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miércoles, 22 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_48


     En el viaje que hicimos a París, visitamos el cementerio de Pére Lechaise: afortunadamente no encontramos la tumba de Julio Cortázar, lo que me hace pensar que probablemente el tren sigue su trayecto y que, quizás, algún día me sea dado retomarlo.

     Mario, Mario, Mario, repito tu nombre y me atrevo a hacerte esta prosaica confesión: oírte de nuevo me ha emocionado. A menudo me he preguntado por qué no nos hemos entendido cuando nos vemos cara a cara, parece que estamos condenados a una comunicación exclusivamente epistolar. Siempre ha habido tensiones extrañas en nuestros encuentros y los hilos que en ocasiones hemos establecido a través de las cartas han quedado súbitamente cortados por la agresividad que caracteriza nuestros encuentros frente a frente.

     Esta desigualdad entre los diferentes momentos que se viven en una misma relación me desconcierta. Parece que a partir de un determinado momento en la vida o a partir de una edad, si tu quieres, se nos fuera negada la deliciosa miel del abandono. Con la pérdida de esta capacidad perdemos infinitas posibilidades, entre ellas la de vivir aquellos momentos intensos de intimidad con los demás, que vivíamos en la adolescencia y que a mí, particularmente, me llenaban de una sensación inefable de plenitud.
     Bueno, en realidad intentaba explicarme a mí misma las razones de esa agresividad que se desencadena entre nosotros cuando nos vemos, pero probablemente sea algo más complejo lo que explique esa agresividad o quizás no hay explicación alguna: salgamos pues del laberinto. Me gustaría hablarte de Pueblo, me gustaría explicarte todo lo ocurrido hasta ahora, pero si lo intento estoy segura de que no podré evitar el fácil recurso del recuento. Haría una enumeración de los hechos (Sergio aprobó oposiciones, yo aprobé oposiciones, etc,) y al final me daría cuenta de que no hablé de lo esencial, pero ¿cómo llegar al corazón de las cosas? ¿Cómo explicar los hechos sin perdernos en la superficial epidermis de la anécdota?
     ¿Si te digo que Pueblo es el infierno ¿te lo creerás? Pero no, tampoco es eso: Pueblo no es el infierno, yo soy el infierno. Esta no es una afirmación melodramática sino trágica y lo es porque sólo puede ser eso. No tengo manera de suavizar algo que no puedo explicarme. Durante estos meses no he podido evitar hacerme constantemente esta pregunta. Pensaba ingenuamente que debió haber un momento en el que se inició la caída, intentaba localizar ese momento pero lo cierto es que no descubrí momento alguno sino que mi memoria no supo reproducirme de otra manera que cayendo y esto me ha hecho pensar q ue el descenso al infierno se inició con mi salida del útero materno.
     Tú también debes tener en estos momentos tu infierno particular, lo supe cuando dijiste que esta tarde te habías escondido entre las sábanas y ahora te intentabas convencer a ti mismo de la necesidad de salir de ese refugio de doble cara: tan hermoso en algunas ocasiones, tan infernal en otras.
     Escríbeme, escríbeme una carta larga, larga, por favor y cuéntame … Exquisita y filósofa, mujer, clave de arco de cinco personajes que se desencuentran, perdóname la carta tan larga, larga, que te he escrito. Es hora ya de poner fin al intento. Ya puedes, lector, cabalgar por ti mismo. Sírvate de explicación una cita del viejo Epicuro: “Todo lo que hacemos persigue un fin: la supresión del dolor y del miedo.”


                                           - FIN-

martes, 21 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_47


     Es que es al contrario . Tienes que procurar molestar lo menos posible. No provocarle nunca. Pero con esas personas es que no lo sabes nunca. Es que están fuera de sí. No puedes prever lo que van a hacer. Es como en la cárcel ahora. Yo desde que he vuelto es que veo que todo ha cambiado pero a peor. Y además, las fachas se aprovechan para desestabilizar. No hacen lo que tienen que hacer. Pero so morrazo, que te están pagando un sueldo. Pero como la dirección es buena, y no exige. Porque yo a Paloma la quiero mucho, y me pongo en su lugar. Pero se le escapa de las manos. Porque no le exige lo que tendría que exigir. Y que la delincuencia ha cambiado. Antes, por lo menos tenías el cariño de las reclusas. Y te compensaba. Te parecía que por lo menos hacías algo. Pero ahora. Si me dice una esta mañana: veremos a ver como te va aquí. Con amenazas a mí. Pero es que la delincuencia ha cambiado. Antes podías hablar, y llevarte bien con ellas. Pero ahora dicen usté está ahí y yo aquí. Y se tiene que joder. Van a acabar por no tirar las basuras. Si. Bueno. No sé. Yo lo del teatro lo encontré en el colegio. Porque yo escogí letras. Y las de letras podían apuntarse al teatro. Y nos librábamos del latín y del griego. Y además quedaba como muy cultural y así. Pero nos daba clase el hermano de una monja. Y tenía mu mala leche. Y al principio lo pasé mal, pero luego me divertía mucho. Para mí era una compensación. Porque en la vida hay alegría y dolor. Y para mí, el teatro era la fiesta que compensaba el tener que ir a clase. Si. Yo le he tenido de profesor en primero. ¡Como vino del Actor’s Studio! Pero va de genio. Tiene dos o tres ayudantes que le traducen lo que dices. Porque va de genio. Y habla como los indios. Mi decir y eso. Narros es otra cosa. Dicen que no ha estudiado nunca. Que es autodidacta. Y que era muy mal actor. Que fue actor pero que era muy malo. Pero como director a mí me ha ayudado mucho. Porque te habla como de la calle. Estábamos haciendo Antes del Desayuno y me decía: a ver, ¿tú qué haces cuando te levantas? ¿Te duchas? Ah. Pues haz café. Y le ves, ahí, durmiendo. Pero mírale. Es el que te las está haciendo pasar putas. Pero escúpele. Y bueno, que tiene una imaginación. Siempre está poniendo ejemplos. Si. Paco Nieva es mariquita. Pero además exagerado. Y hay un chaval en clase que es rubio y está macicísimo. Y no le quita ojo. Es que si pudiera se lo comería. Y el chaval sin enterarse. Nunca se entera de lo que pasa. Pero ya no hay miradas así. Psicóloga. De la memoria locativa. De los periódicos con sabor. Y cuanto más atrasados, mejor. Niños al mundo para qué. Cualquier día nos ponen una bomba y se acabó. Exquisita. Del barrio de Delicias.


     Existe una Exquisita lejana y postal. Capital y Pueblo, a finales de Enero. Acabo de dejar la sorpresa de tu voz hace unos segundos e inmediatamente he cogido este papel. He cortado bruscamente el teléfono porque, de pronto, tu alusión a Rayuela me ha conmovido y ha creado en mi una extraña sensación de añoranza: yo no soy nada realista y constantemente pienso en los momentos que se fueron inútil y vagamente a sabiendas de que los hubiéramos podido hacer más hermosos.


     “Trac, trac, trac, maga, viajas en un tren imaginario de pasajeros” me dijo un día un hombre cuando yo era sólo una adolescente. No sé si efectivamente viajé algún día en ese fabuloso tren que mi amigo imaginaba, lo que si sé es que ahora vivo incómodamente instalada en la mediocridad y cada día oigo el traquetear de ese fabuloso tren y me pregunto constantemente si lo perdí, me apeé de él en un inoportuno momento y en la inhóspita estación en la que me encuentro ahora o sencillamente, no existió.

lunes, 20 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_46

        Exquisita de Excayola. Gata. Nacida en Madrid. Inteligente gata pedigüeña. Fuck you. Con música heavy. Me das un masaje, que tengo el hombro cansado. ¡Uy! ¡Uy! Despacito. Tiene algo de pajarito desplumado. Ha vaciado el bolso sobre los módulos y se empeña en ordenarlo buscando algo. ¿Tienes un cigarrillo? ¡Uy, qué de ellos! Dame otro para luego. Y se baja las hombreras por ambos lados. Mira recto y corto. Abre el monedero que, a su vez, al viejo estilo, guarda otro pequeño monedero dentro. ¿Quieres un collar de auténticas perlas Majórica? No gracias. No quiero cerveza. Al inclinarse para encender el cigarrillo deja ver un seno redondito y erecto. Culibaja. Panty negro y pata de gallo. Si espera. éste te pasa algo. O si no éste. Van a medias. Oye, cuqui, no tendrás veinte duros o cinco duros pa dejarme. Es que no tengo ni una pela. Y así, poquito a poquito …

     A decir verdad, Exquisita de Excayola también nació en Béjar. Y en Valdehijaderos y en San Roque y en Puertollano y en Villablinos y en Ceuta o Melilla. Y la historia se completa con otras muchas geografías y biografías. ¡Hola! Soy yo. ¿Sabes quién? Ah, bueno. ¿Dónde has estado? Ah. Te llamamos el viernes y no estabas. Y venga llamarte y tu so golfo en el Luxemburgo ese. Cariñosa. Morena ojiparda. Madre de dos y deja en paz a los niños. Madre de tres y mis hijos conmigo siempre. Aunque me ayudan mucho. La mayor sobre todo la pobrecita. Oye, ¿quieres que te diga una cosa? Eso, que no me importa nada tu historia del colegio. Oye, ¿de verdad que a ti no te afecta el champán? Es bueno este. Es francés, ¿no? ¡Uy qué borracha estoy! ¡Ah! Que eres tímido. Como todos. Todos sois tímidos. Pero yo los veo venir. Me cabrea mucho que digas eso. Con el único hombre con el que yo me he acostado ha sido con mi marido. No, no es un tiempo perdido. He hecho lo que creía que tenía que hacer. Pero mira, a mi me viene uno a la oficina. Y se queda fijo, con los ojos en blanco. ¿A qué hora sales? Yo salgo cuando me da la gana. Aunque el tío sea un tarzán de ojos azules. Como a mi jefe, que está todos los días ¿Se viene a tomar café? Y esta mañana le digo: Venga, vamos a tomar café. Se pone a temblar como un flan y me dice ¿Ahora se llama así? Es que las mujeres necesitamos otro ambiente. Y es otra cosa que lo rodea todo. Mira, gilipollas, te estoy hablando en serio. ¿Tú entiendes lo que yo te estoy diciendo? Es que somos distintas. Mira, hay otro en la oficina que es que le ves y es algo maternal. Siempre va con camisitas y corbatitas de cuero estrechas. Y es un listo que se las pela. Yo prefiero que se les vea venir. Que sean claros. Que te miren y te lo digan. Pero a las claras. Que es que los ves venir. No, tú no. Tú eres un tío cojonudo. Gilipollas. Serás cabrón. Eres un hijo de puta. Todos somos hijos de puta. Pero no me digas eso que me cabrea. Te estoy hablando en serio. Yo de cría odiaba a los hombres. Después de conocer a mi padre yo odiaba, bueno, más que nada también les tenía miedo. Pero a mí eso de que me tocara un chico. Bueno, volvíamos en pandillas del Instituto. Pero eran mis vecinos, no sé. Yo no les consideraba chicos. Eran mis vecinos. Que si una vez yo les pegaba, ellos me zurraban el doble; y si yo les apedreaba, ellos me escalabraban. Estamos todos escalabrados. Lo dice Exquisita y basta.

     El Savoll. Viernes noche. Exquisita de Excayola. Funcionaria de prisiones. Saliendo del Teatro Real. 3º Centro de Arte Dramático. Tropezando en el semáforo con la cita. Ya era hora. Es la primera vez que me toca esperar. A mí que siempre llego tarde a todas partes. Esta mañana me he levantado a las ocho. Así que mientras me visto y paro un taxi. Y como voy sin gafas. Me llaman la abanicos. Pero siempre pica alguno. Separada. Dos hijas. Doce y nueve. Es muy difícil aguantar a un borracho. Y no te puedes enfrentar. Es más el peso de la presión social. Vas a la comisaría, se ríen de ti. En el trabajo, tu madre. Todo te obliga. No. No. Es muchísimo más difícil para la mujer. Lo del rodillazo en los huevos es peor.
  


domingo, 19 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_45


     No puedes conocer tantos pájaros, dijo Exquisita. Yo también soy de pueblo y no conozco tantos. Pues nada, te hemos llamado porque estábamos aquí con Carlos y Ana, ¿sabes? Y no sé por qué me he acordado de ti. Y hemos dicho: es un tío cojonudo. Vamos a llamarle. Es que tú no cuentas nunca con la gente. Que hay que contar con la gente. Que te lo tengo dicho. Tu eres un putón verbenero. Si supieras en el sentido en el que te lo digo, te gustaría. Nos vemos entonces. Sí, en el Regaderas. Bueno. Hasta luego. Hombre, si ya estás aquí. Espera que voy a avisar a estos chicos. Qué loco estás. Casi tanto como yo. Iluso eres un risueño. Pues nada que estoy buscando novio para los fines de semana. Y me ofrezco como cocinera. ¿Por qué me llamaste el día de mi cumpleaños, que tu no sabías que era el día de mi cumpleaños? Tu eres un putón verbenero. ¡Uy que trompa llevo! Pero anda que tú. Oye, ¡y éstos? Es verdad. Se han perdido. ¡Uy qué loco estás! ¿Dónde vamos? ¿En serio? ¿De qué te ríes tanto? Eres muy risueño tú. Pero que loco estás Iluso. Lo dice Exquisita y tiene razón: No se puede ser blando. Al principio estuvo cautelosa. Hasta que creyó tener las riendas en la mano. Luego lo intentó todo. Y eso la perdió. No supo estar a la altura de las circunstancias. En esos casos, el suicidio. Una y otra vez. Como con la comida. A mí los canutos me dan MUCHA hambre. Y MUCHA clarividencia. No. No soy vidente. Pero con los canutos, casi preveo. Mira, hay algunas cartas que son muy claras, el sol o la Luna, La Muerte, que es que están ahí. Pero hay otras que saltan menos, que están en el medio como el Ermitaño. Tienes que aprender a hablar en el lenguaje de la gente. Al punqui como al punqui y al jipi como al jipi. Tienes que intentar ser joven. Tío, tú estás muy inadaptado. En esos casos el suicidio. Mírame a mí. Ahora ya no canto. Porque no quiero ser como María Ostríz, como yo la llamo. Y para eso prefiero no cantar. Pero sé que tengo mejor voz que la mayoría de la gente. Y echando las cartas estoy. Y como no soy vidente, pues me las tengo que apañar. Claro que lo blando es perfecto. ¿Cuanto tiempo hace que no oigo yo ternura y qué? Bueno, pues ternura y cariño, eso no es malo. Eso no es ser blando. Eso es otra cosa. Mira, a mi me pueden decir te voy a follar, o que ojos más bonitos tienes. Pero el problema es del que está en el medio. Que ni es ni no es. Ya sabes lo de los animales salvajes; que sólo atacan cuando huelen el miedo en el otro. La adrenalina, ya sabes. A mí nunca me han violado ni mucho menos. Así que no tengo miedo. No soy el tipo de mujer violada. Oye, este tío, el Ian Dury, ¿de qué va? Porque me suena mucho, pero ahora mismo no localizo nada suyo. Ah, es el de Espásticus Autísticus. ¿Es verdad que es poliomielítico? Ya. Con la que aluciné el otro día fue con la Nina Hagen. No, no sólo porque cante ópera, es que ella es distinta. Y además ella es muy religiosa. Pues que llegó un momento en que me vi. Era sólo su cara, pero era yo. Era mi cara. Yo estaba allí. Es que joder, una cosa es decirlo y otra sentirlo. Es que lo sentí. Yo era. No, no, ella era yo. Yo ya sé que con esta cara de antigua despisto un poco. Pero yo me visto un poco punqui y la mezcla está bien. ¿Me llevas a casa, o tomamos una copa, o qué hacemos ahora? No tío, es que como la cosa va de hablar por hablar, pues ...


viernes, 17 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_43


     En síntesis, la teoría sostiene que existirá amor romántico siempre que las personas se activen intensamente desde el punto de vista fisiológico y que ciertas claves ambientales -situaciones- indiquen que ese amor apasionado es la etiqueta apropiada para sus ardientes emociones. Deseo sexual y, por lo tanto, gobernado por las leyes de la psicobiología. Para decirlo pronto, cabe pronosticar que, saciado el soporte biológico del anhelo, gradualmente se extinguirá el sentimiento concomitante.
     Exquisita de Excayola nació el mismo día que el libro. Todavía nadie sabe para qué. Le hubiese gustado ser la dama de hierro, incluso se hubiese contentado con un buen granito para su estatua. Pero, los productos modernos tienen mucha aceptación. Excayola Sintética y Exmalte de Titanlux, Exquisita de Excayola para los amigos, llegó al odio vestida de azul. Con su camisita y su canesú y su flamante cartilla del Servicio Social. Usted ya estará contento. Le ha puesto final a un cuento. Usted dejará mi nido. Usted buscará el olvido. Y yo como siempre pasa me quedo a llorar en casa. Usted y yo nos conocemos cada vez menos. Usted destruyó mi mundo. Usted ya estará contento. Le puso final a un cuento. Y ya no somos los amantes buenos. Y cada vez nos conocemos menos. Usted y yo extraños otra vez. Exquisita de Excayola desborda amor. Maternal. Sus enormes pechos están hechos a propósito para amamantar. Con el espacio justo entre ellos para descansar la cabeza. O para asfixiarse. Al menos para sofocarse mucho entre achuchones, retorcimientos, y chillidos de ¡Mi niño! ¡Niño mío! ¡Uy como quiero yo a mi niño! ¡Cosita! y otras brillanteces por el estilo. Exquisita sabe muy bien que los hombres son niños. Exquisita nunca fue niña. Nunca ha tenido curiosidad. Sólo ha tenido amantes-niños a los que ella ama y cubre con el respeto a lo desconocido. Los consejos de una madre o una buena tía, siempre son los consejos de una madre o una buena tía. Y a fin de cuentas todos los hombres van siempre a lo mismo. Así que siempre estás con el miedo puesto. Miedo a decir te quiero, porque estos hombres, una vez que consiguen lo que quieren se van y ahí te pudras. Por eso Exquisita es Feminixta Radical. De las de contra violación castración. Para que nos vamos a engañar tío. A mí me gusta, como a todas. Lo que no me gusta es que se note que el tío lo que quiere es acostarse. Lo mío son los amores platónicos. Yo necesito estar siempre enamorada. ¡Y me pasa cada cosa!
     Figúrate que el otro día ligo con un jefazo. Un tío de esos importantes. De los que no se dice el nombre. Bueno, va y me invita a un estreno. Y yo creí que sería un estreno normalito. A todo esto yo no sé si le gusto mucho o no. Pero sí es siempre muy amable conmigo y me trata … Bueno, a lo que iba: cuando llegamos me encuentro con todo aquello lleno de luces. Si hasta creo que salí en la televisión. Y lo que no se es dónde van a publicar las fotos. Si es que me pasan unas cosas. ¡Uy, yo sí! Yo soy muy posesiva. Y me gusta estar siempre encima. Pero me entrego total. Y esto que me pasa a mí no es normal. Y es que tengo miedo. Se las hago pasar putas. Pobrecito. Porque apeado de su cargo es muy tímido. El otro día, me le quedé mirando, mientras freía sardinas, así, con aquella pinta. Quién me mandará a mí meterme en estos líos. Con lo importante que es él. Le vienen a buscar todos los días. Y sólo está localizable de noche. Es imposible. Si yo sólo quiero decirle que estoy con él. Aunque no esté. Decirle: ¿Cómo has pasado la mañana? ¿Has pensado en mí? Yo si. Claro que su secretaria me cuenta todo lo que hace. Y no tendría por qué darme explicaciones, ¿no crees? Y luego lo que tarda en llamar. Sí, yo podría acostumbrarme. Pero que me lo diga. Oye, ¿tu crees que llevarse bien en la cama es importante para un hombre? Nosotros las dos veces fue maravilloso. Muy bien, muy bien. Pero tengo tanto miedo a equivocarme otra vez. Por cierto, el otro día estuve cenando con Ramón. Otra de mis equivocaciones. Estoy que no aguanto. Esto que me pasa a mi no es normal. ¿Tu te crees? Pues que te parece que el otro día me dio dos besos en plena inauguración de un basurero. Mira, yo no sé como me las apañé para ir. No tenía que haber ido, pero fui. Y ¡Ala!, allí en medio de todo el mundo, va y me planta un para de besos y me da unos toquecitos aquí. Y todo el mundo mirando. Pero sigue sin llamar. ¿Sabes? Le he escrito una carta. A su domicilio particular. No sé si la habrá recibido, pero como no conteste, como no llame o algo … Yo no sé qué voy a hacer. Si es que soy una masoca completa. Mira que quien me manda a mí meterme en estos líos. Pero es tan mono. Otro día, cuando ya se iba, se volvió y me dijo: No tengo nada que hacer el domingo. ¿Te llamo? Y yo el domingo estaba como un flan. Porque el muy cabrito ¡Uy, pobrecito mío! Cabrito no. Con lo riquín que es. Pues había quedado en llamarme a las tres y me llamó a las seis. Pero salimos y estuvimos cenando. Y me estuvo enseñando unas fotos.

jueves, 16 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_42


     Llegará el día que pueda hablar de todo esto con más tranquilidad. Pero dudo que pueda hablar con más verdad. Sé que de puertas para adentro, cada cual hace de su capa un sayo, cada cual amaña su verdad y todo es relativo. Pero cuando alguien te avisa de que te va a hacer daño y te lo hace, tu puedes sacrificarte y sufrir el dolor hasta que te mueras o te canses, o puedes defenderte haciendo más daño a ser posible, o puedes retirarte de la lucha, haciendo inútil el dolor.
     Queda por encima de todo un sabor a tiempo perdido y a derrota. A conocimiento y aceptación. Y queda la vida. Lo único que hay. Lo único que tenemos. Os seguiré queriendo. Mario.

     Todas las experiencias sexuales son la primera. Pero siempre hay una primera en el tiempo. Diferente de experiencias sensoriales anteriores. No personales. Cómplices del universo.

     El gran principio fue lo prohibido. Escondidos en algún rincón, tras el portón. No es ser precoz. Es sólo el afán de la transgresión. Dos cómplices del mismo sexo buscando distracción en el verano.

     Ya queda dicho: cada vez es una primera vez. La primera vez con una. Con uno. Prima. Amiga. Vecina. Mujer. Puta. Novia. Loca. Hermana. Amante. Esposa. Madre. Virgen. Subnormal. Lesbiana. Pareja. Cama redonda. Y deben faltarme muchas. Sin hablar de la masturbación. La más normal de las experiencias sexuales de una persona normal.

     El resto, se agita entre amplios márgenes: Me ha dado fuego sin mirarme siquiera; no recuerdo su nombre, pero apenas hace dos meses que nos besábamos ¿apasionadamente? en este mismo bar.

     A las mujeres en lo que a mí respecta. Los sentimientos que no tengo, no los tengo. Los sentimientos que no tengo, no diré que los tengo. Los sentimientos que a ambos nos gustaría tener, ninguno de los dos los tenemos. Los sentimientos, que la gente tendría que tener, nunca los tiene. Si la gente dice que tiene sentimientos, puedes estar bien segura que no tienen nada. De modo que si quieres que sintamos algo, olvídate de cualquier idea de sentimientos.

     El amor no significa, ni ha significado, lo mismo para todos los mortales. Aunque con movedizos apoyos, diversos estudios han llegado a distinguir hasta cerca de una docena de peculiares estilos de amar, estilos que han de ser entendidos, claro está al weberiano modo, como tipos ideales, sin existencia actual pura en la realidad. Con la brevedad que las circunstancias demandan y, simplificando un tanto las cosas, hay por ejemplo un estilo amatorio lúdico, epidérmico, no monógamo, que encuentra sus raíces en la conceptualización del amor como frivolidad o simple diversión. En el que, conscientes los jugadores de su brevedad, se fingen sentimientos en complicidad, sin que exista obsesión por los celos o angustia ante la incompatibilidad sexual; hasta que, siguiendo los consejos de Ovidio, uno abandona el juego antes de que la compañía del amado llegue a ser insoportable. Amor este diferente de aquel otro, indistinguible a veces de la amistad entre personas relajadas, de antiguo conocidas, indiferentes a la aparición de todo posible príncipe azul -o mujer fatal- convencidas firmemente del “hasta que la muerte os separe”, con escasos conflictos y más o menos rutinariamente gratificados en sus normales necesidades sexuales. Diferente asimismo del amor pragmático, utilitario, que trueca estado por belleza o seguridad por fidelidad y en el que los celos, si aparecen, encubren la violación de un tratado o lesionan intereses invertidos. Hay que puntualizar que, contra lo que pudiera pensarse, algunos datos empíricos disponibles permiten vaticinar la relativa solidez de este tipo de relación -así funcionan muchos matrimonios por computadora- ya que los estudios sobre satisfacción matrimonial revelan que la equivalencia y/o complementariedad en ciertas características fundamentales de la pareja es un importante factor de estabilidad. Como, en fin, hay un estilo maníaco, habitualmente exaltado por los artistas, de aquellos invadidos por una obsesiva -aunque felizmente efímera- pasión devoradora, en sempiterna lucha contra algo, menesteroso de la presencia física de otro, exclusivo, cuajado a veces en un estado mental de “imbecilidad transitoria” (Ortega) y nutriéndose vicariamente otras de las desventuras de Tristán, Melibea, Elvira Madigan o Simplemente María, según los casos.

miércoles, 15 de febrero de 2017

OPERACIÓN VIDEO_41


     Mis queridos y muy engañados Angel y Marita, Marita y Angel. Tengo que escribiros porque desde que dejamos Sevilla, hay una conversación pendiente con vosotros que me cuelga por los entresijos y no consigo quitármela de encima. Os lo debo. Con el deber de quien quiere ser leal. Y con la necesidad de quien quiere que los demás tengan de él una imagen lo más cercana posible a la realidad.
     Sin duda creo que os entristecerá la noticia de que vamos a divorciarnos. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Serrat dixit. Y en este caso considero que es más bien al contrario. Debería alegraros. Tengo la absoluta certeza de estar haciendo lo mejor que puedo hacer en estas circunstancias. Con eso ya es suficiente. Es mi vida y tengo, no sólo el derecho, sino la obligación de ser coherente conmigo mismo. Creo, además, que es lo mejor que puedo hacer por Exquisita. No sé ni puedo hacer más por una persona sino que viva su vida conforme a su propia ley. Puedo concebir la ley de Dios y las leyes del Hombre. Pero me considero incompatible con la ley de UN hombre o mujer concretos. Y con quien miente. Premeditada y encantadoramente miente. A sus amigos. A sus padres y a sí misma. No soy maestro, ni salvador ni guía. Puedo aportar mi punto de vista y mis sentimientos, pero no mi vida. Hace mucho que suprimimos los sacrificios humanos en la aras reales.

     El proceso siempre es el mismo. Dos figuritas ridículas, de barro, juntas por azar en un estante, deciden ser dioses. Y se conceden mutuamente la fe. Más tarde o más temprano, una de las dos ridículas figuras, y si hay suerte las dos al tiempo, bajan a sus pies de barro y aceptándose se convierten en personas. Puede ocurrir que las dos ridículas figuritas, una antes y otra después, y si hay suerte las dos al tiempo, se acepten los pies y el cuerpo entero de barro y el barro todo del mundo. Y entonces ellos sean sus verdaderos dioses de carne y hueso. Entre otras muchas, cabe la posibilidad de asumir el barro a destiempo. Y es el caso. Y de no asumirlo. Y también es el caso. Lo que ocurre entonces es que alguna de las dos ridículas figuritas, y si hay mala suerte, las dos, se rompen en pedazos, o una mano viene y al hacer limpieza, traslada las figuras y pone a cada una en un estante diferente. Y la historia vuelve a comenzar.


     Todo eso por hablar de fe. Pero hablemos de sexo. Y de la utilización del sexo. Y del chantaje que nos hacemos y nos hacen con el sexo. Hablemos del sexo y del dejar hacer. Y de las ignorancias del sexo. Y las vergüenzas, que siempre se ha llamado así al sexo. Hablemos de los silencios sexuales. Y de los lenguajes mudos del sexo. Los tabúes del sexo. Y, buscando en algún rincón de la memoria, cubiertas de tristezas y de insatisfacciones hablemos de algunas alegrías del sexo. Y de la liberación del sexo. El juego de las figuritas volverá a comenzar. Pero con los pies lo mas en el suelo que puedo. Con todos mis sentimientos a flor de piel. Con conciencia crítica real y, sobre todo, con el corazón puesto sobre mi vida que es única e irrepetible, he tomado mi decisión. Consciente por ello mismo de que elijo la mejor solución a mi alcance.

martes, 14 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_40

  O mejor dicho, así huele la vida. Alguien que muere y alguien que nace. Nadie sabe ni por qué ni para qué, pero es así. El Loco está loco porque no ha encontrado respuesta. Ni a esa ni a otras muchas preguntas que se hace. Claro que el Loco coincide muchas veces con los demás, o dicho más propiamente, todos los demás tienen ramalazos de locura. El Poeta, por ejemplo, no entiende la mentira. Y como consecuencia, tampoco entiende la vida. Hablan el Poeta y el Loco sobre las piedras, el aire, el agua, las nubes, el cielo, la lluvia y otras cosas bellas e inanimadas. Y convienen entre ellos en que no mienten. Hablan también de los hombres y las mujeres. De los niños y los ancianos. Y convienen en que mienten. Por miedo, por malicia, por oficio, por juego. También con el Pintor habla el Loco. No mucho, porque sobre todo pintan. Pero entre mezcla y mezcla, entre mano y mano, fuman un cigarrillo y hacen algún comentario. Casi siempre sobre la inutilidad del arte. Coinciden el Loco y el Pintor en que una característica fundamental del arte, perdido ya su uso como representación de los sagrado, es su inutilidad. Sólo sirve a quien lo hace, mientras lo hace. De nada le sirven a Van Gog los miles de millones que ahora pagan los japoneses por sus girasoles y sus retratos. Ni el pedestal en que le hemos puesto va a devolverle su oreja, dice el Loco con mirada maliciosa. El Pintor calla y otorga mientras apaga el cigarrillo y se aferra al pincel. Sólo el Publicitario discute con el Loco. El Publicitario está cuerdo y reniega de él. Oscuramente sabe que tiene la batalla perdida y por eso mismo abjura del loco. Claro que el siervo del márquetin también duda. Y ahí le duele. El Loco encarna todas sus dudas. Y es muy duro verle ahí, cara a cara, y saber que él es todo lo que el hombre responsable quisiera ser sin atreverse a serlo. El Publicitario y el Loco no se llevan bien. Como dos caras de la misma moneda. Siempre juntas. Siempre irreconciliables.






QUINTO CAPÍTULO




Incauto lector que hasta aquí has llegado: debo confesarte un secreto a voces: el movimiento se demuestra andando y caminante no hay camino. Dale la vuelta a los personajes que conocemos. Pongamos que el Pintor es fotógrafo, por aquello las afinidades de luz y encuadre. El Poeta puede ser actor, que también tienen algo en común, porque los dos declaman. Al Publicitario colócale la etiqueta que mejor te cuadre; por ejemplo la de auxiliar administrativo, o la de tornero o barman. (Aviso: si el palabro no está aceptado por la Academia, sustitúyese por camarero) También puedes adjudicarle el papel de vendedor a domicilio, obrero a destajo y hasta estudiante de filosofía. En fin, que cualquiera es intercambiable. Menos el Loco. El Loco no es intercambiable porque ya hemos quedado que es el único vivo. Y además, el que los comprende a todos. El Loco es la clave de arco de esta novela. Sin él nada tendría sentido. Eso contando con que algo de todo esto tenga sentido. Y no te olvides de Exquisita. Ella es la razón de ser del Loco y, como consecuencia, la razón de ser de todos los demás. Y si hasta aquí el rompecabezas no tenía ni pies ni cabeza que romper, hay razones para pensar que algún tipo de hilo ata esta gavilla. Prepárate lectora. Ahora te toca a ti. Tú eres aquella por quien y para quien se escribe. El anhelo perdido que hizo del Loco todo lo que es. Has sido tú, te crees que no te he visto. Tu inspiraste al poeta. Tu incitaste al pintor. Por ti y para ti trabaja el publicitario. Por ti suspiramos, gimiendo y llorando. Fuente oscura. Claustro al que volvemos. Aspiración irrenunciable. Tú que tampoco tienes la culpa de ser como eres. Mujer a tu pesar. Mujer con tus pesares. Objeto de culto. Objeto de deseo. Objeto a secas. Persona cuando puedes, como todos. Exquisita, sal a la luz. Alumbra ya esta tiniebla y dale, por fin, un sentido. Todo lo que has leído y todo lo que leerás, no puede pagarse con una tarjeta. Todo lo que has leído y todo lo que leerás, tiene un principio y un fin: tu misma.

lunes, 13 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_39


     Y no salirse del marco. De ese orden y esas proporciones surge una tensión que trata de escapar del marco de referencia. Cuando la tensión surge es difícil de contener. Pero sólo cuando hay tensión, hay cuadro, novela o canción. ¿Hacia dónde va ésto? ¿Merece la pena el esfuerzo? Lo fácil es decir que no. Que no sigues. Pero, ¿Estás seguro de que puedes hacer algo mejor? ¿Y que puedes hacerlo ahora mismo? Here we are. Doing the best in a bad situation. Voluntarismo sin duda. Pero dice Popper que hay probabilidades lastradas. Que el mero hecho de concebir una realidad nueva, significa una mayor probabilidad de suceso.)
 

     Moradell expone sus trabajos de Palamós en una galería del Paseo de Gracia. En Palamós, una casa vecina del puerto es su refugio de verano. Tal vez herencia de sus padres. Desde allí, las barcas que reposan en la playa, tienen sombras puras y matices cambiantes. Desde allí, se veía a las peixateras pasar con sus cestas de mimbre sobre el moño, camino del mercado. Se veían, y se ven, algo más lejos, los sombrajos de la playa difuminándose en el atardecer. Los cuadros de Moradell no son caros. Y además, la galería se queda con el cincuenta o el sesenta por ciento. En realidad no se saca dinero con la pintura. Sólo alguna buena crítica que dice que la obra de Moradell es l’obra ben feta.

     
La portada del catálogo es un tema de barcas. El original, dibujado con rotulador negro sobre cartulina sin estuco, va perdiendo nitidez. Ya se sabe lo volátiles y susceptibles a la luz que son estas tintas de rotulador. Aunque no es menos cierto que esa tinta desvaída tiene ahora un como regusto al lápiz. Y hasta parece como si lo matizado de las sombras hiciese que destaque más que nunca la perfecta composición. En el ángulo inferior derecho, el original tiene una dedicatoria: A mis buenos amigos Iluso y Exquisita. Moradell.

     
(Como en la vida misma, los personajes de la novela van apareciendo e imbricándose unos con otros. Toma nota, querido lector. Y cuando alguien te pregunte por qué eres pintor, dile que la culpa la tiene Moradell. Dile que cuando Moradell, sentados todos en el agradable cenador de su casa, dijo que odiaba a los pintores relamidos, que había que dejar pintura, que es la materia la que hace el cuadro, dile que entonces tu no tenías ni idea de que aquellas fueran palabras de fuego. De las que marcan.)

    Así podríamos seguir casi hasta el infinito. Hablando de Moradell y de todos los demás pintores. De los cuadros que cuelgan tras de mí, en la pared de tu izquierda, o, unos metros más allá, arrinconados, amontonados por todas partes en el estudio. Hablar de M. Panero, de Santiago, de V. Arnás, de Resti, de Lechuga, de Loluá, de Pedro S. Ruiz, de A. Gil, de Jesús Rodríguez y también de ese fresco sin firma que tu has enmarcado con especial esmero. Está claro que podríamos hablar de pintura sin parar, pero ésto no es una crítica de arte. Es sólo una novela. O, al menos, intenta serlo.

     
De todos los personajes de la novela, el único que no es tinta sobre papel, el único que tiene carne y sangre propias, es el Loco. Sólo el Loco vive. Sólo él entra y sale. Sale y entra de la realidad a las páginas y de las páginas a la realidad. El Loco, que como ya sabes, informado lector, siempre vuelve, trae un soplo de aire fresco hasta estas líneas ya muertas. Claro que no siempre es así. A veces se presenta con una tufarada intensa y nauseabunda. Como a carne podrida y semen reseco. Y eso también es vida.

domingo, 12 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_38


     El blanco es la gran tentación. El blanco magnífico, el impoluto y tenso. La hoja de papel. La tela en el bastidor. El blanco, como en ARCO, es lo único vivo y necesario. La grave atracción del vacío es el mensaje subliminal que nos remite el blanco. La atracción que lleva a Rafael Martín-82 a llenar un hermoso y blanco pliego de grueso y esponjoso papel, con su acuarela aguada y diluida. Con pinceladas grandes y un poco imprecisas, que impostan oscuro sobre claro, hasta ir construyendo un arco de entrada a la Plaza Mayor. Luz y sombra. Balcones corridos, ventanas traspasadas de luz. Arco por el que se puede entrar a la plaza mayor de los recuerdos ingenuos. Entre Manolo s/f -datos fidedignos permiten fecharlo en el 81- y Manolo 84, hay sensibles diferencias. Manolo s/f es la atracción pura del vacío. Hoja blanca de papel de bloc de desecho. De poco más gramaje que un folio normal. Cortado y encuadrado con el passe-par-tout (13x18 aprox.) Manzana y media de experimentación gozosa. Ceras y anilinas entonadas. En Manolo 84, el llamado del blanco se disfraza de camaradería para cubrir la tela comprada (25x20 aprox.)
     Sobre la imprimación mecánica se expanden los colores en pinceladas relamidas y minuciosas. En una equilibrada composición conviven los trigales de la llanura con las diminutas montañas lejanas. Un cielo difuminado en blancos ocupa casi todo el espacio. Y suspendida en él, flotando en la zona media, desplazada a la derecha, una redonda señal de tráfico, contiene el perfil blanco de una bicicleta sobre fondo azul oscuro informativo. Una cinta de asfalto pardo, dividida por la discontinua blanca, pasa bajo la señal y se pierde por la izquierda, entre el trigal y las montañas, después de hacer una dibujada curva. Flotando en bicicleta.
 
     En la sanguina de Cundín, se juega mucho con el blanco. Se juega hasta convertirlo en vacío. De espacio en dos a espacio en tres dimensiones. El torso de hombre, desnudo y de espaldas, mantiene la fuerte tensión que provoca la pierna izquierda, firmemente tendida. El giro de los riñones. Los brazos levantados. A la altura del hombro, uno; a la de la cabeza el otro. Masas en movimiento resaltadas por el contraste sanguina-pastel blanco. Hay una dedicatoria casi ilegible: A Luís … Quien lo perdió nunca puso interés en recuperarlo. Quien lo encontró lo olvidó luego sobre la repisa.

     En Cucho 1.925, la atracción del vacío es algo natural. Se da por hecho que el blanco está ahí precisamente para eso. Meterle lápiz al papel y crear un juego de variadas lecturas. Incluyendo la mentira del sofá/coche, la verdad del abandono y la sugerencia y, también, la mentira de la fecha. El Gran Gatsby se convirtió en el Capitán General de los Pasotas. Luego, sobre algo posmoderno y entrevisto, se reencarnó en el Hombre de la Cámara y enviaba anónimos con su propia imagen, riéndose de los precios de risa de Alcampo.

     De Moradell hay mucho que decir. Primero por tratarse de cuatro cuadros y después porque hay mucha pintura encerrada entre estos marcos. De Ernesto Moradell dicen los críticos que es el hombre de l’obra ben feta. Y por lo que sabemos es cierto. En 1977, fecha de las obras, Moradell es un hombre ya bien pasada la cincuentena. Pulido, afable y con un montón de carteles premiados. Carteles para el libro, para la salud colectiva, para el tráfico y para montones de empresas y productos. Ernesto Moradell trabaja en Barcelona. De espaldas a Tuset y a la gauche divine. Va y viene cada día a Bellaterra en los ferrocarriles catalanes. Vive en un hermoso chalet de dos plantas y tiene algunos cientos de metros con árboles y césped alrededor de la casa. Desde su colina, Moradell siente pasar el tiempo. Su estudio, en el piso superior del chalet, es amplio, confortable, bien iluminado y ordenado, como corresponde a su personalidad. Las ventanas corridas, situadas en las tres paredes exteriores, están situadas a la altura precisa y tienen la abertura rectangular necesaria para que la luz sea uniforme, matizada e indirecta. Conchita, la agradable mujer de Ernesto y madre de su único hijo, sale a recibirle cada día cuando vuelve de la agencia. Le besa suavemente en las mejillas y aparta al perro pastor que le hace compañía en sus largas horas de soledad. El perro es celoso y no soporta que la pareja tenga la más mínima efusión en su presencia. Interpone su cuerpo, gime y ladra hasta que se separan.

     (Convengamos en que este cuarto capítulo tiene sus altibajos. La cocina del cuadro no es sólo la mezcla de los materiales sobre el soporte. La cocina del cuadro, de la novela, de la foto y la canción; la novela de la vida, exige un orden de materiales y unas cantidades precisas en la mezcla.

sábado, 11 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_37


     Cuando desmonten esta feria de las vanidades inversionistas llamada ARCO, van a tirar mucha de esa tela blanca. Una fina trama de algodón sin imprimación alguna. En paños de dos metros de ancho por un largo indefinible, que puede acabar bruscamente en desgarrones o en una hilera de grapas de decorador. También puede encontrar soluciones de continuidad en anchos y bien trabados costurones que definen espacios desequilibrados. Y es precisamente ese soporte, ese significante, lo que está emitiendo su mensaje sin interrupción. En ARCO, la única posibilidad de vida está en las paredes de los stands. En los espacios vacíos que cubre el algodón tramado. Hay que volver. Encontrar el lugar donde van a tirar tanta vida y vivirla. Aparcar bajo los árboles, fuera de la vista del edificio. Entrar por el portalón de servicio. Rodear el edificio y llegar hasta la base de la rampa exterior que comunica con la planta superior. Saludar distraídamente a los que charlan junto al camión. Vestido anodinamente, pasar ante ellos y subir por la rampa dejando paso a los que bajan cargados con cajas y paneles plásticos de los stands. Hace poco más de veinticuatro horas, esto era ARCO. Ahora es sólo una nave diáfana con estructura funcional de vigas de hierro atornillado que recuerda una estación de principios de siglo y también la Torre Eiffel. En esta nave, de suelo grosero de hormigón, repleta de restos, cables, cajas y montones de blanco lienzo, nadie se extraña si uno mantiene las distancias y no distrae. Seleccionar los mejores trozos de tela sin llamar la atención no es difícil. Doblarlos cuidadosamente, dar una vuelta al recinto, por si hay algo más que merezca la pena, y salir saludando amigablemente, no sólo es fácil, sino también alegre y excitante. La alegría de la épica que convierte el hecho cotidiano en algo trascendente. O que, al menos, así lo pretende. Por eso todos somos quijotes y esto es una novela.
En todo buen relato épico, a cada batalla ganada le sucede otra más difícil. Y siempre con un fin incierto. Como aquí un capítulo sigue a otro. Un personaje deja atrás a otro. Un folio es sustituido por el siguiente y así todo.
     Pero de momento será mejor no plantearse demasiadas cuestiones sobre el discurso metodológico y aplazar la cuestión hasta un primer visionado completo. Ya queda dicho al principio del capítulo: siempre queda la solución de no incluirlo. Por tu parte, lector, eres mucho más libre: puedes pasar de la primera a la última página sin que tu novela sufra ningún menoscabo. Habrás construido la novela que querías construir.
     El blanco es la gran tentación. El blanco magnífico, el impoluto y tenso. La hoja de papel. La tela en el bastidor. El blanco, como en ARCO, es lo único vivo y necesario. La grave atracción del vacío es el mensaje subliminal que nos remite el blanco. La atracción que lleva a Rafael Martín-82 a llenar un hermoso y blanco pliego de grueso y esponjoso papel, con su acuarela aguada y diluida. Con pinceladas grandes y un poco imprecisas, que impostan oscuro sobre claro, hasta ir construyendo un arco de entrada a la Plaza Mayor. Luz y sombra. Balcones corridos, ventanas traspasadas de luz. Arco por el que se puede entrar a la plaza mayor de los recuerdos ingenuos. Entre Manolo s/f -datos fidedignos permiten fecharlo en el 81- y Manolo 84, hay sensibles diferencias. Manolo s/f es la atracción pura del vacío. Hoja blanca de papel de bloc de desecho. De poco más gramaje que un folio normal. Cortado y encuadrado con el passe-par-tout (13x18 aprox.) Manzana y media de experimentación gozosa. Ceras y anilinas entonadas. En Manolo 84, el llamado del blanco se disfraza de camaradería para cubrir la tela comprada (25x20 aprox.)

viernes, 10 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_36


     La otra exposición son acuarelas con ceras. Lo vio y le gustaron. Son originales. El mes que viene expone tapices. Qué preciosidad. Ella no sabría pintar. Hacer tapices sí- Hacer cosas con las manos se le da muy bien. Ya tiene comprometidos Enero y Febrero. Por eso tal vez en Marzo. Le parece bien que tu vayas mirando por otro sitio y ella te avisará con tiempo. Ella hace ésto por hobby. Alguien tenía que hacerlo porque Pedro estaba harto. Y ella era la licenciada. Pero lo hace porque le gusta. No tiene prisa pero recuerda que tiene algo que hacer. Te pide un duro prestado para completar lo suelto para el metro. Por no tener que dar un billete de mil. Te deja a deber cinco. Y a ver si nos vemos por Elígeme. Si recuerdas que esta novela se llama Operación Vídeo y te enteras de que el primer capítulo se llamó Camino de Spots, considérate afortunado, lector, y ve atando cabos. Otra pista que también puede ser primitiva le añade al título una nota aclaratoria: historias del personaje que vive cinco vidas en una novela. Hay también un índice no confirmado en el que figuran los capítulos con denominaciones atípicas: Capítulo Sábado. Capítulo Inglés; con anotación manual: Torrejón Radio. Capítulo Avignon; también anotado: folletos. Capítulo Teatro: Eduardo II. Folleto Gallo Vallecano. Carta Alicia. Folleto Círculo. Capítulo Cine, y en anotación: Anemic Cinema. Conde Duque. Súper Ocho. Capítulo Opinión, con sus correspondientes anotaciones: Flash back. ¿No revelar año hasta final? Capítulo Números Uno. Anotación superpuesta: hobby. Capítulo Mario alfares, que está tachado en azul y con igual lápiz escrito Iluso. Hay otra anotación que dice: Diego de Torres. Capítulo Exquisita de Excayola.

     Lo peor de morirse sin vender un cuadro es morir con el convencimiento absoluto de que nadie te cree. Por el contrario, vivir sin vender un cuadro no es difícil. Es algo que también hace la mayor parte de la raza humana. Lo que sí es verdaderamente difícil es vivir sin pintar. Como es difícil vivir sin amante. Acaba de llegar el loco. Hay que ir acabando el foliomalditoquenuncaseacaba. El loco tiene sus normas. Y es muy respetuoso con ellas. Sólo que son normas de loco.

     El loco se fue y volvemos a la misma mañana del sábadoqueseacabaenseguida. Preocupación sobre la falta de una tensión interna en lo que precede. En esta novela no pasa nada, oiga. En realidad, aquí nunca pasa nada y al final, tampoco. Por otra parte, ¿Es lícita una épica de lo cotidiano? ¡Qué cansado vivir todo el día a caballo y armado hasta los dientes de defensas! Puesto el prurito de vivir en la lucha, ¡Ahí vamos, peleando! Es la agresividad de la que sale cada cuadro. Cada color. Cada tela robada en ARCO. Lleva horas paseando por ARCO. Ya está borracho de colores y materias. De formas, novedades y gente. Ha pasado la euforia de los primeros sorbetones chorreantes. Esos que llegan por dentro y transmiten una importante cantidad de escalofrío en medio del orgasmo. Aquella pincelada gruesa y bien definida, llena de una materia desconocida, algo entre plástico y oleaginoso, un denso y moldeable semisólido pletórico de fuerza y color. Y los raspados, bruñidos, macerados, negros y grises de un metal imaginado y creado que ahora cuelga en el stand de la galería extranjera. Ahora, sólo de cuando en cuando, una composición, o una materia rica, llaman la atención. Sólo la tela blanca de los stands envía un mensaje sublímine que aún no es posible inteligir. ¿Y qué relación guarda ese mensaje con el sueco Lindstrom y el portugués o brasileño -es muy probable que sea mujer- Joao Gilberto?


jueves, 9 de febrero de 2017

OPERACIÓN VÍDEO_35


     Merly. Merly. Papeles pintados Torres. Pulseras Medallas Sortijas Relojerías Duward. Gracia. F. Festina Joyería Certina Contado Plazos. Torres. Torres. Modas Gelen. Modas Gelen. Droguería y Perfumería. 4 Perfumería Droguería 4. Cafetería Estrella. Churrería. Clínica Podológica Muñoz Cirujano Callista Plantillas ortopédicas a medida. Los Guerrilleros No compre aquí vendemos “muy caro”. Papelería Juguetería. Huevos Aves Caza. Mecanografía Audiovisual. Oposiciones. Caja de Ahorros. Dentista Rayos X Médico. Estudios. Banco Occidental Oficina. C.D.N. Sala Olimpia. Dentista Clínica Dental Consultorio Médico. Simago. Nieto. Garganta Nariz y Oídos. Consulta Económica de 7 a 8. Farmacia. Calle de Lavapiés. Farmacia 10. Coloniales. Plaza de Lavapiés. Calle del Olivar. Todo es pintura y todo es pintable. Y, a veces, la vida se vive así. Ahora, apréndete lector el paisaje. Te resultará conocido y lo verás más veces. Es todo tuyo. Luz, de atardecer de Junio. Con el sol a las espaldas. Al frente: nube oscura. Hueco claro. Edificio a rayas. Edificio bitono siena tostada / pardo Van Dick. Tejados curvilíneos negro asfalto. Pared hueso al sol. Hotel Cuzco. Edificio marrón aluminio. Edificio gris hormigón. Ministerio Eurobuilding. Reverbero en franjas blancas. Masa de azoteas inseparables en la profundidad de campo. A la izquierda, en primer plano, tubos, motores, extractores, calderines, antenas. Terraza. Cruz Roja. Triple edificio blanco parduzco junto a una crema pared de rojas tejas. Terraza corrida de blanco ceniza. Nube rosiblanca, nube rosinegra. Hueco. Línea clara. Franja oscura. Hueco. Nubarrón. Algodón difumino amarillo sobre mí. Y al fondo, un rojo entreverado en plomo. Edificio comercial. Edificio de apartamentos. Sede de banco. Casitas bajas. Recovecos solitarios. Terrazas. Edificios de aluminio gris y cristal negro. Edificios de hormigón y cristal. Edificios de hierro y cristal. Edificios de cristal y cristal. Al rojo ladrillo y al gris hormigón. Un movimiento de naranjas y grises en el cielo. Vencejos y golondrinas.

     En Octubre vino la marchante que no lo era. Rubia de ojos azules y gallega. Licenciada en arte. Del que sólo estudió tres años y muy poco. Hace esto por amor al arte. No cobra por ello, gana si tu ganas. Hay que hacer hueco a los que empiezan. Un cuadro debe tener su sitio. Como  el frigorífico y la televisión. Un sitio suyo, propio. Hay que tener el sitio para el cuadro. Y el cuadro no sabe si es bueno o malo. Sólo si siente la sensación de que te transmite algo. Un cuadro lleno de color le transmite claustrofobia. Le disgusta la sensación de claustrofobia. Otro cuadro le recuerda a un fauvista que le salió una vez en un examen de oposición. Y no sabía por donde cogerlo. No ha vuelto a ver aquel cuadro. Allí los rojos eran amarillos. No supo nunca de quién era. El hombre con el que vive tiene un cuadro en un pasillo de 90 centímetros de ancho. Él no entiende. Un cuadro tiene que tener su sitio. Él le regaló un cuadro volumétrico porque sabía que a ella le gustaba. A él no le gustaba pero se lo regaló. Lo tiene puesto en su sitio. Un sitio donde puede verlo. Se lo compró a un pintor que expuso por primera vez en Elígeme hace poco. Muy salvaje. Muy agresivo. Hay que desacralizar el arte pero cree que no es tan grave. No le importa la técnica, hay que dar una oportunidad a los que empiezan. No puede prometer nada. Y desde luego nunca antes de Marzo. Y no podrá ser todo el local. Ahora tiene la política de hacer dos exposiciones al mismo tiempo. Dos cosas distintas y raras. Para que la gente note que hay algo en las paredes. La exposición actual es de batiks. Ella nunca había podido tocar las telas. El tacto es algo tan fino como no lo conocía. Y vistas con lupa son preciosas.