente concejal volvió a abrir esas salas de exposiciones, exposiciones de todo tipo y color con lo que eso puede significar (artistas locales, amigos, conocidos y alguna buena exposición). A mí me encantó esa solución radical, porque llevo años pidiendo un año sin exposiciones, sin curadores, sin ferias, un año de descanso y reflexión; de ahorro y de sentarse a pensar un poco. Nadie me toma en serio, naturalmente, no se dan cuenta de que es un grito de auxilio. Pero una noticia en La Vanguardia (alertada por el artista amigo Joan Morey) me vuelve a aquellos tiempos: el centro Arts Santa Mónica (que lleva unos años de vida agitada y confusa) nombra nuevo director, un absoluto desconocido Jaume Reus, y este señor da los datos de su nueva sala: el año pasado sus gastos fueron de 694.000 euros en personal; 309.000 en mantenimiento; 1.126.000 en exposiciones y 1.085.000 en otras actividades. Los visitantes a la sala fueron 139.867. Un total de 22.978 euros por visitante se gastó el ayuntamiento de Barcelona en una sala. Un lujo que en tiempos de recortes, de niños pasando hambre, de familias sin luz (y no soy demagógica) no me parece razonable por parte de un ayuntamiento en una ciudad que tiene todo tipo de museos y centros de arte, públicos y privados (MACBA, La Caixa, Museo Picasso, el Museo de Arte Moderno….). De hecho hubiera sido más barato llevarlos en un vuelo a Nueva York a ver el MoMA. Con casi tres millones de euros gastados no se puede decir que las visitas a la web han bajado (¡además!) y que este próximo año tendrá un programa de centro cultural de barrio. ¿Es esto lo que un ayuntamiento tiene que hacer para ofertar cultura actual a su ciudad? Ojo, que estamos hablando de un centro de tercera, con una programación de cuarta, con un edificio imposible que costó un Congo Belga, situada en una de las zonas más turísticas de una ciudad con millones de turistas al año más los millones de habitantes estables. Al que no va nadie. ¿Con un gasto de casi tres millones de euros no se les ocurre nada mejor? Sin duda algo falla, tal vez la valentía y el rigor de María Aurèlia Capmany vendría bien ahora, pero ya nadie se atreve a hacer nada que no sea políticamente correcto, y el dinero público se gasta sin miedo ni vergüenza.
Pero no crean que es un tema local (seguro que cada lector puede dar un ejemplo similar en cualquier lugar del mundo), y para demostrarlo sólo hay que ir a Italia, donde en la Expo 2015, en la Triennale de Milán se van a gastar 5.300.000 euros (cinco millones trescientos mil euros) en la exposición, eso sí, comisariada por Germano Celant, que cobrará seguramente el precio más alto conocido por una curaduría: 750.000 euros. Celant es conocido en Italia (que les recuerdo que actualmente es una de las economías más débiles de la zona euro) como “el cacique” y se cuenta, con esa sonrisa tan latina y tan machista, que hubo un tiempo no lejano en el que él dirigía por delegación todos los museos de arte actual del país, ya que sus exmujeres eran todas directoras de alguno de estos museos. Ya se sabe que Italia es un país donde la mafia, la cosa nostra (que suele ser la cosa de otros), ha creado escuela. Vivimos tiempos de miseria, no sólo económica, sino sobe todo moral. Tiempo de cobardes y de ladrones.

martes, 27 de enero de 2015

DANIEL GARCÍA ANDÚJAR.



El pasado día 21.01.15 asistí, junto con Sonia M. Requejo y Pilar C., a un diálogo? entre el artista, el director del Reina Sofía y presentador del acto Manuel Borja-Villel y la comisaria de su exposición actual en el museo Iris Dressler.
En realidad hablaron cada uno por su lado. Por suerte, el que más habló fue el artista alicantino y arquitecto.
Pionero del net-art, dice que aún no hay suficiente distancia para poder juzgar el net-art con perspectiva que permita valorar justamente las obras.
Manuel Borja: ya no se sostiene la división burguesa de público/privado (espacio) y dice que D.G.Andújar cuestiona también la autoría con sus trabajos, muchos de los cuales se valen de imágenes capturadas en Internet. De hecho, ahora mismo, la VEGAP (Asociación que recauda los derechos de autor de los artistas visuales en Madrid) le ha denunciado y tienen un pleito.
Iris Dressler pone de relieve la dificultad de "leer" este mundo/biblioteca digital en el que en realidad vivimos.
Para DGA,, hoy, Internet tiene "puertas al campo" y rejas y ventanas enrejadas. Hoy todos somos vigilantes y vigilados. Las tecnologías de la información son tecnologías de control. Y ese control sólo se puede evitar con el engaño, puesto que el anonimato no existe o es inoperante. Las ip de las máquinas son insoslayables. A propósito de anonimato y "verdad", habla de las puertas de los váteres de los bares, como "muros" de libertad.
El papel del artista hoy sería el de crear espacios de resistencia, anonimato y autonomía.

lunes, 12 de enero de 2015

"FONTAINE" DE ¿DUCHAMP?


En la web de ExitExpress Rosa Olivares ha escrito lo que copio mas abajo. Independientemente de su reivindicación feminista, comprensible y compartible, la bomba de la posible no autoría duchampiana de la famosa "Fontaine" que tantas consecuencias ha tenido en el arte posterior, es realmente para pensarlo muy en serio. Por las consecuencias que tiene para el arte, ahora mismo.



"¿Y si fuera ella?
Rosa Olivares
La historia oficial está llena de engaños y de falsedades… por no decir engaños y mentiras. Nos queda la duda siempre de dónde está la verdad, de quién miente, de si hubo intención o si solamente hubo ocasión. No se puede esperar que una historia oficial sea innovadora, radical, ni siquiera extravagante. Ni siquiera tratándose de una historia de arte actual. Ya nos dijeron que tal vez, solamente tal vez, las esculturas de Auguste Rodin no fueron tan suyas, que tal vez, solamente tal vez, Camille Claudel tuvo algo que ver en la idea y realización de algunas de sus piezas más interesantes. Rumores, notas a pie de página de una historia oficial que no se altera tan fácilmente. Ahora corren rumores (documentados por expertos y teóricos del arte ingleses, americanos y franceses: William Camfield, Rhonda Roland, Kirk Varnedoe, Irene Gammel, Glyn Thompson, Hector Obak) de que tal vez, sólo tal vez, el famoso urinario (Fuente, 1917) de Marcel Duchamp no fue una creación de él, sino de ella. De otra mujer ocultada y silenciada por una historia no solo oficial sino cada vez más misógina: Elsa von Freytag-Loringhoven (1874-1927) la primera artista y escritora dadaísta de Estados Unidos. Elsa era una activa feminista amiga de Marcel. Y es el propio Marcel Duchamp en una carta a su hermana Suzanne dice “una de mis amigas, bajo el seudónimo masculino de Richard Mutt, ha mandado un urinario de porcelana como escultura” a la exposición anual de la Asociación de Artistas independientes. De hecho no figura el nombre de Duchamp en ningún lugar en el envío de obras de ese año 1917. La obra fue rechazada, y poco después fue reconocida como la primera obra conceptual del arte moderno. Es considerada como una de las obras más influyentes del siglo XX. En 1983 se empieza a dudar de la autoría de Marcel Duchamp, más aún cuando su historia de dónde y cuándo lo adquirió se vio desmontada al descubrirse que la tienda donde él dijo haberlo comprado nunca vendieron ese tipo de elementos. Sin embargo con la baronesa von Freytag la cosa es más evidente, ella era reconocida como una poeta de los objetos, y su utilización del urinario tenía una clara intención antimilitarista y antimachista… algo que a la historia oficial no le interesa. Duchamp en 1950 ya había asumido la autoría de la pieza y había realizado 17 copias que hoy están en los mejores museos del mundo. Su valor de mercado, no hay que decirlo, es altísimo. ¿Y si hubiera sido ella? Si la autora hubiera sido Elsa en lugar de Marcel, hoy en día no se hablaría del urinario, simplemente no existiría y sería un renglón apenas leído en la historia de una mujer inteligente, brillante y magnifica. Un renglón que muy pocos habrían leído y menos aún valorado. La historia del arte sería otra y nosotros seguiríamos igual de engañados con una historia oficial absurda hasta en los detalles.
Hace poco el pintor expresionista alemán Georg Baselitz afirmaba que en la historia de la pintura no hay mujeres porque, realmente, ellas pintan mal, no pintan con la lucidez, la inteligencia y la precisión de los hombres. Debe ser por el pincel, supongo. Ellas pintan mal, escriben regular, lo que hacen bien son otras cosas, así nos lo cuenta la historia. Una historia que no tiene en cuenta el pensamiento ni la creatividad de las mujeres, porque “lo hacen peor”, tal vez por eso Camille Claudel fue ingresada en un hospital psiquiátrico, Elsa von Freytag-Loringhoven silenciada, porque lo hacían tan mal que mejor que nadie supiera lo que hacían. La actitud del hombre en la escritura de esta historia oficial empieza a ser obviamente lamentable. El mercado se lo agradece y así sólo hay hombres en la lista de los artistas más valorados, porque lo hacen mejor, claro. Pero ¿y si hubieran sido ellas? ¿Si hubieran sido ellas las que innovaran, las que cambiaran el punto de vista, las que marcaran un cambio real en una línea de creación que, de repente, se agita y revive…? ¿Qué hubiera pasado, algo habría cambiado realmente si hubieran sido ellas?"


martes, 6 de enero de 2015

DOS CITAS CITABLES Y LA ENSEÑANZA.

Hace más de cien años que se conoce esta cita:

Hace más de cien años también se sabe que "No se puede enseñar (que) sólo se puede aprender". A pesar de esas verdades sabidas, la enseñanza sigue siendo una cuestión de nombres propios y fechas históricas. ¿A quién le interesa que siga siendo así?

martes, 30 de septiembre de 2014

UNA ACCIÓN DE PABLO MARTINEZ CON DORA GARCÍA.

Una amiga con la que coincidí en la acción en el CA2M de Móstoles (Madrid), me ha reenviado la siguiente reseña de la performance:

---------- Forwarded message ----------
From: salonKritik <maillist@salonkritik.net>
Date: 2014-09-28 12:43 GMT+02:00
Subject: salonKritik messageCreer o no creer / la producción de phantasma / Dora García entrevista a Pasolini María Virginia Jaua
To: coquitonia@yahoo.es



cabecera


Creer o no creer / la producción de phantasma – María Virginia Jaua

ppp_dora_garcía.jpg-Dora García entrevista a Pier Paolo Pasolini-
Hay una imagen que seguramente todos conocen y recuerdan. Se trata de aquella capturada en un cementerio de Roma, sin ángeles y sin cruces, en la que Pier Paolo Pasolini está de pie platicando con Gramsci, ante su tumba. Siempre me produjo fascinación esa fotografía. Incluso mucho antes de que descubriera el poder que subyace tanto en la imagen como en la ceniza.
Sabemos que las imágenes fotográficas son portadoras del espectro, sin embargo, en esta foto, esa carga conlleva su doble negatividad, por la ausencia del espectro invocado en ese preciso “momento” en que la se hizo click a la cámara fotográfica: es decir, la de Antonio Gramnsci; mientras que por el lado izquierdo entrando en escena ocurre la aparición del espectro como “diferencia” de quien en el momento del click sí se revela llevando a cabo una “acción” en el mundo de los vivos de ese entonces.
Supongamos que esa mañana lluviosa Pasolini fue asaltado por una gran cantidad de dudas y vestido con ese sobretodo inmaculado fue a visitar a su amigo, con el fin de encontrar allí, en el saber de esa profunda experiencia intelectual y de ese sufrimiento un poco de ¿luz? [1] para su propio y demoledor trabajo como escritor y cineasta, como ser pensante e implicado con su tiempo. O quizás simplemente fue a leerle algún fragmento de su poema, quizás este mismo que ahora transcribo:
[…] en el elenco de los extraños muertos: Las cenizas de Gramsci... A la esperanza y a la vieja desconfianza te acerco, caminante sin rumbo en esta flaca tierra, frente a tu tumba, a tu espíritu apresado acá entre estos liberados ( O existe algo diferente, quizás de mayor éxtasis y también de mayor humildad, ebria simbiosis adolescente de sexo y muerte... ) y desde este país en el que no tuvo descanso tu alerta, percibo qué error aquí en la quietud de las tumbas- junto a qué razón -en el inquieto destino nuestro- tuviste escribiendo las supremas páginas en los días de tu asesinato.
Aquí para testimoniar el semen aún no esparcido del antiguo dominio, estos muertos aferrados a una posesión que ahonda en los siglos su abominación y su grandeza: y al mismo tiempo obsesión esa vibración de yunques, sordamente sofocada y profunda- del humillado barrio-para verificar el fin. Y heme aquí... pobre, vestido
con ropas que los pobres espían en las vidrieras
de chillón fulgor, y que han perdido
la suciedad de perdidas calles
de los bancos de tranvías que vuelven
confuso mi día: mientras siempre más raras
son estas vacaciones, en el tormento
de mantenerme vivo; y si me ocurre
de amar el mundo no es más que por un violento
e ingenuo amor sensual
así como, confundido adolescente, en una época
lo odié, si me hería el mal
burgués a mi burgués: y ahora, dividido
-contigo- objeto parece
de rencor y sí casi de místico
desprecio, la parte que tiene el poder?
sin embargo sin tu rigor, subsisto
porque no elijo.

Vivo en la apatía
de la eclipsada postguerra: amando el mundo que odio -su miseria
despreciable y perdida- por un oscuro escándalo
de la conciencia... [2]
O quizás no sea cierta ninguna de las anteriores conjeturas, sino que el propio Gramsci fue quien llamó a Pasolini desde su tumba para susurrarle el poema que estaba destinado a escribir y advertirle que el asesinato al que se referiría más tarde no sería el de Gramsci sino el del propio Pasolini. Pero no podemos saberlo, acaso solo elegir el relato que más resuene en nosotros.
Hace una semana algo parecido a un “llamado” se produjo en un centro de arte de Móstoles. Ocurrió durante la última jornada de la exposición dedicada a la performance Per/form. Cómo hacer cosas con [sin] palabras, en la que se anunciaba dentro de su extenso programa una acción de la artista Dora García quien mantendría una suerte de entrevista con Pier Paolo Pasolini.
Confieso que dentro de los subgéneros de las artes visuales, el de la performance es uno de los que me parece más problemáticos y difíciles de "cumplir". Quizás uno de los motivos de ese reiterado “fracaso” sea esa confrontación “obligada” entre los cuerpos, tanto del artista y como del espectador, que rara vez alcanza a producir lo que anuncia y que pocas veces alcanza a comprender el concepto lingüístico que ha viajado desde la filosofía del lenguaje hasta la teoría de género y a la práctica artística y que se supone le da sustento a la propia performance: el de la “performatividad”.
Sin embargo, les hablaré de una performance, o si prefieren, de otro subgénero de la escritura o ni siquiera eso, una simple herramienta de la investigación como la entrevista. No se trataba de cualquier entrevista, y muchas de las personas que acudimos a escucharla nos sentíamos realmente intrigados por lo que Dora García le preguntaría al cineasta italiano y por lo que éste podría contar, tras casi 40 años de su muerte.
Curiosa y escéptica, entré a la sala cuando la entrevista acababa de comenzar. No alcancé una silla, la sala estaba llena de ojos y oídos ávidos. Me coloqué discretamente tras algunas cámaras que registraban el encuentro. Y vi a un hombre joven, bien parecido y con gafas de sol que conversaba con la artista. resultaba dificil creer que ese chico rubio que también trabaja en la gestión cultural [3] fuera capaz de encarnar a alguien como Pasolini. ¿En verdad os creéis ese montaje? ¿Es una broma? ¿o estamos en un manicomio y no queremos enterarnos? Pero si ese no es Pasolini, me pareció escuchar en las cabezas de los asistentes, no se parece a Pasolini, no habla como Pasolini y tampoco piensa como Pasolini.
La entrevista transcurría con cierta naturalidad y Dora García le preguntaba a ese “farsante” acerca de la elección de tal o cual actor, sobre el énfasis en la búqueda estética de los cuerpos y de los rostros, sobre las relaciones con el partido comunista y sobre otros temas que no alcanzo a recordar.
Pero de pronto ocurrió la magia, o si se prefiere el acto perlocutivo. Aquel hombre a quien Dora García le hacía preguntas al parecer sin orden cronológico ni temático y que yo había conocido con otro nombre y otra profesión era Pasolini en carne y hueso, quien de pronto comparece en aquella sala para dar una entrevista. De pronto se produjo el phantasma, y lo hizo con tanta naturalidad que me quedé absorta escuchándolo con el deleite y la felicidad que produce escuchar a alguien a quien admiras y que de pronto “regresa de la muerte”.
Me sedujo su espontaneidad y me produjeron una infinita ternura alguno de sus olvidos. Pensé que lo de “morir”, podría ser un no-lugar en el que también habita el alzheimer. Y yo también morí un poco ahí, pues olvidé por completo que estaba ante la problemática “performance”.
Y al terminar me fui con algo restituido dentro de mi, me resulta difícil explicarlo, algo como una reconciliación.
Días después, es decir ahora mismo, pienso que podría escribir en mi diario, si llevara uno, que he conocido a Pasolini y que le he escuchado responder -a la pregunta sobre su muerte- con tanta inocencia y con cierto temblor en su voz: que en todos estos años no le ha sido posible recordar cómo ni quien le asesinó. Y en esas palabras había tanta sinceridad y su voz era tan dulce que por esta única vez suspendí con gusto mi increencia. Y aunque no alcanzó a recitarlo, estoy casi segura de que le escuché susurrar:
en el mundo algo se derrumba, y se arrastra el mundo, en la penumbra al volver a plazas vacías, a talleres sin entusiasmo... [...] Pero yo con el corazón consciente
de quien solamente en la historia tiene vida
podré alguna vez por pura pasión actuar
si sé que nuestra historia ¿ha concluido? [4]
------------------------
[1] Recuerdan aquellos versos de PPP: “Pero como yo poseo la historia / ésta me posee: me ha iluminado / pero ¿para qué sirve la luz?
[2] Pier Paolo Pasolini “Las cenizas de Gramsci”. Prólogo y Traducción de Elena Tardonato. Visto en http://horadelsur.wordpress.com
[3] Esa noche PPP fue Pablo Martínez.
[4] Ibídem


Per/form. Cómo hacer cosas con [sin] palabras
Ca2m
23 marzo-21 de septiembre 2014


* domingo festín caníbal es la sección de opinión y crítica cultural que desde | :: salonkritik :: | enviamos todos los domingos vía emailing a nuestra lista de suscriptores. más info sobre el titulo -basado en dos citas programáticas de Gadamer y Benjamin- y los planteamientos que sientan su afán crítico puede tenerse aquí.
Recomendamos seguimiento vía RSS 

Hasta aquí el mensaje.
Por mi parte, para seguir reflexionando sobre la performance de Pablo Martínez y Dora García, le envié el siguiente texto y su correspondiente foto:
Hola ... :
Te agradezco que me hayas hecho llegar el texto de esa crítica, porque me ha ayudado a aclarar mis conceptos con respecto a la acción (performance) de Dora García, que a mi también me ha hecho pensar mucho. Y además porque me ha permitido conocer (y suscribirme) a SalónKritik.
Vaya por delante que conozco el trabajo de Dora García desde hace muchos años, que lo sigo con  interés y que la considero una de las artistas actuales españolas más inteligentes. Por eso mismo mi decepción en el CA2M fue grande. Esperaba más de ella porque se que puede darlo.

Y ahora vamos con la acción/ performance:
Primero, yo hago claramente una distinción entre acción y performance: las acciones son actos "de verdad", ocurrren realmente, mientras las performances incluyen el espectáculo y por tanto lo escénico y la representación, es decir pueden no ser reales.
Segundo: el título y el subtítulo que le da la crítica a su crónica:

Creer o no creer / la producción de phantasma.

Queda claro que nos movemos en un territorio fuera de la realidad. Las creencias. Y por si fuera poco, la creación de "phantasma", así con esa innecesaria hache, que nos aleja aún más de lo real. En el comienzo de su reseña, María Victoria Jaua también se pregunta. "¿En verdad os creéis este montaje? ¿Qué clase de farsa es esta?". Podríamos añadir aquello de "... teatro, lo tuyo es puro teatro, ..."
Tercero: las fotografías. Yo no recuerdo haber visto la foto con la que comienza la reseña, pero María Virginia Jaua hablando de la foto deja ver que ella si cree en los fantasmas -llama espectro a Pasolini-. También es muy claro que conoce la vida y obra de Pier Paolo y que siente fascinación por su persona y su trabajo. Estas son las bases sobre las que se asienta "... la magia, o si se prefiere, el acto perlocutivo, ..." Por cierto que ambas cosas vuelven a ser territorios enfrentados. La magia ocurre en la imaginación o en la creencia; las palabras que crean realidades son eso, actos de la realidad. (Yo os declaro marido y mujer, crea la realidad de un matrimonio, con sus efectos legales correspondientes, igual que yo, juez, le declaro a usted, el acusado, culpable o inocente, también con sus efectos reales.)
Yo voy hablar de las fotos que conozco, que hemos hecho nosotros, y en las que son los cuerpos "reales" de los fotografiados los que nos hablan. Con cierta dosis de credulidad yo también podría hablar de "magia", viendo las similitudes que se han producido, pero prefiero pensar que las casualidades no existen, que si algo se produce es porque está en la realidad y que hasta las cámaras lo captan. Te preguntarás de qué estoy hablando: sencillamente de la foto que te adjunto y de la que adjunta Maria Virginia.
Tu sabes de fotografía. Y sabes que las dos son "malas" fotos. Difusas o movidas, desenfocadas tal vez. Como lo que estaba sucediendo allí en ese momento. Era una situación difusa, desenfocada, inestable.
Échale otro vistazo a la foto que yo hice. La comunicación no verbal que se establece entre los dos cuerpos de la foto también nos dice muchas cosas. Quien está cómodamente sentado -asentado- en la realidad, en aquella sala y en aquella silla es el hombre. Con el cuerpo claramente girado y dirigido hacia la mujer. La espalda recta y bien apoyada en el respaldo -respaldado-, seguro y atento. Todo lo contrario que Dora: mirando hacia fuera de la "escena", con las piernas y las manos recogidas, la espalda inclinada hacia adelante, hacia la posición fetal de defensa. Ella está en otra parte, en otro lugar. De hecho, mirando la foto, se puede decir que se han invertido los papeles: es él quien hace la entrevista y pregunta. Y ella la entrevistada que tiene que buscar en su cabeza -tal vez en sus recuerdos- la respuesta. Él es proactivo, ella reactiva. No hace falta la recurrencia a ningún fantasma. Los cuerpos reales hablan muy claro: él está allí; ella no.
Y aquí viene lo de "la magia" que le sucedió a María Virginia: relee los adjetivos con los que define al hombre: naturalidad, espontaneidad, responder con tanta inocencia, sinceridad, ... En resumen, él está allí, siendo él mismo y produciéndose tal y como es. Él es real.
Si relees lo que dice de Dora García, lo más significativo es que ella le hacía preguntas "... al parecer sin orden cronológico, ni temático ,..." es decir, errática. A partir de ahí ella desaparece y, sobre la escena, María Virginia proyecta todo lo que sabe y ama de Pasolini. Es ella quien ve y oye lo que quiere ver y oir. Es ella quien produce el milagroso acto perlocutivo. 
Desde hace mucho tiempo sabemos que las obras de arte son, en gran parte, hechas por quien las mira. En el arte abstracto o en mucho del arte actual, donde no hay representación o figuración, es el espectador quien vuelca su conocimiento y sus sentimientos sobre el objeto de arte. Eso fue exactamente lo que la crítica hizo.
Dicho esto, aclaro que yo también entiendo que el arte es algo que "sucede". Algo que pasa, algo que se produce o se genera. En mi currículum digo que " ... hace algún tiempo comprendí que el arte lo hacen los otros.Desde entonces, en mis acciones, me limito a proporcionar la oportunidad para que el arte se produzca. Para que ocurran vivencias poéticas, es decir, vivencias de experiencia intensificada."
En ese sentido, Dora García propuso un escenario donde Pablo Martínez, gestor cultural, hizo de Pier Paolo Pasolini siendo el mismo, lo que dió la oportunidad para que se produjera arte, para que el arte sucediese. Pero todo ello sin necesidad de ningún phantasma, ni de seres extrasensoriales o extraterrestres. Sin tener que "... suspender mi increencia, ..." Para mi el arte no es una cuestión de fe.
Un último detalle del que creo que ya hablamos en su momento: es una grosería imperdonable que Dora García ni mencionara el nombre de Pablo Martínez, ni le agradeciera su colaboración. Sencillamente le utilizó como se utiliza un mueble o cualquier objeto inanimado
Bueno, ...  me parece que ya me he pasado haciendo esta contra crítica, pero me gustaría saber que piensas ahora de todo esto.
Salusss!
Hilario




viernes, 29 de agosto de 2014

CITAS Y ANTICITAS (2)


 “If you are not having fun, you are doing something wrong” Groucho Marx.

If you don't have what to feed your children and you suffer for it, if you think that social inequalities are extremely unfair and suffer for it, if you suffer the pollution of the environment ... then you're doing something wrong: stay in the suffering.
You must fight for your rights and those of your children, prevent the rich stay rich at the expense of the poorer, boycott companies that pollute and destroy the balance of the planet. So if, you can enjoy and have fun.

domingo, 3 de agosto de 2014

EL ARTE DE PASEAR. POR MIGUEL CERECEDA

Hace unos días Miguel Cereceda, crítico de arte, comisario, profesor universitario y siempre muy activo pensador, me remitió el texto que copio a continuación y que ha aparecido en la revista Artes y Cosas www.artesycosas.com 
Antes que nada quiero agradecer a Miguel su muy atenta lectura de mis trabajos y el tiempo y trabajo que me ha dedicado. Gracias Miguel.

"Conocí a Hilario Álvarez en Alcudia, en el Festival “Por amor al arte”, un festival de arte de acción organizado por él en 2002, en aquel pueblo mallorquín, al que tuvo la amabilidad de invitarme a participar como testigo. Era un encuentro de poesía, en el que pude conocer también a personajes extraños y fascinantes, como el poeta Rodolfo Franco, una especie de contorsionista del lenguaje, obsesionado con la composición de palíndromos, o como el músico conceptual llamado Dick el Demasiado, un holandés residente en Calanda, del que puede escuchar un concierto transatlántico, entre Mallorca y Buenos Aires, interpretado por  él mismo y por unas ménades porteñas, al otro lado del océano. Después de aquella interesante experiencia he podido seguir a Hilario Álvarez en su obstinación por la generación de espacios y posibilidades para que el arte se produzca, tanto a través de los numerosos encuentros de arte de acción, organizados por él y por Nieves Correa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, como a través de esas Revistas Caminadas, en alguna de las cuales he tenido también la ocasión de participar.
Dedicado desde 1993 a la performance y a la poesía visual, considero a Hilario Álvarez como uno de los más importantes activistas españoles del arte contemporáneo, entregado a hacer posible que el arte y la experiencia poética aparezcan, sin preocuparse mucho por el valor comercial de su trabajo, ni interesarse tampoco por exposiciones en galerías y museos. “Creo firmemente —declaraba en una página polaca, dedicada al arte de acción— que el arte está hecho por el otro. Por eso toda mi obra consiste en producir las circunstancias para que el arte ocurra, y en producir experiencias poéticas y momentos de intensidad vital”1.
Pero, si como artista ha puesto todo su empeño y su interés en propiciar la aparición de espacios y ocasiones para el arte, también tiene Hilario Álvarez su propia producción poética, a la que me gustaría referirme brevemente. Una parte de su obra tiene que ver con la experiencia del caminar o del pasear como obra de arte. Ello es ya evidente en las Revistas Caminadas que organiza, paseos por la ciudad acompañado de amigos, en los que cada uno de los paseantes-participantes ejecuta una acción o lee un texto, a modo de colaboración en una revista cultural cualquiera. Acción que luego se fotografía y se documenta. Pero como artista individual también organiza sus propios paseos. Una de las piezas más recientes que remitió a sus amigos era precisamente un paseo por Madrid. Trazando dos líneas sobre el mapa, recorrió la ciudad de punta a punta, caminando de norte a sur y de este a oeste.




Es cierto que recorrer la ciudad no parece suponer en sí misma una experiencia poética. Por más que Baudelaire se encargase de ensalzar la flânerie, como un paseo sin objeto, oculto entre la multitud; los paseos de Hilario Álvarez sin embargo establecen a priori un objetivo claro: recorrer toda la ciudad de un extremo al otro. Tampoco la multitud parece ser precisamente ni su medio ni su objeto de contemplación. Por el contario, sus paseos por Madrid nos sorprenden porque lo que él contempla y recorre ni siquiera parece una ciudad. Empieza en el campo, en el límite norte de la ciudad, contemplando a lo lejos la sierra del Guadarrama, y continúa caminando por una selva prodigiosa de ríos y afluentes que, a pesar de Ferlosio, ni sospechábamos que se encontrase tan cerca y tan dentro de la propia ciudad: el Guadalix, el Jarama, el Henares y, finalmente, el Manzanares. ¿Se trata entonces de un paseo por el campo, dentro de la propia ciudad? No lo sé. Lo cierto es que el paseante documenta su paseo con un vídeo, que el lector interesado podrá ver en esta dirección. Allí se recorren en primer lugar los ríos, como una especie de historia geográfica de la ciudad; como un recordatorio de que, al fin y al cabo la ciudad —toda ciudad, por grande que sea— se encuentra asentada en medio del campo. Pero en realidad se recorre la ciudad de norte a sur y de este a oeste, con todas sus patologías y todas sus contradicciones. El recorrido junto al Jarama, por más bucólico que parezca, no ignora que se pasea también junto al aeropuerto. No olvida en ningún caso que se transita junto a las grandes autovías de circunvalación ni evita tampoco las estructuras ferroviarias. La ciudad aparece documentada también en sus paneles del tráfico rodado, aunque no es esto lo que más le atrae y le interesa al paseante. La mirada del artista se complace por el contrario tanto en los nombres y en las placas que designan las direcciones y los lugares, como en aquellas cosas que resultan ajenas, sorprendentes o extrañas al urbanita: tales como los nidos de cigüeña en lo alto de las torres de repetición telefónica, o como las confluencias de los ríos.


El paseo no es sin embargo un trayecto geográfico. Se trata más bien de un recorrido poético, en el que el paseante se deleita en mirar de otra manera las mismas cosas que uno ve todos los días. No se trata aquí de psicogeografía, como la propuesta por los situacionistas, porque tampoco parece estar el paseante muy interesado en describir o en mostrar sus sentimientos o emociones al respecto. Además, la experiencia tampoco es azarosa, sino rigurosamente planificada.
Planificada, como en su libro dedicado a la Calle de Alcalá, publicado en 2012. Allí se relata un recorrido completo de la calle de Alcalá de Madrid, una calle que comienza en el centro mismo de la ciudad y que termina en el límite municipal de la misma, y que el poeta recorre, como un viaje sentimental hacia la periferia, fotografiando todos y cada uno de sus portales. Uno por uno, hasta el punto de que necesita documentar su paseo en dos volúmenes (Calle de Alcalá 2).
¿Cómo debemos entender este libro? Se trata de recorrer por completo uno de los radios de la ciudad, desde el centro hasta la periferia. Se trata igualmente de documentar todos y cada uno de sus portales y sus números, desde el uno hasta el setecientos. ¿Por qué y para qué hace esto el artista? ¿Se trata tan sólo de un paseo? Ciertamente no, pues el recorrido completo de la calle, con sus algo más de diez kilómetros de longitud, le llevó casi diez meses de trabajo. A kilómetro por mes, fotografiando todos y cada uno de los portales que se encuentran a un lado y a otro de la calle.
¿Para qué se hace esto? Se trata desde luego de una acción artística, cuyo sentido procede de la propia acción. Sin duda aquí el paseo ya no es una experiencia bucólica ni grata. Por el contrario, el propósito inicial se convierte más bien en una pesadilla, en un compromiso absurdo que uno ha contraído consigo mismo y que también de modo absurdo se convierte en una obligación que nos ata, a lo largo de casi todo un año a volver a recorrer una y otra vez la misma calle, sin saber por qué, fotografiando y documentando todos y cada uno de sus portales. Y tal vez aquí lo absurdo de la empresa sea lo que le otorga verdaderamente su sentido. Pues en primer lugar se trata de una acción premeditada puramente libre y que libremente se da sus propias reglas. Es posible que esta sea la primera grandeza del arte: establecer libremente una acción soberana, a la que no estamos en modo alguno obligados. Ese ejercicio soberano de la libertad se nos da al parecer en muy pocos espacios: en el arte, en la poesía y en el juego. Se trata por tanto tal vez tan sólo de un juego. Pero un juego que nos exige estar casi un año a su servicio es, desde luego, algo más que un juego. Se trata además de la experiencia placentera de otorgar sentido a algo que en sí mismo no lo tiene: realizar una acción, ejecutar un plan, alcanzar un objetivo. El propio artista no dice nada más en su texto introductorio. No dice nada del placer de pasear ni de lo lúdico de su objetivo. Al parecer la acción es el recorrido completo de la calle y las fotografías no son más que la documentación de la misma. Sin embargo, a la hora de la verdad, la documentación se convierte en el método mismo en que la acción se hace posible y transforma la experiencia placentera del pasear en un trabajo riguroso y sistemático, al que el artista se ve obligado a consagrar diez meses de su vida. El paseo deja de ser un juego y se convierte en una tarea: la acción se convierte en obra de arte.
¿Es entonces la documentación lo que convierte la acción en obra de arte? Sin lugar a dudas no. Pero es evidente que el mero hecho de recorrer los diez kilómetros de la calle de Alcalá de punta a cabo no suscita en nosotros tanto interés ni tanta admiración, como el hecho mismo de fotografiar todos y cada uno de sus portales, uno por uno.
¿Qué es una obra de arte? ¿Puede un simple paseo convertirse en obra de arte? Desde luego aquí hay algunas cosas más que un simple paseo. Se trata al final de un libro, un libro de fotografías, no especialmente bellas, que documenta todos y cada uno de los portales de la calle Alcalá de Madrid. ¿Documenta el libro el paseo? Sin duda no, pues al final el paseo no es un paseo real. Ni siquiera sabemos si el artista realizó nunca el recorrido completo de la calle, de un extremo a otro, o si, lo que es más probable, cuando terminaba un tramo, se iba a su casa en metro o en autobús, para volver allí al día siguiente y seguir su recorrido. ¿Cuál es entonces aquí la obra de arte? ¿Un libro documental de los portales de la calle de Alcalá? ¿Y quién podría tener interés en un libro semejante? Ni siquiera los carteros. De hecho el artista no lo vende. Lo cuelga por el contrario en una página web públicamente accesible y libre de derechos, donde todo el que quiera puede contemplarlo y descargarlo. Y sin embargo la acción ejerce sobre nosotros una seducción inquietante. Tal vez la seducción de que, como a la vida misma que carece de sentido, también es posible asignarle un sentido a una tarea absurda. ¿Qué es lo que le da entonces sentido? No sólo el recorrido, sino también la completud.
Se trata sin duda de una experiencia de poesía visual, en la que el paseante se dispone a leer la ciudad como si se tratara de un libro. Y por eso lo que nos proporciona al final es propiamente un libro. Un libro de fotografías que no dudamos en reconocer también como un libro de poemas. Pero de un libro escrito con método, con orden, con rigor: desde la primera página hasta la última.
Un libro escrito línea a línea: una ciudad recorrida línea a línea es exactamente lo que el poeta hace en su libro Madrid línea a línea. Pero aquí ya no hay propiamente paseos caminados. Por el contrario, Madrid línea a línea es a su vez un libro de poemas o tal vez un libro documento, en el que se documenta la extraordinaria hazaña de recorrer Madrid de punta a punta, pero esta vez en todas y cada una de sus líneas de autobús: desde la uno, hasta la doscientos quince. Y, aunque al parecer no hay tantos recorridos como líneas numeradas —pues hay numeraciones que se saltan o que, por lo que sea, han sido suprimidas—, se trata en cualquier caso de unos doscientos recorridos de autobús, con sus correspondientes fotos del autobús y de las paradas inicial y final, como testimonio del recorrido. 



Si uno lee el libro de Hilario Álvarez, titulado Madrid línea a línea, no se encontrará ninguna reflexión poética al uso. Por el contrario, lo que se constata es el hecho mismo del viaje. La hazaña absurda de haber recorrido Madrid de punta a punta en sus casi doscientas líneas de autobús. Es cierto que el poeta no deja de introducir algunos comentarios en su glosa, acerca por ejemplo del cambio de los colores de los autobuses, del rojo al azul, o acerca de los nombres religiosos de las plazas y calles de Madrid. Se advierte claramente que la reiterada toponimia religiosa o militar de numerosas calles y barrios madrileños le molesta. Pero sus comentarios carecen de la tensión emocional característica de la lírica, y tampoco pretenden revestir dimensiones épicas. En la ruta del 310, el poeta comenta: “El termómetro a la sombra marca 39º. Se agradece el aire acondicionado del autobús”. En la ruta 14 observa con estupor el hecho de que no exista línea 13. ¿Se trata, se pregunta, de una superstición? Cuando toma el 27 no deja de reseñar que se trata de autobuses de doble cuerpo que recorren la ciudad de norte a sur. Pero en general las únicas apreciaciones estéticas son acerca de las propias fotografías publicadas y de los fascinantes reflejos que se producen sobre los enormes parabrisas de los autobuses. En ello denota el artista su fascinación por las imágenes reflejadas. Fascinación a la que también ha dedicado algunos reportajes. Muy rara vez el libro nos ofrece informaciones acerca de algo que sucedió en el viaje, como que el trayecto coincidió con una manifestación o algo así. Pero las observaciones circunstanciales de tiempo —a veces acerca del tiempo meteorológico— suelen con frecuencia estar desplazadas por las de lugar, por las observaciones toponímicas y por las reflexiones acerca del cambio, la transformación o el crecimiento de la ciudad. A menudo nos ofrece el detalle minucioso del punto concreto de salida del autobús, que no suele coincidir con la denominación genérica de la plaza de partida, como si su libro sirviese realmente de guía de viajeros o como si pretendiese que algún otro loco tratase de emular su misma hazaña. Ojo, nos dice, que aunque pone Plaza del Callao, el autobús no sale realmente de la plaza del Callao, sino de una calle adyacente; olvidando que se trata de un libro de poemas que nadie va a consultar para coger realmente el autobús. En un solo caso el paseante confiesa haber tenido que hacer la misma línea en dos ocasiones: en la 142. Y ello debido al parecer a que la fotografía de la marquesina de la parada final no salió bien. Lo que demuestra que, a la hora de la verdad, lo más decisivo es el documento que testifica la acción. Tan sólo en un caso no se pudo fotografiar la última parada: la breve ruta del 80.
En la introducción a su libro, nos dice el poeta que considera la acción Madrid línea a línea “una acción conceptual en el sentido en que el concepto (viajar de principio a fin en todas la líneas regulares diurnas de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes de la ciudad de Madrid), su definición y su realización son exactamente lo mismo. Por eso, para mí —concluye—, la sola comunicación de lo hecho cerraba el círculo y con ello la acción no necesitaba nada más”.
Ello parece querer decir que a él como poeta le bastaba con proponerse la acción, ejecutarla y comunicárselo posteriormente a alguien. Pero es evidente que cada cosa requiere de su arte, y que no es lo mismo proponerse una acción, que ejecutarla, documentar lo hecho y, luego, hacérselo sabe a otros de algún modo.
En la tradición conceptual es frecuente la afirmación, sostenida tanto por Sol LeWitt como por Nacho Criado, de que la obra es el concepto y que la obra ya está realizada plenamente en la cabeza del que la piensa. Esto es —como también pretende Hilario Álvarez—, que el concepto, la definición y la realización de la obra son exactamente lo mismo. Pero qué duda cabe de que no es lo mismo una ocurrencia, que se queda en una mera idea ingeniosa, que su realización. Y que tampoco es lo mismo la ejecución de una acción que su testimonio y su documentación. Sin duda la obra poética de Hilario Álvarez nunca habría sido la misma si no se hubiese tomado para nosotros la molestia de documentarla. Con ello a veces el documento termina imponiendo sus condiciones a la realización de la obra y convirtiéndose incluso al final en la verdadera obra: un libro de poemas.
“Cuando dije que había comenzado a hacer estos recorridos a pie —escribe el artista en su blog—, un malintencionado ignorante comentó: ¡Qué cruz!”. Pero el comentario sin embargo era justo y certero en toda su extensión. Certero porque lo que traza el artista ciertamente es una cruz y justo porque lo que asume con su poesía es también una cruz, un sacrificio y una ofrenda que de modo sorprendente otorga sentido."

Miguel Cereceda

domingo, 27 de julio de 2014

LIMBER VILORIO. SKIN 02

El miércoles 23 de julio 2014 conocí en el Espacio B de Madrid a Limber Vilorio y conocí algunos de sus trabajos de arte.
Limber es Dominicano y resultó que tenemos conocidos comunes entre los artistas de la isla. Es un hombre de mediana edad, simpático, de conversación fácil, interesante e interesado. En la galería estaban también sus padres a quienes se veía orgullosos de su hijo. Desde que estuve en Santo Domingo me llamaron la atención los nombre de algunos artistas que conocí. No son nombres artísticos, son nombres del registro: Pery, Grimaldi, Dan Aliu, y ahora Limber. Parece que hay una corriente en toda Centroamérica que busca nombres apartados del santoral. Es posiblemente una manera de escapar a los restos de la colonización española.
Los trabajos de Limber son variados tanto en los conceptos como los materiales o las técnicas. "artista multidsciplinar, arquitecto y gestor cultural de nacionalidad dominico-española" y, desde luego, el discurso con que los sustenta es teóricamente impecable y moderno. La performance que presentaba en la galería (un vídeo/documedntación de un breve paseo por las cercanías del Palacio Real de Madrid, coronado con una corona de cerámica y plastilina adornada con los colores republicanos. La corona y la performance se hicieron el días cercanos a la coronación del nuevo rey de España.
Del catálogo que mostraba me llamó la atención que, sin tener referencia suyas, conocía dos de los trabajos que allí presentaba: una performance en un antiguo cohazo americano pintado de rosa y llamada "El carro del amor" (Escribo de memoria así que tal vez no sea exactamente el título) y otra pieza que consistía en una pila de cubiertas de neumáticos pintadas de blanco.
Digo que Limber sabe arropar conceptualmente sus trabajos. Así, partiendo de una cabeza en cerámica vitrificada que reproduce la del artista, la deja en la galería 21 días y junto a la cabeza hay trozos de plastilina de diferentes colores con los que los visitantes van transformando la cabeza en muchas y variadas configuraciones. Lo que podría quedarse en un busto sin más, se convierte en una performance participativa que es la que da vida a la pieza.

En la exposición en el Espacio B había también otras series de piezas realizadas en metacrilato que me llamaron la atención por su factura y por sus resultados. Piezas circulares de un tamaño medio que se distancian unos centímetros de la pared y producen interesantes juegos entre las transparencias, la luz y las sombras. Son piezas interesantes que, con el tamaño que tienen, se quedan en mera decoración. Están pidiendo a gritos un tamaño monumental para ser el "gran arte" que buscan los museos y las instituciones.

Ahora Limber está participando en una colectiva en el IVAM y le gustaría hacer una individual allí mismo el año que viene. Le deseo suerte, sobre todo por la situación ex-Ciscar en la que está el IVAM.

miércoles, 23 de julio de 2014

POEMA DEL CABALLERO.

Era todo un caballerro
y así se llamaba
"Asqueroso mundo este,
caballeros" era un libro
y Caballero Bonald
lo firmaba.


miércoles, 21 de mayo de 2014

ENTREACTO 2014



19 de mayo 2014. Galerías calle Doctor Fourquet. Madrid
Entreacto consiste en aprovechar el tiempo que media entre el desmontaje de una exposición y el montaje de la siguiente, para presentar el trabajo de estudiantes de la Facultad de Bellas Artes (UCM) en las galería de la calle Doctor Fourquet. La participación de las galerías es totalmente desinteresada. En total once espacios y once artistas.
La iniciativa de la Facultad de Bellas Artes (UCM) parece seguir la estela de una universidad privada que procura, a los alumnos de su último curso o del Máster en Bellas Artes, un espacio expositivo para sus trabajos de fin de carrera/máster. Hay que dar visibilidad a los productos de las factorías de artistas. Las industrias culturales tienen su marketing y hay que cumplirlo a rajatabla.

De lo visto puedo comentar que empecé por una performance "coma, beba, vea" en la que ya no había ni comida ni bebida y el vídeo era un pastiche de imágenes supuestamente agresivas o violentas del que no se aguantaba el visionado más de medio minuto.

Fantasías teóricas aparte, el autor de los "Ejercicios de coerción" dice que su pieza son 25 dibujos expuestos sobre una mesa. "El motivo de exponerlos así es porque deseo que el mirarlos recuerde o se asocie a la lectura de un libro y también porque no quería dividirlos, sino que se vieran como un conjunto" ¡¿?!

Trails (sendero, huella, rastro, estela) "Los dos dibujos de gran formato muestran distintos estados del cielo, mientras que la animación documenta el proceso de borrado. Las estelas provienen de fotografías del cielo que la artista solicitó a diversas personas situadas en distintos lugares del mundo. Una muestra de las mismas, a modo de poster, completa la exposición." -el poster situado en un rincón-.

Sin título (entreacto) "... xconsiste en diversos lienzos inspirados en los nao tanks, miniacuarios domésticos que recrean ecosistemas naturales a partir de plantas, peces, y piedras, y que sirven a la artista como modelo de representación para reflexionar sobre la pintura y su contexto actual.

Gigantes "... una instalación de imágenes fotográficas y vídeos se ofrece al espectador una reflexión acerca del papel que juegan las instituciones públicas y privadas en la vida diaria del ciudadano. (...) Junto a las fotografías se exponen vídeos grabados en correlación temporal, confrontando el ruido del ir y venir, la melodía de lo urbano, con la solidez estancada de esos contenedores institucionales, cuyo cometido legítimo transciende toda voluntad individual.

Zorras. "Compuesto dedos elementos, el primero, un luminoso rojo con la palabra zorra, nos llama intermitentemente desde la sala de entrada a modo de garito nocturno. Al fondo se proyecta un vídeo en el que la palabra zorra se susurra, se dice o se grita tanto por hombres como por mujeres. Con cada elocución , la palabra parece multiplicar su significado, intensificar su grado de violencia, pero,, paradójicamente, también ganar en matices y ambigüedad."

El orden de mi habitación. "Pocos artistas pueden decir que lo que verdaderamente les lleva al acto de crear es provocar la risa del espectador, (...) "artista-humorista", pretende con su trabajo que los espectadores no sólo vivan una experiencia visual sino también hacer más ligera la experiencia cotidiana."

Memoria de un espacio. Calle Oña, 115 "En la sala de la galería aparece suspendida una maqueta blanca de metacrilato de su primer hogar, un ejercicio de regresión personal que de alguna manera dimensiona, materializ, algo tan mudable y personal como los recuerdos de su infancia (...) Se proyecta un video HD de dos minutos en la base del espacio recreado, adaptando éste a la estructura de la maqueta y emitiendo
una fuente de iluminación que es significativa, ..."

Hau "La intuición forja conclusiones distintas según vemos sus piezas, a través de un orden aparentemente caótico que se ordena de una forma natural, cósmica. Cada una (sic) de los óleos presentados conforma un urden no previsto de antemano, como si las piezas recobran independencia pero, a la vez, siguieran el devenir de su propia energía de tal o cual modo. Aleatoriamente. (...) En resumen, su obra denota cierto interés cosmológico, cierto desapego a lo concreto y gran afinidad con lo eterno."

Citas aparte, es curioso cómo la pintura sigue atrayendo la atención y manteniéndola más que los vídeos, por ejemplo. Y cómo la sutileza de una luz móvil proyectada sobre una maqueta suspendida la llena de un encanto poético. 

lunes, 19 de mayo de 2014

LA OBRA DESCONOCIDA.

El viernes, 16.05.2014, en un espacio de arte que ha abierto muy recientemente en la calle del Amparo n. 94, de Madrid y que tiene el larguísimo nombre de "Nadie Nunca Nada No"  (dirigido por Ramón Mateos, un hombre con un historial como artista, de considerable peso.) allí presentaba su propuesta Josechu Dávila.


Incluyo la hoja informativa que contiene la metodología del trabajo que se pretende hacer y, en las tres últimas líneas, el concepto filosófico-publicitario en el que se apoya.
Para quienes no llegaron a conocer la zapatería de la Puerta del Sol, era un establecimiento dedicado a vender productos de muy baja calidad y, por supuesto, a bajos precios.
Resulta así que la propuesta de Josechu Dávila se convierte en baratera y mentirosa, como lo era el anuncio de la zapateria.
Considero a Josechu Dávila una persona inteligente y, lo que se de su obra, mayormente la parte conceptual, me parece muy aceptable. Lo que no esperaba era esta apuesta por el autobombo infantiloide.
El viernes me negué a participar en el juego del vídeo. Y ante la insistencia de Josechu le dije una "boutade": "Es que no quiero hacerte un favor". No sé como lo entendería él, pero dejó de insistir. Para mi, si la participación en un trabajo de arte se hace como un favor, mal asunto.
Por lo demás, de haber participado tenía dos opciones: a) permanecer callado y b) decir lo que la mayoría de la gente en la sala comentaba: "Es que no conozco su obra". Y eso si que me parece una crítica corrosiva.