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viernes, 22 de enero de 2016

ARTE DIGITAL AUDIOVISUAL Y TECNOLOGÍAS AVANZADAS.


Antesdeayer fui a ver un espectáculo que no lo es. Asistí en CentroCentroCibeles (¡Qué redundante es el PP!) a la convocatoria de una performance con motivo de la inauguración del evento MADATAC. La performance (que no acción) se celebraba en el auditorio situado en los bajos del edificio del Ayuntamiento y en los espacios adyacentes había ya varias piezas de las que se compone la muestra-evento. Entre esas piezas llaman la atención tres "artilugios" en los que un tradicional y bien antiguo mecanismo de relojería, con sus engranajes tradicionales, sirve de peana a un soporte de imágenes digital. Las piezas llevan por título y referencia los chakras hindúes, reforzando así el forzado maridaje de lo antiguo y lo moderno.
En otro espacio se presenta una proyección de vídeo sobre una pared en la que una imágen de ordenador, con la proyección girada verticalmente, adopta la forma irregular del espacio. Por casualidad crucé por delante del proyector y vi que la "tecnoclogía avanzada" con la que se consigue el efecto es, ni mas ni menos que cinta adhesiva opaca colocada en el cañón del proyector. 
Finalmente comenzó la performance. En el escenario, sobre una pantalla blanca se proyecta una toma en macro de zonas de piel humana en las que se distinguen los nacimientos del vello. En el suelo, delante de la pantalla, un saco elástico y opaco pero en el que se reconoce perfectamente un cuerpo humano que, poco a poco comienza a moverse. El sonido son latidos de un corazón pero duplicados y/o mezclados con retardo. 
El desarrollo es lento y el sonido va complementándose con sonidos de ondas electromagnéticas generadas y manipuladas. La persona que hay dentro del saco finalmente sale, tiene la cara oculta pero acaba rompiendo lo que la oculta y vemos que es una mujer morena, vestida de blanco, que se sienta sobre sus talones y hace gestos de disgusto ¿?. Ostensiblemente respira, pero sus movimientos no se corresponden con el sonido (¿nuevo delay?). Luego recoge un par de elementos tecnológicos conectados a un ordenador portátil que se coloca como anillos en dos dedos de la mano izquierda. El sonido cambia y "debemos" suponer que lo hace en función del movimiento de estos artilugios. Pero no está claro y el sonido sigue siendo de ondas generadas. Luego la performer incorpora un nuevo artilugio que en este caso fija en la palma de su mano izquierda y, supuestamente, también modifica el sonido. Aproximadamente a los treinta minutos el ¿espectáculo? termina. 
A continuación sale el organizador del evento que dice que si no hemos entendido lo que ha pasado es porque no sabemos, que hay que conocer esto de las  tecnologías avanzadas que trabajan en el terreno de lo posthumano y con los latidos del corazón. Después presenta el programa de los tres días siguientes y nos invita a tomar una copa de cava (semiseco, para más inri.)
Una nota final: el artista madrileño C.F., en el año dos mil, ya trabajaba con los sonidos del corazón amplificados y conocía la tecnología para hacerlo. El mismo artista, en 2006, hizo una proyeccción en directo de una filmación en vídeo de su torso con la cámara "pegada" a la piel. Hace ya 16 y 10 años respectivamente.

 

jueves, 14 de enero de 2016

NO PRESENTACIÓN DE UN LIBRO.


Durante una hora, mas un cuarto de hora de retraso al comienzo, nos tomaron el pelo. La convocatoria era para asistir a la presentación de un libro de César Antonio Molina (Exministro de Cultura, exdirector del Insituto Cervantes, exdirector-gerente del Círculo de Bellas Artes, actual director de la Casa del Lector en la Fundación Germán Sánchez Espeso.) y el visionado de la película "Dr. Zhivago", con motivo de los recientes 50 años de su estreno.
De los cuatro participantes en la presentación del libro, sólo Xosé Luís Canido, fiel escudero, quiso hablar del libro haciendo preguntas sobre el mismo. Preguntas que los otros participantes ignoraron y fueron a su aire. Xan Arias, editor del libro dijo que como director de una editorial pequeña, no le importa el dinero, pero que cuando le llamaron para encargarle la edición de este libro, fué como si hubiera acertado los seis números de la Primitiva. Un símil muy apropiado. La cineasta Mercedes Alvarez habló de su relación con Soria y los pueblos cercanos al pueblo en el que ella nació y se atrevió a hacer una muy breve incursión en la relación paisaje-Zhivago. Finalmente el autor del libro no dijo ni una palabra sobre el mismo. Se dedicó a destrozarnos la película, dando por hecho que la habíamos visto y recordábamos la historia, a contarnos sus opiniones sobre algunos famosos a los que había conocido (Omar Shariff) y sus no menos personales críticas de algunos escritores comunistas, que no marxistas, como Italo Calvino, Simone de Beauvoir, Sartre o Neruda. En fín, una no presentación de un libro. Menos mal que la película resiste, por sí misma, el paso de los años.

jueves, 10 de septiembre de 2015

LAS MENINAS (DE VELÁZQUEZ) EN CANIDO.







 El año pasado asistí por primera vez a esta fiesta civil del arte que nada tiene que ver ni con lo religioso ni con lo militar. MENINAS DE CANIDO va ya por su VIª edición. Y creciendo. Cada año, a principios de setiembre, crece el número de artistas que se suman a la propuesta de pintar, instalar, fijar, ... meninas en las paredes del barrio de Canido en Ferrol (A Coruña). Es una manera de reivindicar la zona que está, como gran parte del Ferrol antiguo, en  decadencia acelerada. Y es una explosión de creatividad. Hombres, mujeres y niños participan y realizan sus meninas con materiales, técnicas y tamaños libres. Pero además la fiesta incluye actividades como teatro, talleres de técnicas diversas, recitales de poesía y música. Música cada día con artistas de la zona que van desde el rock a las músicas del mundo, desde el dixieland a la música brasileña. Cultura y espectáculos para todos los gustos -o casi todos- en el que es, sin duda, el barrio con mas personalidad de Ferrol.  

jueves, 3 de septiembre de 2015

LAS REVOLUCIONES.

 De niño leí una fábula de un filósofo griego: decía que tenía unos amigos, sus mejores amigos, a los que llamaba cuando quería, los despedía cuando quería y que ellos nunca se enfadaban. También que siempre le decían lo mismo, que no eran volubles ni cambiaban de opinión. Como es bien sabido esos amigos eran los libros y si las dos primera afirmaciones son muy ciertas, la última no lo es tanto. El verano, como época de relecturas, nos lo demuestra: libros que en su momento leímos y nos dijeron una cosa, hoy, pasados muchos años, nos dicen otras cosas, o muchas más cosas de que las que entonces nos dijeron.
Es lo que me ha pasado con el libro de Jacques Godechot. Leí este libro mediados los años setenta del siglo pasado cuando comenzaba a estudiar sociología y debo decir que me pareció un tocho de libro, academicista, saturado de bibliografía y redundante. Nada mas lejos de la realidad. Es una lección de historiografía y un aporte monumental de datos y puntos de vista.

"Las revoluciones" estudia y describe la Revolución con mayúsculas. La Revolución Francesa de 1789. Y demuestra que no es una, sino muchas. Que comenzó en los años 30 del SXVIII y termina entrado el SXIX. Con sus antecedentes y sus consecuencias. ¡Qué lejos de esa idea simplista que hemos tenido durante tanto tiempo en el que veíamos la revolución como un momento puntual de la historia, breve, y de eclosión política!

Hacia el final del libro hay un resumen que merece la pena reproducir: "La revolución fue, pues, total. Alcanzó a todos los dominios de la actividad humana. Es difícil e incluso temerario establecer un orden jerárquico entre estas diversas formas de revolución. Todas tuvieron repercusiones unas sobre otras. Sin embargo, parece cierto que la revolución agrícola permitió la revolución demográfica, y que ésta, a su vez, provocó un nuevo desarrollo de la revolución agrícola. Asimismo, la revolución económica y el desarrollo de la burguesía capitalista tuvieron como consecuencia la revolución política y la revolución industrial. Una y otra dieron un nuevo impulso al capitalismo. En cuanto a la revolución social, estaba sólo en sus comienzos. La revolución de Occidente, en el siglo XVIII, caracterizose, en este ámbito, por la abolición legal del régimen "feudal", del cual quedan sólo vestigios gracias a un ensayo tímido y restringido de redistribución de tierras y algunas anticipaciones socializantes."
Después llegó Napoleón, con su golpe de estado, su "imperio" y sus guerras.

domingo, 9 de agosto de 2015

GRACIAS, FERNANDO CASTRO.

Hace ya tiempo que lo pienso; cinco años más o menos, cuando abandoné la co-dirección de Acción!MAD. Y alguna vez he escrito sobre ello, con motivo de la inauguración de un museo dedicado a Fluxus en Alemania. Pero ahora encuentro este artículo de Fernando Castro Flórez: "Bienalización y desactivación de la performance" publicado en input.es y no puedo por menos que alegrarme de que, al fin, alguien más lo diga. Estando muy de acuerdo con su análisis, creo que hay un factor que olvida y que es determinante en esa "degradación" del arte de acción: la enseñanza que se trasmite en las facultades de Bellas Artes y quienes la imparten, preocupados solamente por la inclusión del Arte de Acción en el territorio institucional del arte, y su propio ascenso en ese territorio.

Dicho esto, lo mejor es leer el texto de Fernando Castro: 

Performance en tiempo de la estética desechable

Negri señaló, en su magnífico libro La anomalía salvaje, que el pensamiento revolucionario tradicional fue a recoger del barro los estandartes de la burguesía: “¿Recogió otra cosa que barro? Viendo su historia, cabe preguntárselo”. Asistimos, en los últimos años, a una anómala recuperación del performance, con exposiciones de figuras históricas, desde Marina Abramovic a Yoko Ono, en los McMuseos de referencia o programaciones pretendidamente refrescantes en centros de arte que aparentemente desbordarían la lógica del gueto. El retorno de lo real performativo es, aunque sea en una clave perversa, contemporáneo del manierismo del reality show y de la invitación generalizada a que convirtamos nuestra vida en un “muro de obscenidades” y en una trama de narcisismo(s) inequívocamente insignificantes. Pasamos de la mirada presente del artista a la proliferación viral de los gatos en la red como si no tuviéramos otro destino que la regresión infantil (la deposición de la mirada ajena en una toma de conciencia anacrónica de la timidez perdida) o el patetismo (en una escalada de lo melodramático que hace que el efecto de verdad sean las lágrimas de cocodrilo).
“The Abramovic Method Practiced by Lady Gaga” (2013)
El conatus (valga la terminología para-spinoziana) performativo tendría que poner en marcha lo inaudito, mejor “hacer delirar lo real”. Más allá del sedentarismo teatral o de la disciplina musical, fracturado el marco pictórico al adoptar la dimensión de un territorio sobre el que dejar que las pulsiones gotearan y desmantelado el pedestal de la historia-monumental-estatuaria, tendríamos que haber experimentado algo que “se desencadena”, un ejemplo de suerte no intencionada. En la atopía del happening se trataba de provocar lo inquietante, definido por Alexander Kluge como algo que quiebra la costumbre y que “desde hace tiempo sé que es terrible. Un déjà-vu, en definitiva”. Esas acciones repentinas en las que parecía que podía ocurrir de todo debían vencer la rutina de los rituales artísticos aunque para ello tuvieran que marginalizarse o recurrir a procesos de mistificación en los que no faltaron lo pseudo-orientalizante, la parodia de las iniciaciones místicas o incluso la pretenciosidad “chamánica”. No faltó, como es bien sabido, una ración excesiva de tedio y una tendencia a generar la complicidad de los enteradillos. La paradójica recompensa de esa peregrinación ascética ha sido la entronización contemporánea de la gerontocracia performera.
Lo “inadecuado” del performance ha sido sometido a una serie de racionalizaciones, en el sentido freudiano, que inscriben en horizontes de sentidos cruzados aquello que, de otro modo, sería intolerable. Carlos Granes ha señalado que la última performance moderna fue Paradise Now de Living Theatre, que intentó poner en escena un estilo de vida que atentaba contra la estandarización de la vida occidental; los “herederos” de Artaud, tratando de poner en escena la vida en lo que esta tiene de irrepresentable, se encontraron por casualidad con Mayo del 68 para, al poco tiempo en Berkeley, descubrir que sus provocaciones al público no estaban a la altura de la revuelta estudiantil. La peripecia de esos hippies tratando de “favelizarse” en Brasil no llevó a la liberación de los oprimidos sino a una angustiosa proyección de sus fantasías sadomasoquistas. En la época de la producción del “hombre desechable”, verdadera chatarra, aquellos que no reciben nada a cambio de la violencia que padecen y sencillamente están de más, la pedagogía crítica del Living Theatre venía a concretarse como un double bind: voluntad de traducir una insurgencia pulsional que provocaba una “interpelación ideológica” en la que propiamente solamente se podía generar estupefacción y, al mismo tiempo, narcosis en la atmósfera de una desubicación presuntamente emancipatoria. La performance fue una estrategia de escape fabulosa al ofrecer a los artistas la ilusión de salirse de ellos mismos y de convertirse en otros cuando lo que acaso estaban encarnando era una forma desconcertante del despotismo ilustrado.
"Paradise Now" (1968), The Living Theatre
“Paradise Now” (1968), The Living Theatre
Ahora que tanto interés (más que economía del arte, mascarada curatorial) se tiene por el “arte -así llamado- útil” podríamos conjeturar que el performance tiene ciertos rasgos de estética desechable. Aquella mezcla, típicamente sesentera, de malestar cultural y desencanto, de osadía y torpeza deliberada, expandida como una insubordinación gratuita y sin fondo ha generado raros beneficios musealmente rentables. “En las democracias occidentales -apunta Carlos Granes con un tono tan lúcido cuanto recalcitrante-, poca diferencia existe hoy entre las performances más radicales y los flash mobs, las atracciones de discoteca, las denuncias antitaurinas, los espectáculos de las cantantes pop, las campañas para recaudar dinero en Facebook, los comerciales de televisión o varias formas de entretenimiento como el porno, el freak show, el reality, el rave, la casa de los horrores o una mezcla de todas las anteriores. La asfixiante insistencia de los mismos actos demostró a la larga que el cuerpo no comunicaba lo incomunicable, como pensaba Artaud. Las performances que volvían una y otra vez sobre los mismos movimientos, desplantes o estrategias demostraban algo bastante más mundano: que la osadía sin talento degeneraba en repetición”.
Tras unos años de situacionismo post-productivo (un modo como otro cualquiera de atemperar “relacionalmente” la deriva históricamente anti-artística y dar crédito a un neo-apropiacionismo tendencialmente plagiario) se consiguió engendrar al performer bienalístico como legítimo heredero de aquella “educación del des-artista” que Kaprow propusiera. Poco importa, aparentemente, que los eventos actuales sean una completa tergiversación del happening que se negaba a ser repetido, sacaba al público de su posición o renunciaba a cualquier tipo de ensayo. En la extraña exposición que sobre Alan Kaprow se hizo el año pasado en la Fundació Tàpies se asistía a una reactualización que funcionaba como una magnífica ideología del “traidor-traductor”, aunque en este caso la mala lectura, en términos de Harold Bloom, no producía ningún efecto poético sino meramente daba cuenta de un modo de la “angustia de las influencias”: el apofrades o retorno de lo reprimido. Agotado el potencial inquietante de la “performance delegada”, por ejemplo en la reiteración literalista de Santiago Sierra al convertir el fetichismo de la mercancía marxista en una burda jerarquía del capataz, ha surgido una modalidad de lo que calificaré como el performance citacionista. Si en la edición del 2013 de la Bienal de Venecia, Tino Seghal ganó el León de Oro con una serie de acciones coreográficamente anodinas y con cierto tono regresivo, en la propuesta actual de Okwui Enwezor parece que el “modo épico de la verdad” requiere de la lectura-político-performativa: Isaac Julien lleva, literalmente, al escenario El Capital de Carlos Marx.
“The Sinthome Score”, Dora García
Cuando la política no tiene ningún recurso simbólico y la represión funciona día a día como una contraviolencia preventiva, ciertos artistas vendrían a defender el potencial utópico de aquellos textos que estaban asociados a un “espectro que recorría Europa”. Ahora no es el comunismo sino el austericidio la “ley” de un tiempo desquiciado. ¿Qué sentido tiene citar o, mejor, re-citar a Marx o para qué se publican, al modo de un facsímil, páginas de El contrato social de Rousseau en el voluminoso catálogo de la Bienal de Venecia? La respuesta más sencilla sería la que vinculara esta escenificación pretendidamente crítica con el postureo compulsivo del hipsterismo. También podemos entender que aquí late un momento de verdad en la forma del espectáculo consumado de su fracaso. O incluso estamos tentados de leer estos actos recitativos como un neo-victorianismo, en la estela inconsciente de aquella “voluntad de saber” que Foucault describiera en el primer volumen de su Historia de la sexualidad. Puede que lo que hayan recogido, en vez del barro de la historia de la burguesía, algunos performers de la tradición post-vanguardista (algo que parece un oxímoron pero que dada la política expositiva que transforma lo antagónico en exvoto perfectamente climatizado) no sea otra cosa que los confetis de una fiesta en la que era posible colarse con total impunidad. Dora García, experta en lo “inadecuado” (subvencionado estatalmente), ha montado otro performance en esa línea cuasi-hegemónica del “citacionismo” solo que ha preferido yuxtaponer la lectura del seminario del síntoma de Lacan con un remake de coreografías de Pina Bausch o Trisha Brown. Una acción ejemplar o, por citar a Valcárcel Medina (uno de los grandes indisciplinados e intempestivos del arte en el tiempo de lo mercantilmente desechable), fascinantemente perogrullesca. En el número 4 de la revista Input, Dora García daba una respuesta sintomatológica a la pregunta de Juan José Santos sobre si El Capital se va a convertir en un mantra por obra y gracia de la lectura que se realiza en la Bienal de Venecia: “Debo confesar –dice sin rodeos la creadora fascinada, nada más y nada menos, por el Finnegans Wake– que no lo he leído. Aunque sé de lo que trata”. Fabuloso reconocimiento de la vaporización marxista y de la condición innecesaria de la lectura. Tenemos suficiente con el ritual recitador.
“Liberarse de un pasado molesto –vuelvo a citar a Negri- tampoco sirve para gran cosa si uno no se dedica al mismo tiempo al goce del presente y a la producción del futuro”. All the World’s Futures [título de la Bienal de Venecia 2015] nos recuerda, valga la paradoja, por medio de performances des-activados que el imperativo a “gozar del síntoma” se asienta en el olvido contemporáneo de la función estructurante de la Ley y de la Prohibición. Abundan performers doctorados en aburrimiento, capaces de colapsar cualquier atisbo de curiosidad, carentes de “poder de presciencia social”, incapaces de tener la empatía de los cantantes callejeros, reacios al entretenimiento popular. A falta de consignas que tracen el horizonte de algo mejor, tal vez se pueda tomar el megáfono para invitar no tanto a una misa cuanto a una revolución sin esperanza. Bertrand Ogilvie da por sentado que esto es contradictorio pero también tiene claro que no resulta fácil encontrar algo que no lo sea. La lectura que ha realizado Tania Bruguera de Los orígenes del totalitarismo, sometida a reclusión domiciliaria por el poder castrante (nunca mejor dicho) cubano, mientras se desplegaban los eventos de la Bienal de la Habana, funciona como un ejemplo contradictorio de nuestras “salvajes anomalías” cuando el performance es, al mismo tiempo, un desecho y un producto. Las brigadas que abrieron una zanja con gran estrépito junto a la casa-inquietante donde un libro materializaba el arte de la resistencia estaban, sin saberlo, dotando de una verdad inusual o inhóspita a un performance. En vez del barro de la burguesía, generaron las ruinas de la revolución.
“100 horas de lectura del libro «Los orígenes del totalitarismo»”(2015), Tania Bruguera

viernes, 10 de julio de 2015

MARAVILLA, EMOCIONA, EMPACHA Y CABREA.

"Constelaciones de lo intangible". Fotografías de Luis González Palma en el Espacio de la Fundación Telefónica en Madrid. Y estará hasta el 18 de octubre. Hay tiempo para verla y recorrer el tránsito que, a medida que se va viendo la exposición, conduce de la maravilla al empacho y de la emoción al cabreo.
Y es que lo que empieza siendo una relectura de la fotografía de hace un siglo -de hecho parece que se ha entrado en el gabinete de un fotógrafo de principios del XX- pasando luego por una fase buñuelesca de revólveres-crucifijo en formato instalación, para deambular después por las hojas de pan de oro y los "trucos" ópticos de los reflejos curvos que nos dicen que hay muchas imágenes en una imagen, lo que corroboran las dobleces en los papeles de arroz, para llegar a la incorporación de elementos minimalistas sobre el soporte fotográfico que, junto con los hilos, vuelven a constituir una huida de la bidimensionalidad para llegar de nuevo a la instalación. 


 Y de nuevo jugar con el soporte, esta vez en lienzo de pintor y las injecciones de tinta y acrílico y los papeles de pan de oro y los gruesos marcos barrocos y ... No importa lo que se ha fotografiado. Importa cómo se ha fotografiado pero, sobre todo, como se expone.  

 Aquí el cabreo ya colma el vaso cuando el comisario de la exposición, en el tríptico de la sala, dice que "Su obra está recubierta por una sinfonía de soluciones formales que son, en sus palabras (las de LGP), "un intento de darle cuerpo a los fantasmas que gobiernan las relaciones personales, las jerarquías religiosas, la política y la vida". Vamos, que de a poco, Luis González Palma arregla definitivamente el mundo con sus inventos expositivos. Amén.

lunes, 6 de julio de 2015

PERLAS UNICAS.

En la Sala Berlanga -de la SGAE- en Madrid, se estrenó el sábado 4 de julio de 2015 un ciclo de cine "de autor" con el título de esta reseña.
Abrió el ciclo la película "LLEGAR a MAS", con guión y dirección de Jesús Fernández Santos y la interpretación de muchos que entonces eran jóvenes promesas y luego han sido actores consagrados del cine español. También unos cuantos secundarios, que luego han seguido siéndolo y contribuyendo a darle solidez y eficacia a ese mismo cine.
De "LLEGAR a MAS", rodada en Madrid en el año 63, sólo decir que no había visto la película ni sabía que el autor de "Tiempo de silencio" había sido, también, director de cine y guionista. Que la película respira una tristeza sin fin y que retrata, sin exageraciones ni aspavientos, el ambiente de aquellos momentos en este país; donde, como ahora, se animaba a los jóvenes a emigrar a Alemania, a Francia, a donde fuera, si querían llegar a ser algo. Si querían llegar a más, con frase de la época. Tristeza. Triste tristeza. Tristeza triste de mi. Y no es un trabalenguas.

La siguiente película del ciclo, proyectada en la primera sesión del domingo 5 de julio, ha sido "El Hombre de moda", de Fernando Méndez-Leite.
Interpretada por Xavier Elorriaga y Marilina Ross. A pesar del título, es la historia de un hombre insulso, interpretada por un actor insulso, donde no está bien ni Carmen Maura, y mira que es difícil. Pero levantar un guión insulso con semejante protagonista es, decididamente, misión imposible.
 La tercera película del ciclo merece comentario aparte. Excepcional!!!
"El Pianista", de Mario Gas, que también participó en la escritura del guión. Excepcional!!!
La película es de l998, es decir, del siglo pasado, pero su calidad la hace intemporal. Interpretada por Pere Ponce, un magníficamente histriónico Jordi Mollá y la muy deseable Paulina González.
Un musical con música de Carles Santos y Fréderic Mompó. Clásica contemporánea que muestra bien a las claras cómo la música puede contener vida y contagiarla. Excepcional!!!
Sólo me resta decir que si te gustan la música y el cine y no has visto esta película, ya estás tardando en localizarla vía Internet. Y a disfrutar, a emocionarte, a escucharla y sentirla en porque esta película da para eso y más.

viernes, 3 de julio de 2015

LA FALSA CATEDRAL DE MEJORADA DEL CAMPO.

El domingo 28 de junio de 2015, junto con otros cinco componentes del colectivo madrileño CaminArt, realicé un recorrido por la zona más degradada del Parque Natural del Sureste de la Comunidad de Madrid.
Coincidió que teníamos que pasar por Mejorada del Campo y algunos, que no la conocían, sugirieron que pasásemos a ver la "Catedral de Justo" o la "Catedral del Loco", como la llaman los lugareños.
Por suerte nunca ningún arquitecto municipal dará su visto bueno a esta inmensa tropelía. Es de esperar que cuando el "iluminado" personaje que la construye desaparezca, el bódrio quede ahí degradándose hasta su desaparición. Aunque las campañas de autofinanciación continúen para beneficio de no se sabe quien. Y las de publicidad de la bebida isotónica multinacional continúen dándole difusión, sabedoras de su atractivo populachero.
Ante este esperpento lo que queda muy claro es que el "arte" está en los ojos de quien mira y la predisposición que trae hasta este lugar para ver belleza, sublime locura, santa obsesión, vida dedicada y hasta el masoquismo que muchos consideran asociado al arte.
Foto Flavia Bernar
Baste pensar que el mamotreto lo estuviese levantando un creyente musulmán que dijese estar iluminado por Alá o Mahoma. ¡Cuantos de los que hoy ven maravillas verían atrocidades! ¡Cuantos que admiran y apoyan criticarían y combatirían! Ni el arte debe servir para justificar la locura, ni la locura puede servir para convertir en arte lo que no lo es.
¿No hubiera sido mucho más "justo" que una buena atención médico-social hubiese normalizado al iluminado Justo Martínez? ¿No hubiera sido mucho mas sano, socialmente hablando, que nos hubiésemos ahorrado esta imposición pseudoreligiosa y pseudoartística? Me temo que, en Mejorada del Campo, con la locura y la iglesia hemos topado. Y sin Quijote.

lunes, 29 de junio de 2015

RUTA ACIDA. PARQUE NATURAL DEL SURESTE. MADRID.

Ayer, 28 de junio de 2015, seis miembros del grupo CaminArt, se citaron en la glorieta del Conde de Casal a las ocho y media de la mañana. El objetivo del encuentro era la realización de un recorrido a pie por la zona del Parque Natural del Sureste que Carma Casulá, miembro del grupo y participante en el recorrido, había propuesto como conocedora del territorio que ella misma ha definido como "zona ácida"; por lo degradado y superexplotado del entorno. En la imágen una zona donde se puede ver la aglomeración de lagunas-graveras y donde los diferentes colores del agua muestran los distintos grados de contaminación.
 El recorrido comenzó con una visita a la "catedral" que en Mejorada del Campo está construyendo Justo Gallego. Una aberración que muchos consideran artística tanto por la locura que supone que un hombre sólo construya un edificio de esas proporciones, sin tener ninguna idea previa de arquitectura, como por el grado de sufrimiento que implica dedicarle una vida a la tarea. De ahí surgió un tema que, a lo largo del recorrido, fue apareciendo varias veces: cuánto de masoquismo hay en el arte contemporáneo y su "valoración" en términos de ética y de estética.

Poco después, en el extremo Sureste de Velilla de San Antonio, comenzó la visita a las "lagunas ácidas": enormes excavaciones realizadas, a lo largo de muchos años, por las empresas extractoras de áridos para la construcción y que, posteriormente, se han llenado con agua procedente de filtraciones del nivel freático y de aguas residuales y vertidos contaminantes. Carma Casulá, en su profundo estudio del terreno ha recorrido y documentado muchas de las 210 de estas graveras, situadas todas dentro de los límites del Parque Natural del Sureste.

A partir de ahí comenzamos un recorrido de unos diez kilómetros, siguiendo la margen izquierda del río Jarama, reconociendo los paisajes característicos que han creado en la zona los vertidos de miles y miles de camiones cargados de escombros de obras y desmontes de tierra, realizados para la construcción de polígonos industriales. Paisajes muy identificables por las continuas cadenas de pequeños montículos, uno junto a otro, que los vertidos de los camiones han creado. Realmente paisajes ácidos. Muy ácidos.

Todo este trayecto se entreveró de conversaciones y pulverizaciones de agua con las que Manolo Rufo nos refrescaba periódicamente. También, vuelta al masoquismo y a la inutilidad del arte, con la notable falta de previsión que nos hizo llevar menos agua de la necesaria en las mochilas. Y la temperatura subiendo sin parar hasta los cuarenta grados. Flavia Bernar hizo patente su pasión fotográfica, Miguel Cereceda, además de su sabia conversación, me salvó un par de veces de aparatosas caídas y tropiezos, por suerte sin consecuencias, Ana Pérez Pereda nos contagió su espíritu positivo y su permanente sonrisa; y Carma Casulá hizo su trabajo de guía haciéndonos ver lo que, siendo evidente, las más de las veces nos negamos a ver: lo ácido del entorno de este parque natural. Entorno a la vez protegido y degradado al máximo.

Con estas y la visión fugaz de algunos animalillos (lagarto, conejos, galápago, ratas, pájaros y aves rapaces), en plena canícula, llegamos a la joya del rosario de falsas lagunas: la "Laguna del Campillo", ya en territorio municipal de Rivas Vacia-Madrid. Allí, la Comunidad de Madrid ha levantado, en un par de niveles de hormigón, un recinto de "interpretación y lectura" del entorno. Unos cuantos paneles, un mirador acristalado y zonas de suelo también trasparentes, señalan el enclave donde en su día fue hallado el esqueleto de un mamut que hoy reside en el Museo de Ciencias Naturales. En el exterior, además de un inverosímil pasadizo emparedado y solado de hormigón, hay una reproducción en plástico, a tamaño natural, de un mamut con su cría y la recreación de una vivienda humana de la época, hecha de barro y cañizo.

Pero, sin duda, lo mejor del Centro de Información e Interpretación fue lo menos ecológico: el aire acondicionado. Y el agua de los lavabos que nos permitió refrescarnos para poder sobrellevar el enorme calor y cansancio que traíamos. Luego, increíblemente, en el exterior del centro, junto a la entrada, descubrimos una fuente de agua potable, de las que anteriormente existían en los pueblos y ciudades. Allí nos volvimos a refrescar y rellenamos nuestras botellas con un agua de la que cabe destacar su fuerte sabor a cloro. Nos dimos cuenta de que estábamos al Sur de la Comunidad y tras varias depuradoras situadas a la salida de los núcleos urbanos rivereños del Jarama. Aquí hay que ponerle mucha química al gua para hacerla potable.

Dejamos atrás la Laguna del Campillo, atravesamos el río por un puente de hierro del tren de Arganda, que sigue pitando y andando, y nos acercamos a Rivas Vacia-Madrid buscando alguna bebida fresca. Tras varios intentos en bares cerrados, encontramos un bar con estética y ambiente de pub inglés y tras un par de jarras de litro y medio de cerveza, con sus correspondientes y abundantes tapas de chistorra y sepia, salimos en dirección al lugar que las guías del parque señalan como merendero habilitado con mesas y bancos. Nueva sorpresa ácida: en el lugar hay, efectivamente, mesas y sombras, pero situadas lejos de cualquier elemento que produzca sombra.
(Foto Carma Casulá) 
 (Paisaje, esta vez natural, "Madre Tierra" Foto Carma Casulá)
Por no alargar más el relato: encontramos, no sin dificultades y no sin antes pagar un euro por cabeza como derecho de paso, un lugar privado, junto a un puticlub, un restaurante para bodas y banquetes y una nueva laguna-gravera, una mesa con bancos y poca pero suficiente sombra, que nos permitió descansar y disfrutar de: chorizo, jamón, queso, cecina, revuelto de trigueros, pollo escabechado, zanahorias aliñadas frías, ensalada de pasta, humus, pan, picotas, un clarete fresco de Rioja que fue visto y no visto, un tinto de Rivera del Duero y una botella de cava no frío pero si fresco que tampoco resistieron mucho. Y risas y fotos para celebrar que estábamos cansados pero contentos, como dice la copla, de haber realizado este recorrido por una de las zonas mas sorprendentes de la Comunidad de Madrid.

viernes, 26 de junio de 2015

MAS RESONANCIA EN EL MUSEO.

 Ayer, 24 de junio de 2015 tuvo lugar la última sesión del ciclo Resonancia en el museo Reina Sofía de Madrid. En el patio interior del edificio Sabatini presentaron "Mobile. Obra para percusión y caminante" de Alberto Bernal con Neopercusión. La pieza ha sido compuesta especialmente para este espacio, como se puede ver en las curiosas y visuales partituras. En ellas están marcados los itinerarios que un hombre tocado con un sobrero y llamativos tirantes rojos (foto) que son, a su vez, las "instrucciones" para que intervengan los ejecutantes de las muy diversas percusiones. Un ciclo estupendo que ha llenado el museo de sonidos y de gente deseosa de escucharlos. Más. Nos hemos quedado con ganas de más.



miércoles, 24 de junio de 2015

LA PIEL DEL OSO. OPINIÓN.

Ayer, 23 de junio de 2015, a las 12h tuvo lugar en el Auditorio 200 del CAM Reina Sofía de Madrid la presentación de la "Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo". Un pomposo e inexacto nombre, como dejó muy claro uno de los asistentes. El acto servía para presentar a los componentes de la "Mesa", así como sus reivindicaciones recogidas en un documento de cuatro páginas firmado por los "presidentes" de las diferentes asociaciones que componen la mesa a saber: Asociación de directores de museos de arte contemporáneo, Consejo de críticos y comisarios de artes visuales, Consorcio de galerías españolas de arte contemporáneo, Federación estatal de asociaciones de gestores culturales, Instituto de arte contemporáneo, Unión de asociaciones de artistas visuales y portavocía de la red de artistas contemporáneos de España, Sociedad española de teoría y estética de las artes, Mujeres en las artes visuales. (Todo con muchas mayúsculas, por supuesto).

Antes de que comenzase la presentación pude escuchar lo siguiente, pronunciado por Oliva (¿Arauna?) dirigiéndose a otra asistente: "Vengo para saber qué se va a pedir". "Si no te pones un poco fuerte no te escuchan. Con buenas palabras te torean". Me quedó muy claro, junto con la lectura del documento, lo que estaba haciendo en esos momentos, que de lo que se trataba era de gremialismo puro y duro. Corporativismo si se quiere usar un término más moderno pero igual de injusto: ¿Qué hay de lo nuestro?

Presidía la mesa José Díaz y ocupaban el resto de los puestos Armando Montesinos (Consejo de críticos y comisarios), Carlota Alvarez Basso (Directores de museos), Marisa González (Mujeres en la artes visuales), Isidro López Aparicio, (Unión de asociaciones de artistas visuales) , Alberto de Juan (Consorcio de galerías), Rocío de la Villa (Sociedad española de estética) y Ana Velasco.

Fueron presentando cada uno de los tres apartados del documento de reivindicaciones: I Buenas prácticas, II Recursos económicos y financiación y III Educación y política cultural. En su intervención, Isidro López Aparicio habló de ganar "fuerza de presión". También dijo que aunque no le gustaba la palabra lobby, ... (En ese momento me pregunté si a eso se refieren las buenas prácticas). Alberto San Juan dijo que "Hay que presionar hasta que las instituciones reaccionen al ataque". Puso como modelo Francia, donde, según dijo, los primeros 40.000€ ganados por un artista están exentos de impuestos. José Díaz habló sobre la actual demanda popular de "otra forma de hacer las cosas". Dijo también que habría que ampliar la participación de asociaciones, pero, eso si, "de profesionales". Carlota A. Basso propuso no esperar a que los políticos pregunten. "Hay que llamar a sus puertas ahora". José Díaz explicó que ya habían tenido algún encuentro con el Ministerio de Cultura (¿?), en el que habían encontrado (estupendo lapsus) "buena disposición, aunque sea de una Administración saliente".

A una pregunta de Oliva (¿Arauna?) José Diaz dijo que "lo que se pide no es nada nuevo. Todo se lleva pidiendo desde hace muchos años." Al respecto debo recordar la intervención de Tomás Ruiz Rivas (ANTIMUSEO) en el último evento del ciclo "Pensar lo impensable" -MediaLab, Madrid, 05.06.2015- en la que hablando precisamente de la Mesa Sectorial del Arte Contemporáneo dijo que "Reclama más presupuestos para el arte. Pero esa no es la solución porque lo que hace es continuar el sistema tal como está, solo que con más dinero". Clarividente análisis, como todos los suyos. (Muy recomendable seguir su blog: antimuseo.blogspot.com.es )

Algunas perlas más que se dijeron en el coloquio: "No será la huelga, pero hay que tomar medidas que respondan a las negativas" (de la Administración, se supone). Montesinos: "Constituirse como elemento propositivo  y dialogante. Separar lo profesional de lo político (¿¡!?) Elección de los directores de museo mediante concurso público". Carlota A. Basso: "Como "Si se puede" hay que hacerlo, porque estamos a las puertas de unas elecciones". 
Parece pues que los componentes de la Mesa y sus representados ya dan, como los inversores en bolsa, por descontada la derrota del PP en las elecciones y lo que están haciendo es repartirse la piel del oso ... ¡antes de haberlo cazado!


viernes, 19 de junio de 2015

RESUENA EL MUSEO.



Dentro del ciclo "Resonancia, Conciertos para otra escucha", en la sala 10 de la segunda planta del museo Reina Sofía de Madrid, ayer 17 de junio de 2015, Itziar Okariz realizó su performance sonora "para palmas y sala". Su material de trabajo han sido, como dice el título, las palmas, el aplauso en forma genérica que, según la hoja de sala, "En el contexto de esta intervención queda sobreexpuesto, condicionado a la respuesta y el lugar".
Una buena elección del espacio por las dimensiones de la sala, contribuye muy mucho a provocar un sonido amplificado y prolongado por el eco, lo que le da a las palmadas una resonancia especial. Una acción sonora iconoclasta que rompe el silencio y la pretendida seriedad del museo haciendo, además, que las paredes sirvan para algo más que colgar cuadros o fotografías. Por cierto, las obras que estaban colgadas en la sala 10 eran ni más ni menos que piezas de Braque, Gris y Picasso, además de la proyección del corto de uno de los Lumiere, "Jugadores de cartas". Enhorabuena a Itziar Okariz por su buena idea.

miércoles, 17 de junio de 2015

FLORENTINO EN EL MATADERO.

 

En esta bitácora ya he dicho varias veces que me parece horrible el nombre que "alguien" del ayuntamiento de Madrid se empeñó en darle a este espacio dedicado, en principio, a las artes: Matadero.
No puedo evitarlo, pero siempre resuena  algo así como el "Viva la muerte" del funesto general tuerto Millán Astray, al que Unamuno contestó con un "Venceréis, pero no convenceréis". Casi cien años después, la muerte sigue siendo política cultural del ayuntamiento.

    Que la obra de Florentino Díaz tiene un hálito poético insoslayable, queda patente cuando uno intenta una definición de la instalación que presenta en el espacio Abierto por Obras: es una casa hecha de puertas. La iluminación, el agua que cae constantemente con un sonido también incesante, agua que, a veces, rebosa de los contenedores dispuestos para recogerla y se esparce por el suelo, todo contribuye a dar al espacio un aire de "melancólica tristeza".

 Pero hasta ahí llega la poesía. Luego viene la constatación de que Florentino Díaz se ha equivocado.  Doblemente equivocado. Primero al aceptar ese espacio para su instalación, porque queda muy claro al visitante que entra al recinto, que el espacio "le queda grande" a la instalación. Y luego porque la instalación es un refrito de su pieza anterior "El estanque de las tormentas" más unos vídeos editados con imágenes recogidas en mercadillos de viejo y que, por mucha memoria que encierren, no tienen nada que ver con "la casa de puertas". Son un añadido innecesario e incómodo, porque nadie se para a ver todo de todos los vídeos, con lo que su contenido queda rebajado al nivel de anécdota vacía de todo encanto poético.

  El espacio Abierto por Obras y el Matadero en su conjunto, están concebidos para el arte-espectáculo. Y burro grande, ande o no ande. Por eso pasa lo que pasa, que las propuestas que no entran por ese aro son "matadas" y engullidas por las fauces abiertas del matadero.
    




lunes, 8 de junio de 2015

LLUEVE SOBRE MOJADO. OPINIÓN

Ben Vautier, a un mes de los ochenta años, sigue publicando sus "newsletter", en las que habla de lo divino y de lo humano, pero sobre todo de "ben sur ben"; es decir, de sí mismo. Pura coherencia de quien ha hecho del Yo/Ego su divisa, su material de trabajo, su marca propia y su relato. 
Esta entradilla tiene su sentido en mi pereza. Hace tiempo que no escribo en la bitácora. Pura pereza mental. Todo lo contrario de "ben sur ben".
Hoy, imitando a Ben Vautier y su estilo lacónico, quiero hablar de algunas cosas.
Por ejemplo de Carl Andre y su exposición en el Palacio de Velázquez (¿?)  del Parque del Retiro madrileño.
 Dicen las notas de la exposición que lo de Carl André es "Escultura como lugar". Como no lugar habría que decir. Es decir, un espacio donde nadie "habita". Un espacio impracticable.
Por supuesto que el trabajo de Andre supuso una renovación del concepto de escultura, siguiendo la estela de Brancusi y su no pedestal. Las propuestas de Andre, por supuesto, ocupan un espacio. Un amplio espacio hay que decir. Pero es un espacio cerrado, como bien se encarga de señalar la institución museística ya desde la entrada "No tocar las piezas expuestas". Y mucho menos pasar entre ellas o sobre ellas (Muchas hechas con un material que soportaría perfectamente que se pisase sobre él).
Siendo breve: es reseñable el trabajo de Carl Andre. La exposición en El Retiro es una buena muestra de su trabajo y su manera de trabajar. Pero también a él hay que bajarle del pedestal y comprobar que no son tanto sus piezas -al menos las aquí expuestas- las que "crean espacio", sino la institución museística que se encarga, como en el caso preciso de la mejor pieza expuesta, de impedir el paso con un par de barreras de pvc transparente.
También quiero hablar, ahora sin fotografías, de unas jornadas en Medialab, convocadas por Brumaria que se vienen realizando desde 2013. Las jornadas esta vez tienen el pomposo y engañoso título de "El arte no es la política. La política no es el arte"; para colmo de males, definido por un articulista en Catalunya como un palíndromo. ¡¿?!
Cartel Pensar lo impensable
 Asistí a la sesión de las 17h del viernes 6 de junio.
El primer ponente, Alejandro Arozamena, quería "despertar a la historia", pero por el tono de susurro con el que habló, pareció que lo que quería en verdad era dormirnos a todos con su discurso filosófico-psicoanalítico.
Del segundo ponente lo mejor que se puede decir es que, efectivmente, fue breve.
 Cartel Pensar lo impensable 
Por fin llegó lo que me interesaba, que era conocer  la exposición que hacía Tomás Ruiz Rivas, (de Antimuseo y buen analista de los comportamientos sociales en el arte) aunque buena parte del trabajo ya lo conocía por su blog y había leído las entrevistas que ha realizado a representantes de los partidos políticos mayoritarios y emergentes, durante la campaña electoral.
De su análisis resaltar algunos puntos curiosos: las propuestas de Psoe y Podemos, en lo referente a arte/cultura, son idénticas. O que ningún programa electoral contempla las ayudas a la creación. Y que ningún programa electoral incluye propuestas pedagógicas del arte. Con esos datos y el resto de los expuestos por Tomás R.R., ya sabemos la que se nos viene encima.
El debate posterior no dejó de ser un lamento sobre lo mal que estamos y lo difícil que es estar mejor. Salvar la última propuesta de Tomás Ruiz Rivas para crear un trabajo teórico/práctico conjunto que pueda ser presentado a quien/es ocupen los cargos correspondientes al arte en el Ayuntamiento y/o la Comunidad.
Mucho me temo que su propuesta caerá en saco roto. A pesar de las protestas del "representante" (no hay cargo oficial alguno) de Medialab. 

Otro día escribiré sobre la última acción del colectivo Resistencia Poética. Por hoy creo que es suficiente. 






























viernes, 8 de mayo de 2015

CUERPO +exPODER (II)

He vuelto una segunda vez al Pasaje Fuencarral. No quisiera ser injusto con sólo una primera impresión de la "Fiesta del Arte", organizada por la Embajada de la República Federal de Alemania. Esta vez ha sido un sábado por la tarde -entre 19 y 20hs.- La calle Fuencarral hervía de gente. Dentro del Pasaje había, esta vez si, gente. Unas seis u ocho personas que íbamos cruzándonos por los diferentes espacios. Y dos "vigilantes de sala" trajeados y con corbata roja ambos. ¿Puestos por la Seguridad Social, ¿por la embajada alemana? Bueno, el caso es que estaban, que había más luz y más espacios abiertos y desenrejados, lo que permitía ver obras que en la visita anterior no estaban accesibles.
Así pude subir a la primera planta donde vi algunas fotografías de mujeres, hechas por mujeres, que daban la talla. Vi también un texto que -creo- explicaba un vídeo que no pude ver porque no funcionaba.
¿Es de una banalidad cruel, o sólo me lo parece a mi? Curiose lectore, piense por sí misme.
Desde la planta alta pude, finalmente, ver el trabajo de Diana Larrea del que ya he hablado. Pena de señalización inexistente, con lo que la asociación del texto con la pieza resulta prácticamente imposible.
¡Harold Lloyd siempre en apuros!
Vi también alguna pieza interesante aunque no se si autocrítica o premonitoria.
En esa misma planta superior, no recuerdo el nombre del autor/a y con la referencia del folleto/catálogo imposible de identificar, sea quien sea, ¡enhorabuena! Por fin alguien se ha percatado de que el mayor problema de este espacio es la luz y lo ha solucionado con economía y eficacia de medios.


















Viendo esta instalación uno no puede por menos que pensar en el Berlín Este, recién anexionado tras la caída del muro, y el aprovechamiento que artistas/okupas hicieron de multitud de espacios abandonados. Tal vez el embajador alemán pensó que aquí podría hacerse algo parecido. Se equivocó. O se equivocó quien convocó e invitó.
¿Y, en este caso, de quién es el error?
¿Del artista que no se preocupó de dónde iba a ser colocada su pieza o de quien la colocó y no supo ver la interferencia con la plancha de madera y la loseta? Vaya usted a saber.
En este otro caso, alguien creyó que estaba en ARCO y decidió hacer una "naturaleza muerta y podrida", como muestra de su creatividad.
Aunque también hubo quiénes supieron aprovechar el espacio, adaptarse a él y/o hacer algo específico para el espacio.


















 Son los menos, pero haberlos haylos. Tal vez alguno ha aprendido de dos piezas que, si no recuerdo mal, ya estaban en la edición anterior de este evento:


















Por hoy ya es bastante. Volveré otro día al Pasaje Fuencarral para conocer los proyectos invitados a un diálogo de proyectos artísticos, la mayoría de ellos autogestionados.
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Ayer, 07.05.2015 quise asistir a lo que los organizadores han llamado ¡Espacio Abierto! y acudí al Pasaje a las 20h. Ingenuidad por mi parte, porque no hay nada en el entorno del arte madrileño que comience puntual. Lo mínimo es media hora de retraso, que fue lo que tardó en comenzar la serie de presentaciones programadas.
Es doloroso comprobar que lo cutre es contagioso. Así, parece que todo lo que se hace en ese cutre espacio se contagia. Y lo de ayer fue cutre en muchos sentidos. Empezando por la asistencia. No llegábamos a treinta los asistentes. De ellos veintitantos eran participantes. Creo que no llegábamos a seis los que fuimos como audiencia.
Siguiendo por las presentaciones. Tomó la palabra uno de los organizadores y no puedo opinar sobre lo que dijo porque sólo le oyó el cuello de su camisa. Habló de la embajada alemana y creo que dijo que le habían echado. A mi también me suena extraño, pero fuera lo que fuera lo que dijo, lo dijo en voz tan baja que creo que ni los de la primera fila -había tres- se enteraron.
Hablar en público no es difícil, pero exige, antes que nada, que quieras que los demás se enteren de lo que dices. Ese algo tan elemental pero tan importante, ni el presentador/organizador, ni el resto de los que presentaron sus proyectos, lo tuvo en cuenta.
Por supuesto, no había micros ni amplificación del sonido, pero quienes hablaron una de dos, o no habían hecho nunca una presentación, o creían que los que estábamos allí ya sabiamos todo lo que ellos iban a decir y por eso no se molestaron en adaptar la voz al espacio y la audiencia.
De lo que dijeron, lo que creí entender fue:
La Galería de Magdalena es un proyecto de arte en el espacio público que aprovecha las vallas de obras y espacios privados que ocupan, invitan a artistas a participar y las obras se regalan a los visitantes. Les preocupa el número de personas que visitan sus "exposiciones" y afirman que las ve más gente que la que va al Reina Sofía. En eso coinciden con el museo: les preocupa la cantidad. En cuanto al arte, valoran lo gratificante de su experiencia "es como la sonrisa que se te queda cuando estás enamorado". Mucho más lejos que el sofá de Matisse. Solo que un siglo después. Una concepción del arte blandita y  buenista.
Residencias Islandia comentó que todo empezó cuando alquiló un espacio para dibujar pero se dio cuenta de que no servía -el espacio- para eso, así que decidió invitar a amigos y a otros artistas para que hiciesen en ese espacio, durante dos horas, lo que quisieran. A eso le llamó microResidencia y las ha hecho también en otros espacios y otras ciudades. Allí mismo, en el Pasaje Fuencarral han programado algunas en uno de los espacios de la planta alta. De su concepción del arte dijo que se trata de "no dejar de hacer lo que hacíamos cuando niños". Dibujar Madrid es un proyecto que se dedica al mercadeo, en doble acepción, trabajan en los mercados de barrio, editan, en papel de estraza un catálogo con los dibujos que han hecho los artistas participantes y luego venden esos catálogos a los comerciantes del mercado y al público en general. Del arte no dijeron nada. Sólo de los mercados.
El Huerto del Tertuliano lo presentó su creador y gestor Rubén Polanco que decidió "huir del mundanal ruido" de la cultura urbana y rehabilitó un espacio rural en Fuente Olmedo, Valladolid. Esta presentación si se hizo con una voz audible y así pudimos enterarnos de que agracias a su amistad con Cristina Iglesias han hecho una exposición con alguno de sus trabajos y otra con trabajos de Juan Muñoz. El espacio rehabilitado tiene zona residencial y zona de talleres. Hacen residencias de artistas y han programado una performance de un artista japonés. El pueblo tiene unos diez habitantes y, al menos dos de ellos que son los que aparecen en las fotos, visitan las exposiciones, endomingados como dios manda. También aparece en una de las fotografías, de espaldas, el crítico Fernando Castro.
Los Artistas del Barrio han hecho ya varias convocatorias en las que los artistas que quieran incluirse, abren las puertas de sus espacios de trabajo para recibir  visitas. De arte no dijeron nada, excepto que no hacen selección previa. Hacen catálogos que venden. 
Proyecto P2P es una investigación sobre espacios autogestionados en el sur de Europa, me pareció entender que nació de una beca de la Universidad Europea y ahora trata de seguir por su cuenta. Se queja de la falta de financiación y tampoco habló nada sobre arte.
A los últimos que escuché son el proyecto Se Alquila. Nació como una propuesta para dar visibilidad a espacios que están por alquilar. Hablan con la propiedad y realizan propuestas culturales en los espacios por alquilar. Han desarrollado el proyecto también en Argentina y Guatemala. Su objetivo es potenciar la utilidad social de la cultura. Les ha esponsorizado, entre otros, Toshiba para quien participaron en un concurso en el que hicieron trampa. Hicieron trampa "porque todos la hacían y porque todos somos piratas". Cuando oí este discurso tan pepero y corrupto, no lo pude evitar: me levanté y salí del maldito pasaje.