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jueves, 7 de agosto de 2014

FERNANDO BAENA Y LOS GIRASOLES.

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                        Foto H.Álvarez.

Desde el martes día primero de julio, Fernando Baena permanecerá en la esquina de Cascorro con Duque de Alba entre las doce y la una y media del mediodía. Algo así decía su primera comunicación en Facebook. Y es en Facebook donde cada día publicará una reseña de su estancia.
La primera idea que me vino a la cabeza al leer su comunicación fue que iba a instalar un puesto de girasoles. Esto de los girasoles es una broma entre amigos, porque no hace mucho Fernando nos contó a unos cuantos amigos que, en su pueblo, hay un grupo de hombres que se sientan a la puerta del bar viendo pasar a las mujeres y girando la cabeza a medida que van desplazándose de un lado a otro. De ahí lo de los girasoles.
Luego, el día dos, que tenía que ir al centro a hacer algunas gestiones, pensé en pasar a ver sus giros de cabeza y charlar un rato con él, que siempre es muy instructivo, pero al leer su croniquilla del día anterior y el comentario de una persona que sí acudió el primer día y le decía que volvería pero que "la próxima vez sentado, eh!" pensé -y me pareció que era una buena propuesta performática esa de permancer a pie firme, atento y dispuesto, como haciendo guardia o vigilando los acontecimientos consuetudinarios que acontecen en la rúa-.
Me equivoqué. Efectivamente Fernando ha instalado su puesto de girasoles. Basta con leer sus reseñas cotidianas "Pasa una con un culo hermoso pero no me da tiempo a hacerle una foto. Ya volverá", "En la mesa de al lado una chica, gallega ella, se besa y acaricia con otra mientras desayunan", "La china de la tienda de al lado es muy coqueta y siempre va muy apretada. Hoy el estampado de su vestido es espectacular".
También controla al "negro" -no al africano- de la esquina y quiénes le dan algo o si tardan mucho en darle algo.
El resto es una breve reseña del tiempo -siempre es muy socorrido hablar del tiempo- y de las personas que han pasado a visitarle. No se si se hará costumbre y además de girasol Fernando ejercerá de Don, porque en tres días dos personas le han llevado algún regalo: una edición de tres vídeos documentales sobre los exiliados españoles en México y una planta. Por mi parte acabo de enviarle una foto en la que aparece con Dolo Fernández, porque se quejaba de que no tenía ninguna de ese día. Será divertido ver como evoluciona la tendencia. También lo será ir leyendo y comentando sus comentarios para, al cabo del mes, publicarlos todos juntos.

El comentario del día 4 insiste en lo mismo: minifalderas por delante y por detrás. Se pregunta por el "negro", le niega una ayuda a un hombre mayor. Recibe varias visitas y, cosa extraña, no habla del tiempo pero si anota que las sillas del bar están ya reservadas para la retransmisión del partido de esta noche. Por otro comentario en Facebook, esta vez de Anna Gimein, nos enteramos que los comentarios se escriben después de la siesta y que esto se lo ha prometido a ella (Anna).

En el comentario del sábado 5 Fernando se queja de lo "lerda" que es la cámara de su móvil. No le da tiempo a pillar ningún "pliegue". Y qué veranito que le están dando.
Una amiga suya hace un comentario en Facebook y dice que hubiera querido hacerle una foto al "señor negro". Cubo le ha dado una limosna y Fernando dice que por eso es mejor que él. Hipsters, gays y la mala calidad de las tapas son el resto del comentario. Hoy tampoco hay mención al tiempo.
                               (Fotos Fernando Baena)
Como hoy es domingo y hay Rastro, hay más bullicio y los precios son más caros, pero Fernando ha protestado y le han cobrado lo de siempre. Desde donde está no puede ver al "negro". Hoy no habla de visitas ni del tiempo, pero vuelve a hacer una mención al "pliegue" de una adolescente. En un comentario Dolo Fernández pregunta extrañada por el pliegue de la adolescente, porque se ha quedado "in albis". Hoy la espera se le ha hecho larga, deseando que llegue la una y media. Tampoco hoy le ha gustado la tapa, el pimiento le repite. Finalmente afirma que "el negro" no está.

Me niego a pensar que a Fernando Baena sólo le interesa el negro, las propinas que recibe, el tanga de la guiri y las tetas de la camarera, pero su comentario de hoy no da para más y los temas se repiten una y otra vez. 

Me lo imaginaba desde el principio, pero hasta hoy no he podido confirmarlo: Anna está en USA. También confirmar que los monotemas de Fernando siguen siendo los dos de siempre: los "monumentos de los de López Vázquez" (chinas incluídas) y la recaudación del "negro". Hoy ni siquiera ha hablado del libro, aunque lo ha mencionado para decir que no lo ha mencionado. Del tiempo si: "Sigue la primavera".
 
A Fernando hoy le duelen las lumbares y la pierna derecha, a pesar (o tal vez por) las sesiones de yoga. Siguen las piernas de mujer (angloparlante) y la china (mujer) bonita. El negro bien, gracias. Empiezo a comprender que lo que Fernando quiere es que veamos el machismo imperante en el país, la miseria de los pedigüeños y las rumanas expulsadas de las terrazas y, en fin, la vacuidad de la vida de los girasoles.
 Hoy, día 10, Fernando recuerda, dos veces, que no hay que desear a la vecina del quinto que ha pasado dos veces. Más landismo. Hoy vuelve la mención del tiempo: un poco más de calor no vendría mal. Dice que al "negro ni caso", al libro tampoco. Un malentendido con una persona desconocida que también se llama Fernando. Ninguna mención a la pareja interracial a la que, sin embargo, fotografía. ¿No es para bostezar? 
El onceavo día Fernando no tiene mucho ánimo y todo gira alrededor de las tapas incomibles. Le visitan, como casi todos los días, Dolo y Olivier. Analía llega in extremis y el rumano pedigüeño se come las incomibles tapas. El "negro" hoy se ha marchado antes. Tampoco tendría mucho ánimo.

Hoy, 12,  sigue la normalidad. Incluso hay Mahou. Un señor mayor dibujando, pero no bien. Saludos a los habituales, el canto de algún pájaro, la decisión de no volver a bajar el libro ¿cual? La marcha del "negro" y una conversación oída sobre alcohol y drogas que le parece "blanco y en botella" Otro "negro" quiere darle algo al dueño del bar que le aparta de la vista de Fernando. ¿? Cada vez voy entendiendo más la "asepsia" y no implicación de Fernando en lo que ocurre alrededor. La total ausencia de un comentario que afecte a lo personal suyo, a su opinión o sentimiento, a su reflexión. Exceptuando, claro está, las menciones a los pliegues, las piernas de las mujeres y su opinión sobre las chinas (mujeres). Pero eso es exactamente la función de "los girasoles". Ver sin pensar. O no expresar lo que se siente al ver.


 Hoy, como es domingo y hay Rastro, la terraza está llena. Algunos amigos de Fernando ya han cogido sitio y eso permite que se reúna un grupo en dos mesas. La conversación y el hecho de que Fernando esté de espaldas dificulta la observación y, por tanto, las observaciones. (¿Por qué no observaciones sobre los contertulios o las conversaciones? ¿Es que se trata sólo de observar desconocidos? ¿O es que los comentarios sobre los conocidos no son "políticamente correctos"?) No hay menciones ni al tiempo ni al "negro" (¿descanso dominical?) Tampoco las hay a "los pliegues", excepto en la foto. Por fin un pensamiento propio: a propósito de quienes pasan empujando una bicicleta construida con bambú y cinta americana: Fernando cree que "posiblemente las venden". También dice que pasa uno "vestido de anarquista" (¿Hay un vestuario anarquista o es sólo una traición del subconsciente?) La reseña de hoy ha aparecido bastante más tarde que las anteriores. Es domingo, fiesta de guardar y de siesta larga.


Día 14. La noticia del día es que el "negro" no está. El resto es la observación atenta del vestuario de los que pasan, de las barbas de los hipster y del manejo de idiomas con xie xie y oui; de "los pliegues" vistos y vueltos a ver. Y una confesión íntima: le gustan los lunes. Tan vacío está el día que decide fotografiarse las piernas.
Día 15. Dice que ha vuelto. Suponemos que "el negro". Para compensar, la crónica del día acaba con que "fuera de tiempo ¿? aparece un negrazo en bicicleta con el torso desnudo. Da varias vueltas como mostrándose y se va. Raza superior." ¿¡!? Las fotografías de la serie merecen un comentario aparte. No falta la mención a "un monumento con tacones" y tampoco hoy hay mención al tiempo. Ya ni eso. 
Será por "la caló", pero Fernando sintetiza: "Negro, sí. Calor, sí. Tercio, sí. Humidificador, no. La terraza se llena. Muslos, muslitos y muslotes ..." Y la historia de un melón que trajo Julián y que compartieron con un rumano pedigüeño que no le dio las gracias. A Cubo le llama cubito y Cubo dice que cúbito y radio y tibia y peroné. Pero es fuera de tiempo. 

Día 17: lo que permanece y lo que cambia. 
Permanecen el "negro", las tapas, el humidificador, el tiempo -el calor-, las tetas, las fotos anodinas, ...
Aparece el cinismo: "Lo siento mucho.  Me he equivocado. No volverá a ocurrir." Aparecen los "plebiscitos" ¿? que primero no aparecen y luego, "por fin" uno, lo que hace pensar en alguna oscura alusión a una mujer.

 18 de julio. Alguien que trabaja tanto con la memoria histórica y no hace ni una sola mención a la fecha. A no ser que "Julio" con mayúscula quiera decir algo más.
Hoy: pasa una minifaldera, pasan jacas sobre zancos, es la hora de los muslos esplendorosos. Lo demás es lo de siempre: el "negro", la cerveza que no debe ser de barril, el humidificador que moja, ... Y una de las muy escasas muestras de su interioridad: "Es tierno" cuando pasa un joven con un perrillo en los hombros a la manera de los pastores.

 Día 19. Fernando sigue fiel a su cita diaria con las chicas monas con flequillo a la vasca y braguitas negras trasparentándose agradablemente. También al "negro". Hoy el chismorreo es de un tipo que habla fuerte, es apasionado de los perros y está contra los toros. La crónica termina con una ¿casualidad? cito: "Viene Lidia. Vivan los toros."
 Día 20. Aunque no sea lógico, hoy, a la sombra, el viento es frío y Fernando lo siente y habla mucho de ello. Hasta dice que tiene los brazos cruzados, por el frío y que el dueño del local también tiene los brazos cruzados pero que debe ser por otro motivo¡¿?! Tampoco habla del "negro", pero si ha cotilleado la conversación de la pareja de la mesa de delante y llega a la conclusión de que la mujer es policía municipal y es la superior de otra que ha venido y le ha entregado una bolsa negra sin decir palabra. Termina deseando que llegue la una y media. Hace frío.
 Día 21. Lunes. Y los lunes, ya se sabe, poca gente en la calle. De la poca que hay a Fernando le llaman la atención las lolitas que le miran, vayan con sus padres o con su madre. A lo lejos vislumbra unas tetas interesantes que permanecen durante un rato. Y aunque en la foto parece que está, hoy no hay mención al "negro" ni al tiempo. Pocos detalles más del vestuario y calzado de algunos hombres y un puraco apagado. No hay más. Es lunes también en la actividad cerebral.

Día 22. Hoy no es lunes, pero parece que los días pesan ya. Los comentarios son cada vez un poco más desvaidos. Un poco más insulsos. Hoy sólo cabe citar "un gustoso culo de china" (¿gustoso?). Al comienzo ni siquiera se fijó en si "el negro" estaba o no estaba. Al final le vio cuando iba a mear. Tampoco se dio cuenta cuando le cogieron el periódico de su mesa. Lo dicho, insulso. Inatento.
Día 23. A Fernando, lo que pueda haber causado la  presencia de los bomberos y la policía no le interesa. Le interesa más el paso de Ernesto Ekaizer -periodista, comentarista y tertuliano- o el de el hombre que él define como elegante. Y le interesa tanto que nota que la chepa le levanta la chaqueta más por detrás que por delante. Comentario que ya hizo uno de los primeros días cuando habló de este mismo hombre. Hoy hay referencia al "negro", que está impasible, y al tiempo porque pide que conecten el humidificador. Le preocupa lo poco que le dura la cerveza y piensa cambiar al te frío porque dura más. No le preocupa en absoluto el contraluz de las fotografías, como se puede ver en esta de Pepe ("el de Coca").
Día 24. Fernando hoy no está para nadie ni para nada. Ni siquiera para el "negro". Aprovecha que se van los de al lado para correrse ¿¡?! Además tiene que ir a comprar: "Nota: aceite, vino, tónica, filetes". En días como hoy me pregunto no en lo que pueda pensar Fernando, sino en si piensa. Que poca, poquísma, reflexión sobre cualquiera de los hechos, personas, situaciones que ha presenciado. Está claro que Fernando no va a la terraza a reflexionar. Tan sólo a pasar el rato y ver pasar gentes y cosas. Un inocente voyeurismo que de tan inocente se queda en inocuo. 


Tal vez para celebrar el 25 de julio, Fernando ha tenido la debilidad de confesarnos su decepción y su cabreo por las condiciones que exigen para optar a una plaza de enseñante. El estado de ánimo bajo le impide las observaciones habituales, aunque hay un referencia al calor del cabreo y un desdecirse sobre la observación de un hombre con chepa y peluquín que no es chepa ni lleva peluquín. También aparecen las gitanas guapas y un sij comprando cupones. Y aunque no la mencione, está la chica de la foto. Luego las visitas de amigos y a pasar del cabreo. Fernando el humano.

Día 26. Hoy Fernando está de buen humor. Debe ser que la compañía le ríe las gracias. Han vuelto los pliegues (dice que uno por hora. Anna en Facebook le dice que eso es poco), han vuelto las minifalderas gitanas, han vuelto las mujeres que le miran con interés,ha vuelto el "negro", aunque se va pronto y eso deja paso a los chismorreos del dueño del bar con los amigos. Fernando no sólo ve, sino que también escucha, aunque no se compromete y se limita a reflejar lo escuchado. ¿Qué le parecerá a él que se llame Manyula la mujer del hindú de los Simpsons? ¿Qué le parecerá a él que eso sea el tema de una conversación? Nos quedamos sin saberlo. Fernando sólo es un espejo con oídos. Claro que se olvida que todos los espejos son deformantes como bien aclaró Valle.
 Día 27. Decididamente ha vuelto el Fernando de siempre, el de " un culito de calidad que compensa la baja velocidad de ayer", el de cambiarse a una mesa "con derecho a roce", el de un "blanco y un negro" bailando y el de la vuelta a los pliegues. (Tal vez esto de los pliegues es una referencia a aquello de Estopa "Por el pliegue de tu falda tuve yo un piñazo con un seat panda." Tal vez). Hoy no hay comentarios de lo escuchado, tal vez porque los guiris-yankees hablan en inglés. Por lo demás, a la sombra del toldo, con vermú en vaso largo -que no es de recibo- y "girasoleando".

Día 28. Parece que los lunes no son el mejor día de Fernando. Hoy comienza rotundo con un :"No negro" y sigue "estresado y acalorado" Después un repaso a los habituales y un curioso duelo de miradas con una mujer que lleva gafas negras.¿? Y la descripción del pecho de una mujer "agradablemente destacable"¡! Tanta suavidad me confunde. Habla de otro "negro", esta vez de pelo rizado, y de las veces que le ha dado fuego al de la mesa de al lado. Vuelve la mención a los pliegues, en este caso confirmado "cuando gira camino de la plaza." Hay tres adolescentes "nerds" y un hipster, tres bolseros y una acompañante de pantalón corto y piernas extendidas que muestra las uñas de los pies pintadas. Decididamente Fernando intenta ser lo más superficial posible. Se sienta, apoya la coronilla en la pared y se despereza como suele hacer "el negro". Lo de la superficialidad no es por falta de materia, sino porque no quiere que pensemos nosotros tampoco. A fin de cuentas estamos en verano y practicamos el "girasoleo", como hombres de casino provinciano.
Día 29. El "landismo" fue una definición que se acuñó en los setenta para describir al machote ibérico siempre salido y siempre frustrado; sobre todo, siempre ridículo. Luego Alfredo Landa, que fue quien inspiró el landismo con sus interpretaciones de semejante panoli, se rehabilitó interpretando películas tan impactantes como "Los santos inocentes" y algunas otras serias y consistentes. No es casualidad que en los comentarios de Fernando Baena haya aparecido un par de veces "el vecino del 5º", santo y seña del landismo.
Hoy, escuetamente "negro" si. Obras en la esquina que al final se aclaran con un cartel que anuncia la próxima apertura de una tienda de pan recién hecho. El resto, no cambia, el dueño del bar en su mesa/oficina, dos que parecen ser de "El Álamo" ¡¿?! y pliegues y mas pliegues, alguno morenito ¿eufemismo por negra?, un travesti con tetas excesivas, unos pantalones vaporosos que dejan ver todito todo ¿¡?! Una adolescente que dice que algo es la poya. Cuanto landismo.
Fernando no sabe por qué, ni le preocupa, ni se interesa por saberlo, el dueño del bar le regala un cigarrillo Winston envuelto en una servilleta. Es lo más interesante que ha pasado hoy.
Día 30. Hoy ni toldo ni "negro". Foto del camarero, Omar, que le cambia la tapa. Fernando sospecha que deben haber hablado de él los camareros, porque Omar, de repente, le hace comentarios sobre transeúntes y clientes. Por lo demás, lo de siempre, "pliegue maduro", "china reseñable", ... Chicas anilladas que le recuerdan a los bueyes. (A mi también me viene esa imagen cuando las y los veo, pero debe ser que somos de campo y tirando a viejunos.) Chismes de una de las anilladas y, todo un acontecimiento: el chinito que suele pasar de la mano de su mamá le tira un beso con la mano. Alguna visita que duda entre tercio y doble y pare usted de contar. Ya está bien de girasoleo por hoy.

 

Día 31 y último de la acción "Aperitivo" de Fernando Baena. Los chismes habituales sobre las conversaciones en las mesas de al lado. Del dibujante con puro dice que saca "sus atributos". Creo que quiere decir que saca sus utensilios, pero... Fernando le pide a la asidua Dolo que compre un cupón para el "negro" quien, aclara, se llama Miki. ¿Quién pagó el cupón?
Hoy, por ser el último día y porque Fernando había hecho una convocatoria extra, ha venido más gente de lo habitual. Yo también he estado y le he hecho a Fernando una fotografía porque entre las suyas no aparece. Me aclara que sí, que en un reflejo y recuerdo que uno de los primeros días -el 6- hay una foto en la que en el reflejo se ve una sombra inidentificable que está haciendo la foto. En otra, unos días después, aparecen sus piernas. Pero sólo en las dos fotos que yo he hecho -la del inicio y la del final- aparece F. Baena claro y reconocible.
En la conversación Fernando me aclara que "el pliegue" es esa arruga que se forma al final de la nalga y el principio del muslo. Las mujeres que visten pantalones cortos, especialmente las adolescentes que los usan muy muy cortos, lucen esa parte del cuerpo. Habrá que agradecerle a Fernando la creación del neologismo, o al menos añadirle un nuevo significado a los ya conocidos de la palabra. También comenta que alguien le ha acusado de "machirulo" que es como las feministas combativas llaman a los machistas. Se ríe de ello. Le comento lo del "landismo" y dice que si, que eso si es cierto.
Entiendo, mas que como falta de ortografía, como una errata de escritura un "reusar" que aparece en esta última de sus crónicas de terraza y vermú. Pero yendo a los contenidos y el estilo de estas croniquillas, hay que recordar que la estrategia de muchos de los trabajos de Fernando es la provocación que, en algunos casos, llega al insulto y la agresión al público. Es una estrategia muy utilizada por un tipo de artistas que buscan ante todo el escándalo que pueda trascender a los medios. No olvidan que vivimos en una época mediática y, por eso mismo, mediatizada. Quieren también su parte del pastel y es la hiperafirmación el mecanismo que utilizan para escandalizar a los burgueses bienpensantes y atraer a los periodistas buscadores de carroña y escándalo. Claro que para eso hay que ser mucho más extremista y no quedarse en unos comentarios para los amiguetes del "caralibro", que ya le conocemos, que no nos escandalizamos y que sabemos de que pie cojea. Siempre me hizo mucha gracia el nombre que se dieron a sí mismos los artistas mexicanos de la vanguardia de principios del siglo pasado: "Los Estridentistas". Pero esta acción de Fernando no llega a la estridencia ni de lejos. Como broma, insisto, sólo como un juego de palabras, yo diría que ha sido una "baenalidad", una "baenada"; algo muy propio del verano, del calor, del dolche fare niente, del laisser faire, laisser passer. Y en esas estamos. Gracias Fernando Baena por darme algo  mas en lo que pensar estos días de Julio.
                                              Foto H. Álvarez

martes, 5 de agosto de 2014

LO DE INTERMEDIAE YA CANTA.


 Que construir una página web no es tan fácil como dicen Wix o Googleweb, es cierto. También lo es que hay errores que no son difíciles de corregir. Y no es menos cierto que he avisado mas de una vez a los creadores de la programación de INTERMEDIAE, de un ridículo problema que produce textos como este:

"La asociaciуn cultural La Parcerнa abre una convocatoria dirigida a entusiastas de la autoconstrucciуn, para pensar, diseсar y construir el Carrito Kultural, un dispositivo mуvil emisor de imбgenes y sonidos para su uso en el espacio pъblico. Un medio para la difusiуn de propuestas particulares y colectivas."

Amén de otras lindezas que se reparten en todos y cada uno de los textos que publican en su programación mensual. Es muy claro que el editor de textos que utilizan no admite los acentos ni el tilde de la eñe. Es muy claro que quien redacta las noticias o no lo sabe o pasa de ello. Es muy claro que hay alternativas, ... pero... Intermediae sigue dando el cante. ¿Tendrá Juan Carrete Parrondo alguna responsabilidad? Y si no la tiene, ¿podría hacer algo para remediarlo? (Lo de la legibilidad del logotipo lo dejo para otro día.)

domingo, 3 de agosto de 2014

EL ARTE DE PASEAR. POR MIGUEL CERECEDA

Hace unos días Miguel Cereceda, crítico de arte, comisario, profesor universitario y siempre muy activo pensador, me remitió el texto que copio a continuación y que ha aparecido en la revista Artes y Cosas www.artesycosas.com 
Antes que nada quiero agradecer a Miguel su muy atenta lectura de mis trabajos y el tiempo y trabajo que me ha dedicado. Gracias Miguel.

"Conocí a Hilario Álvarez en Alcudia, en el Festival “Por amor al arte”, un festival de arte de acción organizado por él en 2002, en aquel pueblo mallorquín, al que tuvo la amabilidad de invitarme a participar como testigo. Era un encuentro de poesía, en el que pude conocer también a personajes extraños y fascinantes, como el poeta Rodolfo Franco, una especie de contorsionista del lenguaje, obsesionado con la composición de palíndromos, o como el músico conceptual llamado Dick el Demasiado, un holandés residente en Calanda, del que puede escuchar un concierto transatlántico, entre Mallorca y Buenos Aires, interpretado por  él mismo y por unas ménades porteñas, al otro lado del océano. Después de aquella interesante experiencia he podido seguir a Hilario Álvarez en su obstinación por la generación de espacios y posibilidades para que el arte se produzca, tanto a través de los numerosos encuentros de arte de acción, organizados por él y por Nieves Correa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, como a través de esas Revistas Caminadas, en alguna de las cuales he tenido también la ocasión de participar.
Dedicado desde 1993 a la performance y a la poesía visual, considero a Hilario Álvarez como uno de los más importantes activistas españoles del arte contemporáneo, entregado a hacer posible que el arte y la experiencia poética aparezcan, sin preocuparse mucho por el valor comercial de su trabajo, ni interesarse tampoco por exposiciones en galerías y museos. “Creo firmemente —declaraba en una página polaca, dedicada al arte de acción— que el arte está hecho por el otro. Por eso toda mi obra consiste en producir las circunstancias para que el arte ocurra, y en producir experiencias poéticas y momentos de intensidad vital”1.
Pero, si como artista ha puesto todo su empeño y su interés en propiciar la aparición de espacios y ocasiones para el arte, también tiene Hilario Álvarez su propia producción poética, a la que me gustaría referirme brevemente. Una parte de su obra tiene que ver con la experiencia del caminar o del pasear como obra de arte. Ello es ya evidente en las Revistas Caminadas que organiza, paseos por la ciudad acompañado de amigos, en los que cada uno de los paseantes-participantes ejecuta una acción o lee un texto, a modo de colaboración en una revista cultural cualquiera. Acción que luego se fotografía y se documenta. Pero como artista individual también organiza sus propios paseos. Una de las piezas más recientes que remitió a sus amigos era precisamente un paseo por Madrid. Trazando dos líneas sobre el mapa, recorrió la ciudad de punta a punta, caminando de norte a sur y de este a oeste.




Es cierto que recorrer la ciudad no parece suponer en sí misma una experiencia poética. Por más que Baudelaire se encargase de ensalzar la flânerie, como un paseo sin objeto, oculto entre la multitud; los paseos de Hilario Álvarez sin embargo establecen a priori un objetivo claro: recorrer toda la ciudad de un extremo al otro. Tampoco la multitud parece ser precisamente ni su medio ni su objeto de contemplación. Por el contario, sus paseos por Madrid nos sorprenden porque lo que él contempla y recorre ni siquiera parece una ciudad. Empieza en el campo, en el límite norte de la ciudad, contemplando a lo lejos la sierra del Guadarrama, y continúa caminando por una selva prodigiosa de ríos y afluentes que, a pesar de Ferlosio, ni sospechábamos que se encontrase tan cerca y tan dentro de la propia ciudad: el Guadalix, el Jarama, el Henares y, finalmente, el Manzanares. ¿Se trata entonces de un paseo por el campo, dentro de la propia ciudad? No lo sé. Lo cierto es que el paseante documenta su paseo con un vídeo, que el lector interesado podrá ver en esta dirección. Allí se recorren en primer lugar los ríos, como una especie de historia geográfica de la ciudad; como un recordatorio de que, al fin y al cabo la ciudad —toda ciudad, por grande que sea— se encuentra asentada en medio del campo. Pero en realidad se recorre la ciudad de norte a sur y de este a oeste, con todas sus patologías y todas sus contradicciones. El recorrido junto al Jarama, por más bucólico que parezca, no ignora que se pasea también junto al aeropuerto. No olvida en ningún caso que se transita junto a las grandes autovías de circunvalación ni evita tampoco las estructuras ferroviarias. La ciudad aparece documentada también en sus paneles del tráfico rodado, aunque no es esto lo que más le atrae y le interesa al paseante. La mirada del artista se complace por el contrario tanto en los nombres y en las placas que designan las direcciones y los lugares, como en aquellas cosas que resultan ajenas, sorprendentes o extrañas al urbanita: tales como los nidos de cigüeña en lo alto de las torres de repetición telefónica, o como las confluencias de los ríos.


El paseo no es sin embargo un trayecto geográfico. Se trata más bien de un recorrido poético, en el que el paseante se deleita en mirar de otra manera las mismas cosas que uno ve todos los días. No se trata aquí de psicogeografía, como la propuesta por los situacionistas, porque tampoco parece estar el paseante muy interesado en describir o en mostrar sus sentimientos o emociones al respecto. Además, la experiencia tampoco es azarosa, sino rigurosamente planificada.
Planificada, como en su libro dedicado a la Calle de Alcalá, publicado en 2012. Allí se relata un recorrido completo de la calle de Alcalá de Madrid, una calle que comienza en el centro mismo de la ciudad y que termina en el límite municipal de la misma, y que el poeta recorre, como un viaje sentimental hacia la periferia, fotografiando todos y cada uno de sus portales. Uno por uno, hasta el punto de que necesita documentar su paseo en dos volúmenes (Calle de Alcalá 2).
¿Cómo debemos entender este libro? Se trata de recorrer por completo uno de los radios de la ciudad, desde el centro hasta la periferia. Se trata igualmente de documentar todos y cada uno de sus portales y sus números, desde el uno hasta el setecientos. ¿Por qué y para qué hace esto el artista? ¿Se trata tan sólo de un paseo? Ciertamente no, pues el recorrido completo de la calle, con sus algo más de diez kilómetros de longitud, le llevó casi diez meses de trabajo. A kilómetro por mes, fotografiando todos y cada uno de los portales que se encuentran a un lado y a otro de la calle.
¿Para qué se hace esto? Se trata desde luego de una acción artística, cuyo sentido procede de la propia acción. Sin duda aquí el paseo ya no es una experiencia bucólica ni grata. Por el contrario, el propósito inicial se convierte más bien en una pesadilla, en un compromiso absurdo que uno ha contraído consigo mismo y que también de modo absurdo se convierte en una obligación que nos ata, a lo largo de casi todo un año a volver a recorrer una y otra vez la misma calle, sin saber por qué, fotografiando y documentando todos y cada uno de sus portales. Y tal vez aquí lo absurdo de la empresa sea lo que le otorga verdaderamente su sentido. Pues en primer lugar se trata de una acción premeditada puramente libre y que libremente se da sus propias reglas. Es posible que esta sea la primera grandeza del arte: establecer libremente una acción soberana, a la que no estamos en modo alguno obligados. Ese ejercicio soberano de la libertad se nos da al parecer en muy pocos espacios: en el arte, en la poesía y en el juego. Se trata por tanto tal vez tan sólo de un juego. Pero un juego que nos exige estar casi un año a su servicio es, desde luego, algo más que un juego. Se trata además de la experiencia placentera de otorgar sentido a algo que en sí mismo no lo tiene: realizar una acción, ejecutar un plan, alcanzar un objetivo. El propio artista no dice nada más en su texto introductorio. No dice nada del placer de pasear ni de lo lúdico de su objetivo. Al parecer la acción es el recorrido completo de la calle y las fotografías no son más que la documentación de la misma. Sin embargo, a la hora de la verdad, la documentación se convierte en el método mismo en que la acción se hace posible y transforma la experiencia placentera del pasear en un trabajo riguroso y sistemático, al que el artista se ve obligado a consagrar diez meses de su vida. El paseo deja de ser un juego y se convierte en una tarea: la acción se convierte en obra de arte.
¿Es entonces la documentación lo que convierte la acción en obra de arte? Sin lugar a dudas no. Pero es evidente que el mero hecho de recorrer los diez kilómetros de la calle de Alcalá de punta a cabo no suscita en nosotros tanto interés ni tanta admiración, como el hecho mismo de fotografiar todos y cada uno de sus portales, uno por uno.
¿Qué es una obra de arte? ¿Puede un simple paseo convertirse en obra de arte? Desde luego aquí hay algunas cosas más que un simple paseo. Se trata al final de un libro, un libro de fotografías, no especialmente bellas, que documenta todos y cada uno de los portales de la calle Alcalá de Madrid. ¿Documenta el libro el paseo? Sin duda no, pues al final el paseo no es un paseo real. Ni siquiera sabemos si el artista realizó nunca el recorrido completo de la calle, de un extremo a otro, o si, lo que es más probable, cuando terminaba un tramo, se iba a su casa en metro o en autobús, para volver allí al día siguiente y seguir su recorrido. ¿Cuál es entonces aquí la obra de arte? ¿Un libro documental de los portales de la calle de Alcalá? ¿Y quién podría tener interés en un libro semejante? Ni siquiera los carteros. De hecho el artista no lo vende. Lo cuelga por el contrario en una página web públicamente accesible y libre de derechos, donde todo el que quiera puede contemplarlo y descargarlo. Y sin embargo la acción ejerce sobre nosotros una seducción inquietante. Tal vez la seducción de que, como a la vida misma que carece de sentido, también es posible asignarle un sentido a una tarea absurda. ¿Qué es lo que le da entonces sentido? No sólo el recorrido, sino también la completud.
Se trata sin duda de una experiencia de poesía visual, en la que el paseante se dispone a leer la ciudad como si se tratara de un libro. Y por eso lo que nos proporciona al final es propiamente un libro. Un libro de fotografías que no dudamos en reconocer también como un libro de poemas. Pero de un libro escrito con método, con orden, con rigor: desde la primera página hasta la última.
Un libro escrito línea a línea: una ciudad recorrida línea a línea es exactamente lo que el poeta hace en su libro Madrid línea a línea. Pero aquí ya no hay propiamente paseos caminados. Por el contrario, Madrid línea a línea es a su vez un libro de poemas o tal vez un libro documento, en el que se documenta la extraordinaria hazaña de recorrer Madrid de punta a punta, pero esta vez en todas y cada una de sus líneas de autobús: desde la uno, hasta la doscientos quince. Y, aunque al parecer no hay tantos recorridos como líneas numeradas —pues hay numeraciones que se saltan o que, por lo que sea, han sido suprimidas—, se trata en cualquier caso de unos doscientos recorridos de autobús, con sus correspondientes fotos del autobús y de las paradas inicial y final, como testimonio del recorrido. 



Si uno lee el libro de Hilario Álvarez, titulado Madrid línea a línea, no se encontrará ninguna reflexión poética al uso. Por el contrario, lo que se constata es el hecho mismo del viaje. La hazaña absurda de haber recorrido Madrid de punta a punta en sus casi doscientas líneas de autobús. Es cierto que el poeta no deja de introducir algunos comentarios en su glosa, acerca por ejemplo del cambio de los colores de los autobuses, del rojo al azul, o acerca de los nombres religiosos de las plazas y calles de Madrid. Se advierte claramente que la reiterada toponimia religiosa o militar de numerosas calles y barrios madrileños le molesta. Pero sus comentarios carecen de la tensión emocional característica de la lírica, y tampoco pretenden revestir dimensiones épicas. En la ruta del 310, el poeta comenta: “El termómetro a la sombra marca 39º. Se agradece el aire acondicionado del autobús”. En la ruta 14 observa con estupor el hecho de que no exista línea 13. ¿Se trata, se pregunta, de una superstición? Cuando toma el 27 no deja de reseñar que se trata de autobuses de doble cuerpo que recorren la ciudad de norte a sur. Pero en general las únicas apreciaciones estéticas son acerca de las propias fotografías publicadas y de los fascinantes reflejos que se producen sobre los enormes parabrisas de los autobuses. En ello denota el artista su fascinación por las imágenes reflejadas. Fascinación a la que también ha dedicado algunos reportajes. Muy rara vez el libro nos ofrece informaciones acerca de algo que sucedió en el viaje, como que el trayecto coincidió con una manifestación o algo así. Pero las observaciones circunstanciales de tiempo —a veces acerca del tiempo meteorológico— suelen con frecuencia estar desplazadas por las de lugar, por las observaciones toponímicas y por las reflexiones acerca del cambio, la transformación o el crecimiento de la ciudad. A menudo nos ofrece el detalle minucioso del punto concreto de salida del autobús, que no suele coincidir con la denominación genérica de la plaza de partida, como si su libro sirviese realmente de guía de viajeros o como si pretendiese que algún otro loco tratase de emular su misma hazaña. Ojo, nos dice, que aunque pone Plaza del Callao, el autobús no sale realmente de la plaza del Callao, sino de una calle adyacente; olvidando que se trata de un libro de poemas que nadie va a consultar para coger realmente el autobús. En un solo caso el paseante confiesa haber tenido que hacer la misma línea en dos ocasiones: en la 142. Y ello debido al parecer a que la fotografía de la marquesina de la parada final no salió bien. Lo que demuestra que, a la hora de la verdad, lo más decisivo es el documento que testifica la acción. Tan sólo en un caso no se pudo fotografiar la última parada: la breve ruta del 80.
En la introducción a su libro, nos dice el poeta que considera la acción Madrid línea a línea “una acción conceptual en el sentido en que el concepto (viajar de principio a fin en todas la líneas regulares diurnas de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes de la ciudad de Madrid), su definición y su realización son exactamente lo mismo. Por eso, para mí —concluye—, la sola comunicación de lo hecho cerraba el círculo y con ello la acción no necesitaba nada más”.
Ello parece querer decir que a él como poeta le bastaba con proponerse la acción, ejecutarla y comunicárselo posteriormente a alguien. Pero es evidente que cada cosa requiere de su arte, y que no es lo mismo proponerse una acción, que ejecutarla, documentar lo hecho y, luego, hacérselo sabe a otros de algún modo.
En la tradición conceptual es frecuente la afirmación, sostenida tanto por Sol LeWitt como por Nacho Criado, de que la obra es el concepto y que la obra ya está realizada plenamente en la cabeza del que la piensa. Esto es —como también pretende Hilario Álvarez—, que el concepto, la definición y la realización de la obra son exactamente lo mismo. Pero qué duda cabe de que no es lo mismo una ocurrencia, que se queda en una mera idea ingeniosa, que su realización. Y que tampoco es lo mismo la ejecución de una acción que su testimonio y su documentación. Sin duda la obra poética de Hilario Álvarez nunca habría sido la misma si no se hubiese tomado para nosotros la molestia de documentarla. Con ello a veces el documento termina imponiendo sus condiciones a la realización de la obra y convirtiéndose incluso al final en la verdadera obra: un libro de poemas.
“Cuando dije que había comenzado a hacer estos recorridos a pie —escribe el artista en su blog—, un malintencionado ignorante comentó: ¡Qué cruz!”. Pero el comentario sin embargo era justo y certero en toda su extensión. Certero porque lo que traza el artista ciertamente es una cruz y justo porque lo que asume con su poesía es también una cruz, un sacrificio y una ofrenda que de modo sorprendente otorga sentido."

Miguel Cereceda

viernes, 1 de agosto de 2014

MINUSVALIZACION

 Una acción de Resistencia Poética señalizando zonas en las que el mal urbanismo reduce la movilidad de los peatones. Con la colaboración del Área de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid.


jueves, 31 de julio de 2014

domingo, 27 de julio de 2014

LIMBER VILORIO. SKIN 02

El miércoles 23 de julio 2014 conocí en el Espacio B de Madrid a Limber Vilorio y conocí algunos de sus trabajos de arte.
Limber es Dominicano y resultó que tenemos conocidos comunes entre los artistas de la isla. Es un hombre de mediana edad, simpático, de conversación fácil, interesante e interesado. En la galería estaban también sus padres a quienes se veía orgullosos de su hijo. Desde que estuve en Santo Domingo me llamaron la atención los nombre de algunos artistas que conocí. No son nombres artísticos, son nombres del registro: Pery, Grimaldi, Dan Aliu, y ahora Limber. Parece que hay una corriente en toda Centroamérica que busca nombres apartados del santoral. Es posiblemente una manera de escapar a los restos de la colonización española.
Los trabajos de Limber son variados tanto en los conceptos como los materiales o las técnicas. "artista multidsciplinar, arquitecto y gestor cultural de nacionalidad dominico-española" y, desde luego, el discurso con que los sustenta es teóricamente impecable y moderno. La performance que presentaba en la galería (un vídeo/documedntación de un breve paseo por las cercanías del Palacio Real de Madrid, coronado con una corona de cerámica y plastilina adornada con los colores republicanos. La corona y la performance se hicieron el días cercanos a la coronación del nuevo rey de España.
Del catálogo que mostraba me llamó la atención que, sin tener referencia suyas, conocía dos de los trabajos que allí presentaba: una performance en un antiguo cohazo americano pintado de rosa y llamada "El carro del amor" (Escribo de memoria así que tal vez no sea exactamente el título) y otra pieza que consistía en una pila de cubiertas de neumáticos pintadas de blanco.
Digo que Limber sabe arropar conceptualmente sus trabajos. Así, partiendo de una cabeza en cerámica vitrificada que reproduce la del artista, la deja en la galería 21 días y junto a la cabeza hay trozos de plastilina de diferentes colores con los que los visitantes van transformando la cabeza en muchas y variadas configuraciones. Lo que podría quedarse en un busto sin más, se convierte en una performance participativa que es la que da vida a la pieza.

En la exposición en el Espacio B había también otras series de piezas realizadas en metacrilato que me llamaron la atención por su factura y por sus resultados. Piezas circulares de un tamaño medio que se distancian unos centímetros de la pared y producen interesantes juegos entre las transparencias, la luz y las sombras. Son piezas interesantes que, con el tamaño que tienen, se quedan en mera decoración. Están pidiendo a gritos un tamaño monumental para ser el "gran arte" que buscan los museos y las instituciones.

Ahora Limber está participando en una colectiva en el IVAM y le gustaría hacer una individual allí mismo el año que viene. Le deseo suerte, sobre todo por la situación ex-Ciscar en la que está el IVAM.

martes, 22 de julio de 2014

CA2M: OTRA VEZ SI PERO NO.

 Pieza escénica de Cuqui Jerez.

El jueves día 17 de julio de 2014 salí de casa a las 19:30, con la idea de estar en el CA2M sobre las 20:30 que es la hora a la que estaba anunciada la apertura de puertas y una performance de Fermín Jiménez Landa. En las líneas de metro había problemas y cierre de trayectos y trayectos en autobús sustitutorio a 15 minutos andando desde la estación más próxima. Llegué a la estación Puerta del Sur a las 20:54. Llegué a las 21:30 al CA2M. Subí a la terraza donde iba a tener lugar la última sesión de las "Picnic Sesions". Allí me enteré de que la anunciada performance de Fermín Jiménez consistía en haber dejado en el entorno del centro algunos objetos entre familiares y raros. No vi ninguno ni a la ida ni a la vuelta. Debe ser que no dejó ninguno en los trayectos entre el Centro y las estaciones de metro y de tren. O puede que yo, apresurado como iba, no los viera.
Todavía tuve que esperar media hora larga para ver la presentación de la pieza escénica de Cuqui Jerez que consistió en tirar de una cuerda desde un lateral de la terraza y fuera de la vista del público, de forma que todos los objetos que habían sido situados en el "escenario"  (Ver foto) fuesen moviéndose uno a uno hasta desaparecer. Lo más aplaudido fue la aparición de un muñeco de trapo grande con la figura de la Pantera Rosa. Cuando sale a saludar Cuqui Jerez aparecen dos personas, hombre y mujer.
Y después de esperar otra media hora más y en vista de que los preparativos para la siguiente actuación iban para largo, debido a la ignorancia de quienes preparaban las conexiones y demás del proyector, el ordenador, el vídeo, el micrófono y los instrumentos musicales, que en más de una ocasión se acercaron a alguien entre el público (¿Ferrán Baremblit? Desde donde estaba no pude identificarle bien, puesto que esta de espaldas a mi.) para consultarle sobre el funcionamiento de los artilugios. Así que a las 22:30 decidí volverme a casa pensando que es la tercera o cuarta vez que veo que el CA2M si, pero no.

jueves, 10 de julio de 2014

MADRID AYER MISMO.

A las 9,30 de la tarde-noche. Plaza de Tirso de Molina. Comedor popular instalado por los vecinos para dar de comer a parados y excluidos sociales. El gobierno dice que la economía va mejor.

martes, 8 de julio de 2014

EL PIANO DE AGUSTI FERNÁNDEZ

Ayer, 7 de julio 2014, en la Sala Berlanga de Madrid ha comenzado un ciclo de cine sobre el jazz latino.
La primera proyección presentada ha sido un documental de 45' sobre el pianista Agustí Fernández. Soberbio el documental. Soberbio el pianista. A través de su propia concepción del jazz y de la música en general, nos muestra las muy diferentes formas en las que se "usa" hoy el piano.
Un piano que bien define él mismo como expandido con el que forma tríos más o menos clásicos (piano, saxo, contrabajo) como otros en los que se incluye un sampler, sin faltar la formación orquestal.
Hasta ahora no había visto ni escuchado a nadie usar el piano con la libertad con la que lo hace Carles Santos, pero Agustí Fernandez tiene más sonidos, le saca más partido, lleva los sonidos más lejos, incluso físicamente su trabajo es mucho más activo y agotador que el de Santos. Y vaya por delante todo mi respeto por el maestro/performer/pianista.
 ¡Que torrente de sonidos, qué variedad, que versatilidad en las combinaciones, que alegría en las repeticiones, que sorpresa continua en la "manera" de hacer sonar el piano!
 Desde hace tiempo pienso que son los músicos los artistas contemporáneos más avanzados, los que más investigan y descubren, los que menos prejuicios y más osadía ponen en sus trabajos. Cada vez lo confirmo más si cabe. ¿Alguien puede imaginar que resultaría de los poemas si se les pudiese aplicar a las palabras sólo la mitad de las operaciones a que es sometido el sonido expandido como el de Agustí Fernández. Un nombre, un piano y un sonido inolvidables.


jueves, 3 de julio de 2014

CONCIERTOS EN LA TABERNA ALABANDA DE MADRID.

Lugar: Taberna Alabanda. Miguel Servet 15, Lavapiés (Madrid).
Hora: a las 21:00h
Aportación: 5 euros incluyendo consumición.

Programa
Viernes 27 
- Trío: Álvaro Barriuso, Victor M. Vazquez, Javier Entonado.
- Cuarteto: Gregorio Kazaroff, Ricardo Tejero. Paloma Carrasco, Ivor Rampling.

Sábado 28
- Dúo: Chefa Alonso, Fernando Lamas.
- Cuarteto: Javier Escaned, María Cameselle, Ildefonso Rodríguez, Fernando Lamas.
- RICHTUNGEN: Ebba Rohweder y Markus Breuss.

Domingo 29
- Dúo: Cy Williams, Cova Villegas.
- Orquesta FOCO.

Sólo he podido asistir a los dos conciertos del domingo 29, pero son suficientes para dar cuenta del gran nivel de los participantes. 
Si en una entrada anterior hablaba de CRUCE y decía que en ningún otro espacio de Madrid se escuchaban sonidos como los que se producian en Cruce, hoy tengo que rectificar y decir que, si bien es cierto que no es exactamente el mismo tipo de sonido el que se practica en cada espacio, también es cierto que los que escuché en la Taberna Alabanda son tan experimentales, ricos y gratificantes como los escuchados en CRUCE. Y sobre todo, en ambos casos hablamos de ir más allá de la música. Hablamos del sonido.
Vayamos por partes:
Cy Williams y Cova Villegas son un guitarrista selecto y una voz de muchos registros. Juntos conforman un sonido en el que la "pureza" de la guitarra persigue a veces y a veces es perseguida por una voz que articula sonidos sin articular palabras, casi ni siquiera sílabas. Sonidos guturales, labiales, vibrantes, susurrantes, gimientes que sirven de contrapunto a una guitarra con sonoridad de blues pero sin malabarismos efectistas. Una guitarra de concierto. Cova Villegas y Cy Williams o viceversa, dos nombres que no quiero olvidar.
El plato fuerte de la noche, fue la Orquesta FOCO. Sobre el muy pequeño escenario de la Taberna Alabanda trece, catorce y hasta quince músicos que incluyen violonchelo y contrabajo, saxo, trompeta, guitarra eléctrica, "cuencos" tibetanos, batería, voces (hombre y mujer) y efectos , amén de una flauta travesera y percusión de bongos y otros instrumentos ...
Y la gran sorpresa: esta orquesta, improvisadora por definición, está dirigida por cuatro directores que son quienes en realidad improvisan. Creo que es una estupenda aportación de esta orquesta. Los músicos entran y salen en la producción del sonido siguiendo las directrices del director que es quien marca el orden, la cadencia, el ritmo, la compañía o la competencia con los otros instrumentos. Y, por si fuera poco, los directores se van turnando cada cierto tiempo y cada uno marca su personal estilo. 
Con uno la orquesta suena más a Boulez o Morton Feldman, con otro suena más a jazz, con otro/a se nota la búsqueda de sonoridades nuevas, con otro, en fin, se busca más el sonido del conjunto como tal, ...
Quiero, debo, dar las gracias a Ebba Roweder que fue quien me informó de los conciertos en los que ella participa, como directora de la orquesta y como interprete con la flauta travesera. Gracias Ebba. Me hiciste un gran regalo.

miércoles, 2 de julio de 2014

FRAN MOLINA & THE CHAMPS.


Justo a la entrada de Rivas (Madrid) hay un hotel. El hotel AB. Es un hotel sencillo y bien situado que tiene, en la planta baja, una lounge y un comedor contiguo. En ese espacio, todos los sábados, en horario de 21 a 23 (en verano de 21,30 a 23,30) presenta su música el guitarrista y compositor Frank Molina. Le acompañan los Champs (Champions), que son variables en número y en instrumentos.

El pasado sábado, 28 de junio, estuve escuchándoles. La primera formación fue un trío con Frank a la guitarra, Damian a la percusión con escobillas y un saxo de quien no conozco el nombre. Una formación clásica de jazz que hizo algunos estándares, incluyendo una versión del "Hijo de la Luna" de Mecano. Una música sin estridencias; perfecto acompañamiento para quienes en ese momento estaban cenando y conversando.

Más tarde se unió al grupo una chica muy joven que tocaba el cajón flamenco, un instrumento reciente que ha ido incorporándose a los instrumentos convencionales de la percusión y que ya es aceptado en todos los ámbitos musicales.
Frank, además de su virtuosismo con la guitarra, con la mirada y con gestos convenidos dirige al grupo que, con la incorporación del cajón ha subido el tono, incluyendo un estupendo diálogo entre la batería y el cajón . Después hubo un cambio en la batería y el baterista que entró aportó un sonido más percusivo, más rápido, más rock.

Una sesión de jazz muy completa en la que no faltó la aportación del público, porque Frank, docente musical, hizo que los niños asistentes se incorporasen haciendo pequeños coros e incluso haciendo que algunos de ellos dirigieran a los demás en esas intervenciones corales. Los niños disfrutaron mucho y, seguramente, incorporaron a su educación musical una forma de hacer y un tipo de música que habitualmente no escuchan.

lunes, 30 de junio de 2014

Madrid Limites

Este vídeo documenta la acción de recorrer el municipio de Madrid a pie, desde el punto situado en el extremo Norte hasta el situado en el extremo Sur y lo mismo con los del Este y el Oeste.
Cuando comenté que había comenzado a hacer estos recorridos a pie, un malintencionado ignorante comentó" ¡Qué cruz! 
No sabe lo gratificante que es andar. No conoce las propuestas de H.D. Thoreau, ni las Global Performance Art Walks, ni las de Andar como práctica anarquista, ética, estética y de pensamiento. Su enfermedad le impide ver algo más que el dinero. Y como andar es gratis, ...

C

martes, 17 de junio de 2014

UNA ACCIÓN ELÁSTICA DE FAUSTO GRACIA

Parece que el Patio de Martín de los Heros, en Madrid, se está consolidando como el espacio en el que recalan los artistas de acción que pasan por Madrid en su deambular europeo.
El sábado día 14 fue Fausto Gracia el que recaló en el Patio. Lo hizo además con un programa apretado de eventos. El mismo sábado impartió un taller, realizó una acción y mantuvo un coloquio con los asistentes a la acción. El domingo estaba programado un paseo ("una caminada" en palabras de Fausto) desde el Patio hasta el espacio conocido como "Esto es un Plaza" que es un huerto urbano en el barrio de Lavapies, en la ahora llena de galerías de arte, calle del doctor Fourquet. No pude asistir a esto último, pero si estuve presenciando su acción y en el coloquio posterior.

Fausto Gracia es un hombre joven, menudo, que no pequeño,  y con unas gafas muy grandes. Viste de negro riguroso como acostumbran a hacer muchos performers. En su caso, la excepción son los cordones de sus botas que son rojos. Botas y cordones que aparecen en el cartel de convocatoria de la acción.

La acción elástica de Fausto Gracia comenzó en la parte más cercana al exterior del espacio y nos llevó hasta la parte más interior. Comenzó Fausto sentado en una silla metálica, también negra, que fue arrastrando a través del espacio, atravesó la zona de patio abierto y terminó en la sala interior. Resaltar que, durante el recorrido, el sonido de la silla fue la nota predominante.

Cuando llegó a la sala interior se sentó un momento y a continuación se quitó una bota y ató a ella un cabo del ovillo de cordón negro que llevaba en la mano. Se levantó y comenzó a dejar caer el cordón al suelo en el que fue trazando una especie de dibujo-trayecto hasta que, terminado el hilo, se quitó la otra bota y  le ató el cabo final.

A continuación, sentado de nuevo en la silla y, de nuevo, haciendo del sonido el motivo con mas presencia, recorrió parte del espacio al tiempo que las patas de la silla mezclaban y casi agrupaban el cordón del suelo. Finalmente llegó frente a una de las paredes y dejó ahí la silla y las gafas. En el centro de la sala sacó de un bolsillo una pieza  de fieltro rojo, cilíndrica y alargada, con la que se cubrió
el brazo izquierdo que,  levantó permaneciendo así  breves momentos.
Luego, con cierto esfuerzo, tiró de un extremo del fieltro hasta que lo rompió y dejó que permaneciera una parte en su brazo y otra caída en el suelo.
Se agachó en el centro del espacio y, con cierto misterio, tapándo el material con las manos, comenzó a soplar una cánula hasta que "fabricó" un globo transparente y elástico de un material más resistente que una pompa de jabón, aunque con el mismo aspecto, pero menos consistente que un globo inflable.
Una vez conseguido el tamaño adecuado del globo/pompa, comenzó a elevarlo a base de soplidos y fue recorriendo el espacio persiguiendo al globo con sus soplidos. Es una imagen frecuente en las acciones de Fausto Gracia. Y cuando comienza a ser un deja vu es cuando en realidad comienza la acción. La acción de llevar el material hasta sus límites, al tiempo que su propio esfuerzo llega también hasta un punto extremo. Esta extensión de la acción le lleva de una parte a otra del espacio, a veces hacia arriba y a veces hasta el suelo. El globo sube y baja hasta que, al fin, se rompe en dos trozos. Y Fausto continúa persiguiendo los restos del material, soplando y soplando para mantenerlos en el aire o romperlos. El material se rompe. El material se escuda en los rincones o en las zonas ocupadas de las paredes. Y Fausto sigue soplando. Finalmente el trozo restante se adhiere a la pared a una altura inalcanzable. Fausto abandona el espacio y los asistentes entendemos que la acción elástica ha llegado al final. Una acción que son tres, en función de los materiales y espacios utilizados: silla/suelos, botas/cordón, globo/aire. 
Atrás quedaron las botas atadas al cordón, en medio de la sala, la silla y los restos del globo, como mudos testigos de una prueba de resistencia.